Efectos del tamoxifeno
El tamoxifeno es un fármaco utilizado habitualmente como coadyuvante en el tratamiento de cáncer de mama por su efecto antiestrogénico en tejido mamario. Sin embargo, a nivel endometrial, este medicamento tiene efectos proestrogénicos, por lo que se asocia a un aumento en la prevalencia de hiperplasia, pólipos y carcinoma endometrial. Algunos autores plantean que hasta el 50% de pacientes que toman este medicamento desarrollan algún tipo de lesión endometrial en un plazo de 36 meses (de Muylder et al., 1991), por lo que estas pacientes requieren un estudio adecuado con biopsia ante la presencia de cualquier sangrado. Ecográficamente, el endometrio en estas pacientes suele ser engrosado (hasta 8 mm), irregular, con áreas quísticas internas y muy poco vascularizado (figs. 3.10 A y B, 3.11, 3.12 y 3.13 A y B).
Los pólipos endometriales son la alteración más frecuente reportada en pacientes que utilizan este medicamento, con una incidencia entre 8 - 36% (Schlesinger et al, 1998).
Asimismo, la hiperplasia de endometrio y carcinoma endometrial se asocian al uso del tamoxifeno con una incidencia entre 1.3 – 20% (Barakat, 1996).
En un estudio prospectivo realizado en 19 mujeres con cáncer de mama que recibían tratamiento con tamoxifeno, todas ellas presentaron alguna alteración. 11 (57.9%) tuvieron pólipos endometriales , 4 (21%) tuvieron hiperplasia endometrial y 4 (21%) desarrollaron carcinoma endometrial. (Ismail, 1994).
Existe una lesión característica del tamoxifeno denominada atrofia quística endometrial, que se visualiza histeroscópicamente como mucosa de aspecto liso, con protuberancias dispersas, de color blanquecino e hipervascularizada. Existe cierta controversia sobre la localización de las áreas quísticas que se observan por ultrasonido. Algunos investigadores creen que estas áreas quísticas se localizan en el propio endometrio; mientras que otros consideran que estos quistes son de localización subendometrial.
Por último, la incidencia de adenomiosis también es mayor en pacientes que usan tamoxifeno. Estudios informan incidencias 3-4 veces superiores de esta enfermedad en quienes utilizan este medicamento en comparación con la población general (Polin, Ascher. 2008).
Otros métodos de diagnóstico
Biopsia endometrial. Es el estándar de oro para el diagnóstico de esta patología, pudiendo ser realizada mediante un legrado o histeroscopía, siendo esta última el procedimiento de elección, debido a que permite la visualización directa de la lesión o área sospechosa para la toma de una biopsia dirigida, y su posterior estudio histopatológico.
Histerosonografía. Se realiza mediante distensión de la cavidad endometrial introduciendo solución salina isotónica estéril que permite el análisis detallado del endometrio, y se efectúa introduciendo una sonda que se coloca de preferencia en el canal endocervical, la misma que tiene un bag el cual debe ser inflado una vez colocada en el sitio adecuado, para evitar la salida del líquido mencionado (previa asepsia y antisepsia) (fig.s 3.14 y 3.15).
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4 Pólipos endometriales
Dr. José Julio Serrano / Dr. Roberto Moncayo
Los pólipos endometriales son masas de tejido existentes en la mucosa endometrial, los mismos que pueden tener una base ancha y plana (sésiles) o una base delgada y elongada (pediculados), siendo estos últimos los más frecuentes (Mills, 2004).
La prevalencia mundial de pólipos endometriales está entre 8 y 10% (Clevenger-Hoeft et al., 1999 y Anastasiadis et al., 2000); es directamente proporcional a la edad, siendo infrecuente en mujeres por debajo de los 30 años (0.9%) y más común en pacientes que fluctúan entre los 40 y 50 años de edad (Anastasiadis et al., 2000). En mujeres premenopáusicas, la incidencia de pólipos reportada es de 5.8%, en tanto que el 11.8% corresponde a pacientes posmenopáusicas (Dreisler et al., 2009). En contraste, su prevalencia llega hasta un 40%, en pacientes con sangrado uterino anormal (Vilodre et al., 1997).
Los pólipos son lesiones benignas hasta en un 90 - 95% de casos (Costa-Paiva et al., 2011). De acuerdo a la Sociedad Americana de Laparoscopia Ginecológica (AAGL), la degeneración maligna de los pólipos endometriales ocurre entre un 2 y 12% de casos, (AAGL, 2012), siendo factores determinantes los siguientes: el tamaño del pólipo (mayor de 19.5 mm) (Cavkaytar et al., 2014; Lasmar et al., 2013 y Lee et al., 2010), la edad avanzada, y enfermedades coexistentes como obesidad, diabetes e hipertensión arterial (Di Giuseppe et al., 2014).
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