La hora 25
Lo que ocurre en el mundo hoy, a pocas y contadas horas de que termine este bisiesto de pavor, es que las estadísticas se han encarnado en amigos, conocidos, parientes. O se han vaciado en nosotros mismos, víctimas del avance del virus.
Los relatos de hechos funestos –tanto del padecimiento que termina en recuperación, como su contrario, la permanencia en los hospitales, la situación del personal de salud, en fin…-- configuran un libro conmovedor. Ya se escribirá esa memoria, cuando pasen las horas aciagas.
Horas que, parece, inaugurarán el 2021, que ya en la Era de Acuario, muchos auguraban tan esperanzador. Entonces tendremos que volver a cubrirnos de una buena Fe, de una Esperanza posible, de una tenacidad heroica, que, mientras cuidamos nuestras vidas como irrepetibles objetos de lujo, nos acerquen al nacimiento de un Nuevo Mundo, no tan frágil y voluble como el que hemos tenido la dicha de trasegar.
Carlos Gustavo Álvarez, diciembre 28 de 2020
La Libertad en el encierro Memorias del Covid 19
Comen c é a e scribi r e st e d iari o cuan do a g o nizaba el terc er d í a de un si mul a cro de ais l amiento impl e m ent a do en B ogotá p ara prev enir l a ex p a n sión y el c o nta gio del C o r o navirus o Co vi d 19 . Er a el domingo 2 3 d e marzo de 2020.
Habí a v uelt o de recorre r c asi cinc o ki l óm etr os de un a ciud ad s ol eada, al mi s mo tie m p o va cí a y a b ú lica , l a m etr ó p o l i de un mun do que p are cí a nuev o e int o c ad o . C a miné p ara v i s ita r a mi m a má, un a v iejit a ben decida y v ita l a su s 9 5 a ño s, incluid a en el grup o v uln erab l e ant e el v irus , al que tambi én p erte n ecía yo, c on mis 6 3 a ñ os.
A l c om enzar el d ía , radiant e y su mi d o en u n si l en ci o de p á j aro s , el p eri ó d ic o que recib í y que d e si nf e ct é c on un a m ezcl a de C l o r ox y de a gua, re señ ab a el g al o p e d el que el prim er ministro d e F r a nci a ha bí a ll amado “ el en e migo in v i s ibl e”. ES T A DÍSTIC A .
E n Colom bi a l as c osas n o ib an m ejor . ES TADÍSTICA. Pe r o de lo s 41 c o nta gi a dos nuev os d e e s e d ía , ningun o p e rtenecí a a B ogotá. La ciud ad ll e v a b a l a del antera , p ero el c o nfina mi ent o, t oma d o c on l a e sp era nza recurrent e a l a que era fáci l y nec e s ario aferrarse p are cí a env ia r se ñ a l es po si tiv as.
Er a n ecesario tenerl as. Aunque el s imul a cr o e stab a pr e vi s t o p a r a cuatr o d ías que ter m in arí a n en lun es f est i vo SANT O 2 3 de marzo , el s in o del ú nic o y sa l vad o r bl o queo del virus era el en cierr o. La a lcal de s a C laudia Ló pez , erigida manifie sta m ent e c omo un a p er s o n a decidida y puest a a l a altura de l a circun st ancia , ha bí a anunciad o que s eguiría hasta el martes 2 4 de marzo y e s a mi s ma n o c he, emp a t aría c on l a pri m eriz a cuarenten a decre t ada p or el pr e si dente de l a repúblic a Iván Duque hasta el 1 3 de a bri l y que s egura m ente c o ntinuaría p or o tr os 2 0 d ías , pues e sto s coinci d ía n c on l os p erí od os d e s e v icia del v irus .
Estábamos confinados. Pero no estábamos solos. Hacíamos parte de un ejército de mil millones de personas a quienes la vida, el mundo que conocíamos, nos había cambiado de la noche a la mañana. El encierro en los lugares de habitación era nuestra única esperanza. La visita a mi madre correspondía a una excepción de amor y de comprensible preocupación por quien, pese a su admirable autonomía de vivir sola y sin dependencias en su edad casi centenaria, necesitaba unos recursos de apoyo mínimo para el largo confinamiento que se avecinaba.
Carlos Gustavo Álvarez Año 202Uno
La peste del insomnio
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