Justicia educacional
Desafíos para las ideas, las instituciones y las prácticas en la educación chilena
Camila Moyano Dávila
Editora
Esta publicación es un proyecto del Centro Justicia Educacional y fue posible gracias al financiamiento del proyecto ANID PIA CIE160007.
Ediciones Universidad Alberto Hurtado
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Primera edición noviembre 2020
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ISBN libro impreso: 978-956-357--267-4
ISBN libro digital: 978-956-357-268-1
Coordinadora colección Educación: María Teresa Rojas
Dirección editorial: Alejandra Stevenson Valdés
Editora ejecutiva: Beatriz García-Huidobro
Diseño interior y portada: Francisca Toral
Imagen de portada: Shutterstock
Diagramación digital: ebooks Patagonia
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ÍNDICE
Prólogo
Martín Hopenhayn
Introducción
Temporalidades de la justicia educacional
Camila Moyano Dávila
PRIMERA PARTE: NORMALIDAD Y DIFERENCIA
Normalidad, diversidad, justicia y democracia: una propuesta desde la educación inclusiva
Alfredo Gaete, Laura Luna y Manuela Álamos
Pensar la justicia de reconocimiento en torno a las diversidades sexuales en la escuela
María Teresa Rojas y Pablo Astudillo
¿Igualar o diferenciar? ¿Qué es lo justo cuando hablamos de discapacidad y educación?
Catalina Santa Cruz y Ricardo Rosas
Ensamblajes de la normalidad y la diferencia: diagnóstico y justicia
Claudia Matus, Natalia Hirmas y Erika González
SEGUNDA PARTE: INSTITUCIONALIDAD Y POLÍTICA EDUCATIVA
Internacionalización e Injusticia Epistémica: La circulación de la ficción real tras Becas Chile
Daniel Leyton y Francisco Salinas
Justicia educacional en el contexto del sistema Técnico Profesional: redistribución, reconocimiento y participación de los técnicos de media y de nivel superior
Claudia Patricia Ovalle Ramírez
Formación dual y la equidad educativa en la ESTP
Roberto Flores, Andrea Parra, Gabriel Sepúlveda y Nicole Vallejos
Justicia en “riesgo”: en búsqueda de un horizonte de justicia evaluativa
Tamara Rozas, Alejandra Falabella y María Teresa Flórez
Programas de cobertura de salas cuna en Chile 2006-2019: Ampliando las capacidades de niños, niñas y madres
Amanda Telias, Felipe Godoy, Alejandra Abufhele, y Marigen Narea
Escuela, territorio y justicia social: el problema de las escuelas rurales en Chile
Carmen Gloria Núñez y Mónica Peña
TERCERA PARTE: PRÁCTICAS EDUCATIVAS
Prácticas pedagógicas equitativas y justicia educacional: Debate entre la teoría y la evidencia en Chile
Ernesto Treviño, Denisse Gelber, Rosario Escribano, Lorena Ortega y Alonso González
Pedagogías socialmente justas y el problema de la diferencia: diagnósticos y normalidad a la luz de la justicia educacional
Sebastián Rojas Navarro
Del miedo al desborde y al conflicto. Educación literaria, prácticas afectivas y la esquiva justicia
Valentina Errázuriz y Macarena García-González
Justicia redistributiva, de reconocimiento y representación para escenarios educativos socioculturales diversos
Carolang Escobar-Soler y Alejandra Caqueo-Urízar
Conclusiones: nuevos horizontes para la justicia educacional
Hernán Cuervo
PRÓLOGO
MARTÍN HOPENHAYN1
El debate sobre educación y su relación con la justicia social en Chile tiene al menos dos banderas que han flameado con fuerza en el debate político a lo largo de las últimas tres décadas: la bandera de la equidad, por una parte, y la de la educación como derecho universal, por la otra.
En el primer caso la tendencia principal ha sido comparar logros educativos por nivel socioeconómico, entornos territoriales y tipo de establecimiento. Tales logros se desglosan, a su vez, en años de escolaridad, acceso oportuno y de calidad en primera infancia, rendimientos en pruebas estandarizadas, ritmo de progresión y tipos de institución a las que se logra acceder. Los resultados de pruebas estandarizadas recurren año a año con la reconfirmación de las desigualdades. Algunos invitados recientes, o ya no tan recientes, al mosaico de la justicia educacional, incluyen a grupos específicos que padecen distintas formas de exclusión, tales como (pueblos originarios, mujeres, grupos con identidades sexuales específicas, migrantes y personas con discapacidades). Con ello, a la idea de educación equitativa se suma la de educación inclusiva. Igualdad y diferencia piden conjugarse bajo un nuevo paraguas.
Las agendas de políticas han incluido distintos programas compensatorios a fin de paliar una estructura de fuertes desigualdades. El sistema se mueve pero las brechas siguen allí, elocuentes y refractarias. A la luz de estas desigualdades, el modelo neoliberal en educación (privatista, mercantilizado, centrado en subsidio a la oferta) ocupa hoy, más que nunca, el banquillo del acusado. Se lo señala como principal responsable de perpetuar, o incluso exacerbar, estas desigualdades en trayectorias, aprendizajes y logros educacionales. Tales desigualdades explican las grandes movilizaciones estudiantiles, tanto de nivel secundario como terciario, durante las últimas dos décadas.
La otra bandera secular es la del derecho a la educación. Por cierto, tiene larga data. Pero la educación como derecho connota algo más que una inversión semántica, sobre todo a partir del movimiento de estudiantes secundarios en el 2006, que lo instaló como centro del debate político y redistributivo en el país. Nadie discute que el derecho a la educación es universal. Pero de allí en adelante, el recipiente se llena de maneras distintas: ¿acceso a educación de qué tipo y calidad y cómo se distribuye, con qué intervenciones para mejorar trayectorias y nivelar el campo de juego, quién es garante en cuanto a exibilidad de este derecho, con qué libertad de elegir sin entrañar gastos de bolsillo, cuánto participan los distintos actores en modelar criterios de política?
En paralelo con estos dos vértices –equidad, derecho– una importante línea de teoría crítica, que incorpora perspectivas poscoloniales, teorías de género y de reconocimiento, viene impugnando desde hace tiempo el predominio de la razón instrumental y homogenizante en la educación. La crítica, en este caso, deconstruye la unidemensionalidad de un enfoque centrado en capital humano, en que los mantras que recurren son racionalización y disciplinamiento, lógicas de input-output, eficiencia en el gasto y tasas de retorno. La perspectiva crítica cuestiona, en este marco, un régimen de estandarización ciego a la diversidad de identidades, aspiraciones y contextos socioculturales. Con ello, un modelo o una episteme educacional poco justa no solo se explicaría por las brechas entre grupos en trayectorias y ejercicio del derecho efectivo a la educación, sino también por una mecánica reduccionista en que la ratio predomina sobre el sentido; y en que muchos y muchas resultan dañados en el proceso porque sienten, piensan, viven y se ven a sí mismos/as de maneras distintas a como el sistema los construye y modela.
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