–¿Qué es esa Piedra de Palermo, doctora? –preguntó con inquietud Weishaupt.
–Es el mayor fragmento de una losa de piedra de basalto como de unos cuarenta y tres centímetros de altura por unos treinta centímetros de ancho, que tiene grabados en lengua jeroglífica sucesos desde la época predinástica hasta la dinastía V. Pero lo más importante es que incluye listas de reyes y faraones. Cuantas más pistas haya de los antepasados más remotos, más nos encaminaremos en localizar el portal y sus herramientas.
»Y lo más seguro es que de Italia vaya a Rusia y a Irlanda a por los cristales verdes.
–¡Estupendo, doctora Gracia; veo que ahora sí vamos a entendernos a las mil maravillas! No nos deje de avisar de cada logro y paso que vaya a dar.
»¡Charles! Ya puedes pasar; brindaremos con la doctora y luego disfrutaremos de una muy agradable cena –dijo, bastante satisfecho, Aaron Bauer.
Mientras cenaban Esperanza aprovechó para dar rienda suelta a los temas que había investigado previamente.
–¿Sabían, caballeros, que los antiguos egipcios extraían el peridoto u olivino, esto es, los cristales verdes, de una isla del Mar Rojo llamada Zabargad? Ellos llamaban la «Joya del Sol». Su relajante color verde amarillento hace que sea una gema muy apreciada. Cleopatra tenía especial predilección por estos cristales como joyas.
»El peridoto u olivino también es mencionado en la Biblia con el nombre hebreo ‘Pitdah’, y estas gemas eran usadas en los petos de los sacerdotes levitas. Los templarios las trajeron a Europa y hasta Napoleón le regaló una grande a Josefina. En Rusia también se encuentran entre las joyas de los palacios. Algunos de estos peridotos u olivinos son de origen meteórico. Los de Rusia por ejemplo son de un meteorito que cayó en 1749 en Siberia. Por eso me interesaría ir a Rusia antes que a Egipto.
»Volviendo al tema de Egipto, en la cosmogonía de Heliópolis se habla de la Montaña primordial que surgió de Nun, en la que el dios creador Atum se generó a sí mismo y a la divina pareja.
»En los textos de las pirámides, línea 1587, se hace referencia al dios creador ‘Atum’ como ‘colina’, y se dice que se transformó en una pequeña pirámide, situada en el Annu, lugar donde residía.
»A esa pirámide primordial la llamaron ‘Piedra Benben’, que podría significar ‘radiante’. Era una piedra sagrada venerada en el Templo Solar de Heliópolis, sobre la ‘colina de arena’, que era el templo donde el dios primordial se manifestaba, y adonde llegaban los primeros rayos de sol al amanecer. El mismo culto se celebraba en Napata y en el oasis de Siwa, donde la piedra era cónica y se la comparaba con el ombligo.
»La ‘Piedra Benben’ fue modelo de referencia de muchas estructuras arquitectónicas como los obeliscos, los piramidiones y las pirámides. La forma original cónica se fue transformando más tarde por requerimientos funcionales y arquitectónicos en una pequeña pirámide de base cuadrangular, cuya cúspide estaba recubierta por una lámina de oro y plata.
»Existe otro mito vinculado que es el del Ave Bennu, que vendría a ser la mítica y fabulosa Ave Fénix. Se decía que esta ave se posaba en el Templo de Heliópolis sobre la Piedra Benben.
»En un texto tebano del dios Jonsu se hacía referencia a la ‘Piedra Benben’ como la primera colina, que se formó de las gotas del semen de Atum, que cayeron en el océano primordial y se solidificaron formando el primer túmulo de tierra que contenía dentro de sí el espíritu del dios.
»Hay investigadores que han relacionado la Piedra Benben con un meteorito de composición ferrosa (siderita) que cayó en tiempos prehistóricos y que simboliza la Creación, que se renueva y recicla.
»La Piedra Benben también era llamada la ‘Piedra del Destino’, y tenía la capacidad de iluminar a la persona que llegaba hasta ella con mente y corazón abiertos, despertando potenciales místicos.
»¡Señores! Considero que la Piedra Benben y el cristal verde peridoto u olivino son una misma cosa vinculada a la regeneración de la vida en este planeta. Y después de que las retiraran de las cúspides de las pirámides se las veneró en diversos puntos.
–¡Muy interesante, doctora! –dijo Weishaupt, ya más relajado.
–¡Muy ilustrativo, diría yo! Nunca deja de sorprendernos con su sapiencia –comentó Bauer.
»Aprovecho la oportunidad para decirle que necesitamos que lleve el cristal verde con usted en su viaje. Puede mandarlo a Egipto al hotel donde se va a alojar. Y que localice los tres restantes para que estén todos cuando nos juntemos con usted ante el portal, una vez que lo haya localizado.
–¿Nos ha entendido, doctora Esperanza Gracia?
–¡Claramente, señores!
–¡Ahora pongamos fecha para su viaje y manos a la obra!
»Viajará a Roma desde Nueva York dentro de dos días. Alójese en el Marriot de Nueva York y mañana mismo por la tarde recibirá en el hotel un maletín con dinero en efectivo y tarjetas de crédito con disponibilidad ilimitada. Y anote este teléfono de una agencia de viajes para que le facilite los pasajes en primera clase que necesite, adonde los necesite, en las fechas que requiera. Sé que los puede gestionar usted misma, pero encárgueselo a esta gente. Y manténganos al tanto –dijo Bauer.
–¡Así será! Muy bien, está todo claro. Muchas gracias por todo y les mantendré informados.
Esperanza se retiró de la mansión y Bauer y Weishaupt se quedaron conversando.
–¡Aaron, no le dijiste nada del aparato proyector de hologramas que encontró en Tepoztlán y que es capaz de llamar a los extraterrestres felinoides Urmah! Solo le comentaste que sabías que guardaba algunas cosas que ella había recuperado. ¿Por qué?
–Sin duda, estimado Adam, porque sé que ella por propia iniciativa lo llevará, y hasta es probable que lo trate de usar, poniendo en peligro nuestros planes.
–¿Entonces? Porque ello nos perjudicaría gravemente.
–¡No, si estamos avisados y lo usamos en contra suya! Quiero que John Robertson, que conoce muy bien a Esperanza por haberla acompañado a Pascua y al Paititi, se ponga a seguirla, pero sin que ella se dé cuenta, y también que haga seguir a su novio. Él nos será muy útil para que la doctorcita no nos traicione. Que John informe de cada paso que ella dé, de cada llamada telefónica que haga, de cada lugar que visite, y de todo aquel con quien se junte o relacione. Pero que sea invisible porque ella le conoce.
–Hay que darse prisa porque el avance del ser humano a pesar de todo es incontrolable, y los acontecimientos pueden variar a su favor de un momento a otro.
De regreso en la limusina, Esperanza pensaba sobre la trascendencia de la información que había intercambiado con aquellos hombres. De ninguna manera estaba dispuesta a conducir a la humanidad a su destrucción solo para beneficiar a sus patrocinadores, pero también era muy consciente del peligro al que se exponía y que podría alcanzar a los que más amaba. Pero seguir con la misión encomendada la colocaba estratégicamente un paso por delante de los Illuminati, dándole la posibilidad de frustrar sus planes y, sobre todo, de salvaguardar el planeta.

Capítulo III.
Una reveladora carta del pasado
«Para qué juntarse con lobos y aprender a aullar si puedes juntarte con estrellas y aprender a brillar».
Anónimo
Fueron varias horas de espera en el aeropuerto de la ciudad de Nueva York, por lo que Esperanza aprovechó la sala VIP para ordenar conceptos e ideas, repasando unas notas en su ordenador. Procuraba emplear el tiempo de la mejor manera posible revisando todo el material disponible sobre el Egipto antiguo. A un lado tenía un maletín con suficientes recursos, facilitados por sus patrocinadores, tarjetas de crédito y dinero en efectivo, por lo que tenía asegurada la parte logística de sus viajes. El día anterior había llamado desde el hotel al padre Antonioni avisándole de su hora de llegada a Roma.
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