Todos contamos con esa capacidad de cambiar, de transformar lo “negativo” en “positivo”, y con la ayuda angelical este proceso es más fácil aún. No te pido que “creas” en los ángeles, sino que lleves a la práctica algunos ejercicios que daré en el libro y cuando veas que hay cambios positivos en tu vida tal vez permitas la idea de que sí existen y están presentes en nuestras vidas. Está bien que cuestiones su existencia, pero te invito a que les des una oportunidad para establecer una relación con ellos.
Tampoco quiero convencerte de nada. Sólo te pido que no te cierres a mis ideas, creencias o al libro. Asimismo, habrá momentos en los que hable de DIOS; si esta palabra te “incomoda”, por favor sustitúyela por UNIVERSO o aquella que sientas adecuada, según tu creencia.
Desde mi punto de vista personal todos vinimos a este mundo con la misma misión de vida: gozar nuestra vida. Claro que todos siendo parte de un TODO (Dios, Universo, etcétera) tenemos diversas funciones, propósitos y misiones. Es como si el Universo fuera un gran reloj y cada ser humano, cada alma, un pequeño engrane del reloj. No hay nadie que sea mejor o peor que otro. Todos somos igual de importantes, valiosos y amados. En realidad no existe tampoco el concepto de “bueno” o “malo”: en el Universo todo es neutro. Según como yo entiendo el mundo, creyendo en la reencarnación, todos hemos sido víctimas o victimarios, gobernantes, gobernados, pobres, ricos, etcétera. Y cada alma viene a experimentar vivencias diferentes, porque somos tan diversos, pero también tan semejantes, que en nuestra existencia pasaremos por todas estas vivencias. Todos aprendemos en este viaje y todos dejamos huella. Igualmente, estoy convencido de que cada alma tiene voluntad propia (libre albedrío) y que existe una voluntad divina. Creo que muchas veces, cuando estas dos voluntades no coinciden, hay un conflicto. “Pero es que yo quería ese trabajo...”, decimos, por ejemplo. Y luego entendemos que tal vez no se da ese trabajo porque hay otro pensado para ti, que es para tu bien mayor. Canalizando a los ángeles te volverás más sensible a recibir sus mensajes y entenderás mejor muchas cosas: quién eres, qué quieres en realidad, cuál es el aprendizaje de equis o ye situación... En mi experiencia personal entendí el por qué de cierta vivencia con mayor facilidad y rapidez a través de los ángeles y sus mensajes. Por qué tal pareja dejó de serlo, por qué se me dificulta más dicha tarea que a otra persona...
De todo corazón, espero poder transmitirte mis experiencias y mi conocimiento en este libro, para que tu vida sea mejor y fluya en amor, paz, abundancia, salud, bienestar, compasión y respeto. Te agradezco de corazón que a través de este libro me permitas entrar en tu corazón y me regales tu confianza y atención. Te mando muchas bendiciones (la palabra bendición significa Bien decir).
Namasté (del sánscrito, que significa Mi divinidad reconoce tu divinidad).
¿Qué son los ángeles?
Los ángeles son mensajeros de luz o de Dios.
La palabra ángel proviene del latín ángelus, que significa mensajero de luz, o del griego angelos , que quiere decir mensajero de Dios.
Se dice que son el pensamiento vivo de Dios.
Si lees diversos libros religiosos, partiendo de las tres grandes religiones monoteístas, desde la Biblia (cristianismo), el Corán (islamismo) o la Torá (y dentro de ella la Cábala, judaísmo), notarás que en todos se mencionan a los ángeles. Fuera de estas tres religiones, en todas las creencias y culturas, tal vez con otros nombres, también están presentes o representados de una o de otra forma, tal vez como deidades, como en el hinduismo. A muchas personas les incomoda hablar de estos seres porque los asocian con una religión y la incomodidad surge por el descontento o desacuerdo con la religión misma, no con los ángeles. Los ángeles existen, creas en ellos o no. No hablaré mucho de religión, pero sí mencionaré de vez en cuando a una, como referencia. No se trata de convertirte a alguna, ni de que formes partes de ella o de una secta.
Yo experimento a los ángeles como frecuencias de muy alta vibración que provienen de la misma fuente que nosotros, del amor incondicional, o a mi punto de vista, Dios.
A diferencia de nosotros, los ángeles no tienen voluntad propia, o libre albedrío: están al servicio de Dios y de la humanidad. Así que la única condición que nos ponen es invocarlos para que nos ayuden, apoyen y guíen (se hagan presentes ellos o sus mensajes). No lo pueden hacer por sí mismos, esto es, por su propia voluntad, ya que no la tienen. Esto explica el por qué a la pregunta: “Si existen los ángeles, ¿por qué permitieron que pasara tal situación?” Tiene que ver también con la voluntad divina que menciono en la Introducción. A diferencia de los ángeles, nosotros los humanos SÍ contamos con voluntad propia. Cada uno de nosotros puede decidir qué hacer o no hacer, en qué creer o no. Lo hacemos constantemente, consciente o inconscientemente. Esta voluntad humana es respetada por la corte celestial, esto es, Dios y los ángeles. Te daré un ejemplo para darme a entender con más facilidad. ¿No te ha pasado que te entercas en una situación, sabiendo que no tendrá un resultado favorable? Por decir algo, tu madre te pidió que te llevaras un suéter al salir de casa, por si llegara a hacer frío, pero por rebelde te niegas y por consiguiente pasas frío y tal vez hasta te resfrías. Haz de cuenta que tu madre es un ángel y decidiste no escucharle o percibirle. Ese es tu libre albedrío y no puedes culpar al ángel por no haberle hecho caso y por pasar frío. Es la ley de dharma (significa dádiva, dar, acción) y karma (efecto, reacción, resultado o consecuencia de una acción). Los ángeles respetan nuestras decisiones, nuestro libre albedrío. Cuando decides hacerlos parte de tu vida, involucrarlos, invitarlos, ten la certeza de que gustosos acceden a ello. No hay situación que sea demasiado difícil o insignificante para ellos. Una de mis primeras experiencias fue con un tema tan banal como el de encontrar un espacio para estacionar mi automóvil. Fui a una plaza comercial que estaba sumamente concurrida y le pedí a los ángeles que me ayudaran a dar con un espacio. Apenas acabé de hacer mi petición, salió un automóvil, brindándome el espacio deseado. Así de sencillo y eficaz.
Te daré otro ejemplo de cuándo y por qué no funciona una petición a los ángeles. En esta escena, Juan pide: “Quiero que Lupita sea mi novia; ángeles, por favor, hagan que me ame y corresponda”, sabiendo que Lupita no tiene interés alguno de antemano, pero nos entercamos con el resultado. Esto no puede funcionar, porque los ángeles respetan la voluntad de Lupita, que no quiere una relación con Juan. No puede haber un conflicto de voluntades, sino al contrario: éstas deben estar en sincronía.
Lo mismo pasa con la voluntad divina o de Dios y esto explica por qué no sanó alguna persona por más que lo deseamos; es parte del plan divino y del aprendizaje de cada alma, lo cual es respetado por los ángeles.
A los seres humanos nos encantan las garantías, pero el Universo no funciona así. Pero si Juan pide de manera diferente y si está dentro del plan divino, entonces su petición se hará realidad, se manifiesta.
El tema del Decreto lo trataré más tarde, pero siguiendo a Juan, éste pudo haber pedido: “Decreto aquí y ahora que mi pareja sentimental llega a mí en el momento justo y para mi bien mayor y el de ella. Ángeles, les pido que me ayuden a reconocer esto, en su momento; abran mi corazón”. Así el Universo y los ángeles confabulan en favor de Juan y de la pareja para Juan, que tiene la misma voluntad.
Te preguntarás entonces qué sentido tiene el decretar y pedir, si ya todo forma parte del plan divino. La magia consiste en entender el funcionamiento del Decreto, voluntades, pensamientos positivos y plan divino. La buena noticia es: los ángeles nos ayudan en todo este proceso. Pueden aligerar y abrir caminos. Nos ayudan a cambiar nuestros enfoques y reconocer nuestras virtudes, nuestra divinidad. Elevan nuestra frecuencia energética para atraer situaciones, personas, emociones, resultados y relaciones positivas. Nos ayudan y guían a conocernos mejor, saber cuál es nuestra esencia, nuestros propósitos, nuestras virtudes y las de los demás.
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