Iván Canet Moreno - 305 Elizabeth Street

Здесь есть возможность читать онлайн «Iván Canet Moreno - 305 Elizabeth Street» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

305 Elizabeth Street: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «305 Elizabeth Street»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Robert Easly, un joven de 22 años que sueña con convertirse en escritor, llega a Nueva York para descubrir que, en la gran ciudad, ni las luces son tan brillantes ni las sombras tan oscuras. Y descubre a Sasha, una alocada drag queen que resulta ser la estrella de «The Works», el mejor lugar donde pasar la noche en el Greenwich Village. Descubre también a Guido, un prostituto que se desliza entre sábanas y recuerdos enterrados. Y a Laura, que anhela llegar a protagonizar su propio Desayuno con diamantes.Robert descubre a Martha, una joven descarada que vive para capturar el momento en una fotografía. Y a Carlos, que prepara las mejores «bombs» de la ciudad. Y a Bonnie, a quien Martha Reeves dijo en una ocasión que tenía la voz muy bonita. ¡Y a Judy Garland! Bueno, no a la cantante, sino a una gata llamada Judy Garland. Y con tanto descubrimiento, en la Nueva York que nunca duerme de 1978… ¿será capaz Robert de descubrirse a sí mismo?

305 Elizabeth Street — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «305 Elizabeth Street», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Bueno, ¿y quién eres tú? —preguntó él mientras abría la suya.

—Robert —respondí.

—Eso ya nos lo has dicho. Queremos saber quién eres, no tu nombre. Eres nuevo en la ciudad, ¿verdad? —Asentí—. ¿Y qué has venido a hacer aquí? ¿De dónde vienes? ¿Cuántos años tienes? ¿Qué es lo que buscas?

—¡Ya, Guido! ¡Ya! ¡Por el amor de Dios, lo estás aturdiendo! —lo reprendió Sasha—. ¡Me estás aturdiendo incluso a mí! —Guido se rio y se disculpó.

—Soy de Lanesborough.

—¿Lanesqué? —preguntó extrañado Guido.

—Lanesborough —repetí.

—Lanesborough, Mississippi. Ahí es donde Robert Johnson le vendió su alma al diablo, ¿no es cierto?

—No, no… Lanesborough, Massachusetts. Es un pequeño pueblo que está cerca de la frontera con el estado de Nueva York. Tengo veintidós años y he venido porque quiero convertirme en escritor.

—¿Escritor? ¡Eso es genial! ¡Un artista en el grupo! —exclamó Sasha.

—¡Eh! ¡Que yo también soy un artista! —se quejó burlonamente Guido.

—Cariño, a lo que tú haces no se le puede llamar arte…

—Te podría enseñar una agenda repleta de clientes que estarían dispuestos a rebatir esa afirmación de inmediato. —Se rio—. En cuanto a la ropa, Robert, no tengas ningún reparo a la hora de utilizar toda la que necesites. No tienes ni que pedirme permiso: entras en mi habitación —señaló con el pulgar la puerta que había detrás de él— y coges lo que más te guste; cuando se ensucie: al montón de la lavandería.

—Gracias, pero intentaré comprarme algo lo antes posible…

—Sin agobios. Si necesitas algo, sólo tienes que decirlo.

—¿Por qué… hacéis esto por mí? —pregunté.

—¿A qué te refieres? —preguntó Sasha.

—Me recoges del parque y me ofreces quedarme en tu casa a pasar la noche. Dejas que me duche y tú, Guido, me prestas tu ropa y ahora me dices que si necesito algo sólo tengo que pedirlo… No lo sé, no lo entiendo.

—¿Qué es lo que no entiendes? —Guido depositó la lata de cerveza encima de la mesa y se inclinó hacia delante.

—Porque os comportáis así conmigo, tan amables…

—¿Qué hubieras preferido: que te hubiera dejado allí tirado, que no hubiera hecho nada por ayudarte? No, no... Este mundo ya es suficientemente difícil como para no ayudarnos entre nosotros. ¿Sabes lo que nos está pasando? Nos estamos convirtiendo en gente sin corazón, sin sentimientos. ¡El egoísmo está pudriendo este país!

—¡Amén, hermana! —Se burló Guido levantando los brazos al aire.

—Pero nosotros no somos como la mayoría, no; nosotros somos una familia. ¡Y tú ya formas parte de ella, cariño, así que ve acostumbrándote!

—¿De vuestra familia? —pregunté extrañado.

—¡Claro! ¡La familia de las almas libres e inconformistas! Se ve a la legua que tú quieres pertenecer a ella. ¡Lo estás pidiendo a gritos! ¡Miembro honorario! Te daremos en los próximos días una insignia para tu chaqueta y el gorrito reglamentario.

—También se nos conoce como la familia Addams. —Se rio Guido.

—Y como buena familia americana que somos…

—Conservadora, republicana y tradicional —apuntó Guido irónicamente.

—… contamos con un acaudalado benefactor que nos ayuda a sufragar los gastos tontos del día a día.

—Como el pan, la carne, las revistas porno y las medias de rejilla.

—¿Eres rico? —le pregunté extrañado a Guido.

—Se gana bien la vida —contestó Sasha.

—Tú has venido a Nueva York a ser escritor, ¿no? —me preguntó él; yo asentí—. Pues déjame decirte, Robert, que los escritores no suelen hacerse ricos. Si quieres ganar dinero, tienes que buscarlo. ¿Y sabes dónde se esconde el dinero?

—¿Dónde? —pregunté intrigado.

—El dinero se esconde… en las carteras de los hombres aburridos.

24

Guido era prostituto: de los mejores de la ciudad. Se acostaba con hombres por dinero y disfrutaba haciéndolo; ¿qué había de malo en ello? Conocía a la perfección buena parte de los hoteles de Manhattan y sus servicios habían sido requeridos por conocidos políticos del Capitolio, que regresaban a casa durante el fin de semana para estar con sus esposas e hijos; mandatarios internacionales, que acudían a las Naciones Unidas y aprovechaban la oportunidad para conocer los atractivos de la ciudad; banqueros al cierre de la jornada, jugadores de béisbol y de baloncesto, que deseaban un poco de acción fuera de la cancha; artistas que buscaban inspiración…

—¿Por qué lo haces? —quise saber.

—¿Por qué escribes tú? —me preguntó él.

—Porque me gusta —respondí. Contarle aquella historia de la biblioteca de Pittsfield, Vicky, los beats, En la carretera, la señora Strauss, el rescate de los libros… que finalmente habían acabado calcinados en aquella papelera del Washington Square Park, no me pareció oportuno. Tampoco tenía muchas ganas de recordar.

—¡Exacto! A ti te gusta escribir al igual que a mí me gusta chupar…

—¡Guido, por Dios! ¡Sólo es un crío! —le interrumpió Sasha.

—¿Un crío? ¡Pero si apenas tiene cinco años menos que yo! ¿Sabes qué estaba haciendo yo cuando cumplí los veintidós años? Estaba en el Plaza con… bueno, eso no importa ahora. Lo que quiero decir es que yo a su edad ya tenía una reputación, una cartera de clientes asiduos y una tarifa estándar con suplementos especiales. Además, ¿qué hay de malo en chupar pollas?

—¡Guido! —se quejó de nuevo Sasha.

—¡Chupar pollas! ¡Chupar pollas! ¡Chupar pollas! ¡Vamos todos!

Guido se levantó de la silla y empezó a marchar dando vueltas por todo el salón como si fuera una majorette, lanzando su imaginario bastón metálico al aire y recogiéndolo al vuelo, haciéndolo girar mientras repetía una y otra vez su consigna. Al cabo de unos segundos, se sentó otra vez y siguió hablando.

—Como te iba diciendo, a ti te gusta escribir al igual que a mí me gusta chupar… ¿puedo decirlo ya, mamá? —Sasha lo miró con el ceño fruncido—. Los dos disfrutamos con lo que hacemos, pero sospecho que yo gano más dinero que tú. —Sonrió.

—¿Podemos volver a ser personas respetables, por favor? —pidió Sasha.

—Personas respetables… ¿Cuándo hemos sido personas respetables, Sasha? ¿Cuándo? ¡Si tú eres una drag queen cuarentona que se pasa la noche calentando a un puñado de perras en celo! ¡Dime qué tiene eso de respetable!

—Mi trabajo, cariño —remarcó la palabra trabajo—, es del todo respetable. Yo soy una señorita…

—Una señora entrada en años y carnes, querrás decir —le corrigió Guido.

Sasha enfureció de repente y buscó algo que lanzarle a la cabeza a Guido. Lo primero que vio —y lo primero que vimos también nosotros— fueron las dos tazas de café y el vaso de agua que había dejado yo en el suelo, y por un momento temí que decidiera estamparlo contra la pared o, peor aún, que decidiera abrirle una brecha en la frente al pobre Guido con él; pero no. Sasha agarró uno de los cojines y se lo lanzó con fuerza. Guido se apartó de la trayectoria del cojín y éste acabó cayendo en la mesa coja, que cada vez se veía obligada a aguantar más y más peso.

—¡Y tú eres un chulo que vende su culo por un puñado de dólares! ¡Santo cielo! ¡Mira lo que me has hecho decir!

Guido se cayó de la silla preso de un repentino ataque de risa por ver a Sasha tan descontrolada y empezó a revolverse por el suelo. Sasha se levantó del sofá, se dirigió hacia la mesa y cogió una de las revistas con las páginas rasgadas y regresó a su sitio, abanicándose. Guido dejó de reír, pero no se molestó en levantarse y se quedó tumbado en el suelo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «305 Elizabeth Street»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «305 Elizabeth Street» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «305 Elizabeth Street»

Обсуждение, отзывы о книге «305 Elizabeth Street» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x