Seguidamente, el Capítulo 4, “La moda como vehículo de comunicación de los valores del desarrollo sostenible”, comienza exponiendo los impactos que tiene la industria actual de los textiles y la indumentaria, pero tomando estas consecuencias como punto de inflexión para proponer una reflexión junto al lector: se plantea una alternativa, una forma de percibir la moda como una posibilidad para generar un cambio, convirtiendo los impactos negativos, de manera progresiva, en impactos positivos. Para enmarcar la sostenibilidad en la realidad, se presentan cuatro casos de emprendedores que están cambiando la industria, cada uno desde su saber hacer. A través de su trabajo, transmiten y ponen en práctica los valores que creen necesarios para cada sociedad. Artesanía, diseño, innovación, upcycling y fotografía, son los canales que utilizan para darle un nuevo sentido a la moda.
“[Una mirada a] la moda como vehículo de transmisión de valores en la familia” es el capítulo que sigue. Aquí, en primer lugar, salta a la vista que la imagen corporal derivada de la moda y de los modelos publicitarios forma parte de la vida cotidiana de manera inevitable (Alegret, et al., 2005). Si bien es cierto que las modas en la anatomía han variado a lo largo de la historia (Lurie, 2002), en la actualidad, son los medios de comunicación, las redes sociales, la publicidad y la moda los principales canales a través de los que se transmiten los mensajes destinados a favorecer el consumo y el gasto. Estos pueden resultar excluyentes, marginales o generar falta de reconocimiento, a través de la creencia de que la imagen corporal perfecta –de acuerdo con los cánones de belleza actual– es garantía de éxito y bienestar psíquico, sin tener en cuenta aspectos como la personalidad, las relaciones con los demás, con el entorno, o los intereses personales.
En el capítulo 6, denominado “La moda como herramienta de diálogo, comunicación y pacificación: el papel de la moda en los procesos de civilización y desarrollo de los pueblos”, los autores manifiestan el convencimiento de que la moda es una excelente herramienta de diálogo y comunicación entre los pueblos y un instrumento de pacificación. Pero esto exige querer aprenderlo (Losada, 2008), a fin de emplearlo como herramienta de comunicación para dichos fines. Y para esto es necesario que, tanto gobiernos, instituciones, como marcas, se pregunten por su propósito humano y medioambiental.
Consideramos que la moda puede colaborar en la edificación de la paz mundial, no como algo que ejerce su acción desde fuera, sino como parte de los procesos culturales de los pueblos.
Educación y desarrollo cultural son la base del desarrollo personal y de la identidad, como decara en la misma entrevista Ayissi “Si no sabemos lo que somos, de dónde venimos, cuál es nuestra propia historia, no somos nada” (Dongmo, 2013).
Los ejemplos que se han comentado en este capítulo presentan la moda, también, como una excelente colaboradora en la redención del corazón humano. Las heridas más difíciles de cerrar son las de la guerra, y, aun así, la moda posee armas para ayudar a sanarlas.
Y, por último, que no se trata de un capítulo, se presentan algunas reflexiones a modo de conclusiones.
Dada la importancia que nosotros –los autores– asignamos a este tema, hemos desarrollado una publicación virtual complementaria, que contiene algunas actividades a desarrollar en clase, divididas por capítulo. Estas actividades son ilustrativas y no tienen la pretensión de que se utilicen, en clase, tal cual están. Queremos que sean disparadoras de ideas que puedan desarrollar ustedes, aun con mayor eficacia. Esta publicación debe solicitarse por e-mail a:
LID Editorial: argentina@lideditorial.com, indicando nombre y apellido, institución, carrera, materia y cuál sería el objetivo primordial para su uso.
En este libro se toma “sostenibilidad” / “sostenible” en lugar de sustentabilidad y sustentable para seguir los lineamientos de la Organización de las Naciones Unidas. Además el Diccionario de la Real Academia Española hace una distinción entre dichas palabras:
Sostenible:
adj. Especialmente en ecología y economía, que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al ambiente. Desarrollo, economía sostenible.
Sustentable:
adj. Que se puede sustentar o defender con razones.
Alegret, J., Comellas, M. J., Font, P., & Funes, J. (2005). Adolescentes. Relaciones con los padres. Drogas sexualidad y culto al cuerpo. Barcelona: Editorial Graó, de IRIF, S.L.
Delbecq, A. L. (2007). Willing to be God’s Fool. En Pruzan P. y Pruzan Mikkelsen K. (Eds.) Leading with Wisdom – Spiritual-based leadership in Business. Sheffield: Greenleaf Publishing. Pp. 184-191.
Dongmo, S. (2013, septiembre 18). Mode: Imane Ayissi en toute liberté. Recuperado 16 de julio de 2017, a partir de http://stephaniedongmo.blogspot.com.es/2013/09/mode-imane-ayissi-en-toute-liberte.html
King Jr. M. L. (1959). The Measure of Man. Filadelfia: The Christian Education Press.
Lurie, A. (2002). El lenguaje de la moda. Barcelona: Editorial Paidós Ibérica S. A.
Rimanoczy, I. (2013). Big Bang Being – Developing the Sustainability Mindset. Sheffield: Greenleaf Publishing.
1. Esta organización se creó en 2008, con la intención de brindar al sector textil y de la moda una perspectiva más amplia que garantice que los temas sociales y ambientales sean totalmente integrados en la toma de decisiones, adoptando una apropiada apreciación del desafío estratégico de la sostenibilidad. Este Centro –que depende del Instituto de Estudios para la sostenibilidad Corporativa, perteneciente, este último, a la Fundación de Estudios e Investigaciones Superiores– promueve una visión holística, multidimensional y más sostenible del sector textil y de la moda, a través de la generación y transferencia de conocimiento, la educación y el desarrollo de capacidades y de las alianzas estratégicas.
El CTS –al depender del Instituto de Estudios para la sostenibilidad Corporativa– está adherido a los Principios de Educación Responsable en Management, que es una iniciativa de Naciones Unidas, para que las casas de estudios dirijan su investigación y enseñanza para que la sostenibilidad adquiera una condición más importante e incluso sistemática. Y, por la misma razón, es adherente al Pacto Mundial también de Naciones Unidas. Ver www.ctextilsustentable.org.ar y https://www.facebook.com/ctextilsustentable/
01
La sostenibilidad y las personas:¿qué es el desarrollo sostenible a nivel individual?2
Desarrollo sostenible: una breve introducción
En 1992, se llevó a cabo, en Río de Janeiro (Brasil), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, denominada la “Cumbre de la Tierra”. El objetivo central consistió en identificar los principios que guiarían las acciones hacia el “desarrollo sostenible”, en el futuro. El documento “Agenda 21”3 tuvo autoridad política y moral (Mather y Chapman, 1995). Previamente, en 1987, se completó el Informe de la Comisión Mundial del Medio Ambiente y Desarrollo (WCED) –Nuestro Futuro Común–, también denominado Informe Brundtland. Este informe popularizó –no definió (Hunt y Johnson, 1996)– el concepto de desarrollo sostenible como aquel que satisface las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas propias (WCED, 1987).4
A pesar de que, literalmente, el desarrollo sostenible se refiere a mantener el desarrollo a través del tiempo (Elliott, 1994), no todos aceptan que la conceptualización del desarrollo sostenible definida por el Informe Brundtland sea la mejor. Por ejemplo, Daly (1996) cuestiona el énfasis en el crecimiento, señalando que el crecimiento (aumento cuantitativo en la producción) no es meramente lo mismo que el desarrollo (mejora cualitativa de las vidas de las personas). Además, argumenta que, en muchos casos, el crecimiento no ha conducido al desarrollo, sino más bien a una disminución significativa de la calidad de vida humana. Sostiene que la economía debe concebirse como parte del ecosistema y, en consecuencia, debemos abandonar el ideal del crecimiento económico. Otros autores –como Mitchell (1997), Redcliff (1987 y 1997), O´Riordan, (1995)– también critican el concepto. En particular, Redflict (2006, p. 82) va un poco más allá, diciendo que “una mirada crítica a los discursos del desarrollo sostenible sugiere, hoy, que la necesidad percibida de una gestión global del medio ambiente se debe, en parte, a la suposición de que proporcionó una forma de corregir las anomalías de la política económica y comercial”.
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