1 ...8 9 10 12 13 14 ...35 Ahora caminamos hacia el criadero de cerdos en donde encontraremos a nuestro nuevo hijo adoptivo. Por el trayecto voy sacando fotografías, subiendo insta stories y mandando una que otra a Larry. En cuanto intento abrir uno de mis chats, alguien me arrebata el móvil sin explicación alguna.
El osado se trata de nada más y nada menos que Loann Cooper. Quien siendo todo lo guapo y educado que se proclama, no muestra ni un ápice de amabilidad conmigo.
—¿Qué rayos te ocurre? —chillo.
—Señorita ¿escuchó lo que acabo de explicar? —la voz del sr Hilton hace que gire hacia su dirección. Sus brazos cruzados me indican que quizás está un poquito ofendido.
—Sí, claro —miento—. Alimentación, cuidados y… eso.
Miro a Loann y lo veo cubrirse el rostro con una mano.
—Aún no les he hablado de ese tema.
Rayos.
Me disculpo a lo que el sr Hilton sube una ceja y continúa dando su charla. Todo el equipo lo sigue atento, pero yo prefiero interesarme por el destino de mi móvil.
Loann lo lleva en el bolsillo posterior de su jean. Una zona grandiosa para tocarlo por puro pretexto, pero no quiero faltarle el respeto.
Hábil y sigilosa, me acerco tras de él. Disney está unos pasos adelante, así que aprovecho su distancia para acercarme e ir hacia el rescate de mi móvil. Extiendo una mano y lo tomo, de un tirón está nuevamente conmigo. Sin embargo, Loann me pilla y toma mi brazo.
—¿Qué haces, mocosa? —me riñe.
¿Mocosa?
—Es mi móvil, lo quiero de vuelta —chillo.
—El Sr. Hilton intenta explicarnos acerca del cuidado de un cerdo de dos meses y tú solo estás concentrada en verte como la diosa de Instagram.
¿Acaso cree que soy la diosa de Instagram?
Me quita el móvil y vuelve a guardarlo en su bolsillo.
—Devuélveme mi móvil —exijo.
—No hasta que termine de hablar el Sr. Hilton, nomofóbica.
—¿Cómo me llamaste?
—Nomofóbica, ¿acaso no sabes lo que es?
Aclaro la garganta.
Loann parece darse cuenta de que no sé el significado de esa palabra. Sonríe de lado y mira hacia el cielo. Me gusta la vista que tengo, pero odio ese gesto burlón. Quiero abofetearlo.
—Por favor, no digas que es miedo a los nomos porque dejaré de tener esperanzas en ti —se toca el puente de la nariz y ríe.
¿Tiene esperanzas en mí?
Deja de preguntarte tantas cosas, tonta.
Mi silencio provoca que el emita una irritante risa. Risa que me provoca un sin fin de sentimientos negativos que, a pesar de ser muy fuertes, no logran desvanecer el hermoso cosquilleo que genera su sonido.
Mierda, tengo problemas del tamaño de las pompas de Loann.
—Nomofobia, miedo a no tener un dispositivo móvil en las manos.
Oh.
—Bueno, gracias por la sección de: Pedacito de sabiduría con Loann Cooper —digo con ironía, Loann intenta girar, pero yo lo detengo—. ¿Podrías devolverme mi móvil, por favor? —digo, en tono amable—. Sé que intentas ayudar a la sociedad de personas nomofóbicas, pero lo necesito.
Loann gira, su gesto deja de ser duro como por tres segundos. Me observa fijamente y yo hago lo mismo. Luego, estiro una mano para tomar mi móvil y accidentalmente esta roza su suave palma. El minúsculo contacto envía una corriente eléctrica hacia mi estómago. Trago un poco de saliva y retiro mi mano para colocar el móvil cerca del lugar donde está mi corazón. Lo aprieto con ambas manos y trato de apartar la mirada de Loann. Cuando me atrevo a mirarle a los ojos, descubro que él me observa ceñudo, pero no molesto, parece concentrado. Sin embargo, la magia dura unos pocos segundos ya que en cuanto se aparta de mí, camina hacia Lilian para tomarla de la mano. Después de eso, la besa con fuerza.
Sexto Intento
La granja del Sr. Hilton es extremadamente grande. Llevamos caminando varios minutos cuesta abajo y aún no veo señales de que hayamos llegado al criadero de puercos. Las puntas de mis dedos están cubiertas de polvo y las plantas de mis sandalias llenas de barro pegajoso y hediondo del lugar. Todo está mal, realmente lo está, pero lo único que me mantiene de un humor espléndido es tener una vista perfecta del trasero de Loann.
Oh, sí.
Mientras él camina de la mano junto a su dulce cucarachita, yo puedo disfrutar de la vista de su bien formada espalda, su sensacional cabello y lo bien que le queda ese short color beige. Podría tomarle una fotografía, pero ya saben no quiero lucir más desquiciada de lo que estoy por él.
Sonriente voy detrás de ellos como un león acechando a su presa. Me fijo en su comportamiento y en las características físicas que tienen cada uno de ellos. Sonrío con malicia al darme cuenta que Disney es más plana que la tabla que usa mi mamá para cortar cebolla.
Una risa escapa inadvertida de mis labios. Lilian gira a los pocos segundos. Ambas nos retamos con la mirada, hasta que ella decide hacer lo siguiente insoportable del día. Lleva una mano hacia el bolsillo trasero de Loann y le da un apretujón.
Juegas sucio, Disney.
Loann, naturalmente, solo le sonríe. Está acostumbrado a este tipo de afecto, está muy claro.
No dejo que me afecte. Quito la vista hacia cualquier punto e intento pensar en otra cosa.
Cuando logro estabilizar mis ganas de abofetearla, observo un poco más la situación. Nunca me había fijado demasiado en su comportamiento como pareja. Loann se nota como un tipo frío y con pocos destellos de felicidad. Es amable con Lilian, diría que hasta protector, pero hay algo en él que lo hace lucir incómodo todo el tiempo. Lilian es otra historia, ella habla como una cotorra mientras no le suelta la mano ni por un segundo. No comprendo con exactitud lo que dice, pero puedo entender que hablan sobre un viaje. Loann no parece estar animado con la idea y Lilian trata de convencerlo.
Me intriga él y esa forma de controlar sus emociones. No puedo decir que eso no me agrada porque la verdad, me fascina. Me enloquecen los chicos que parecen ser difíciles. Y Loann lo es.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —Lesly, la chica pecosa de hace unos minutos, aparece en mi campo de visión.
—Dale —digo, sin despegar la vista de la parejita.
—¿No crees que se te nota demasiado?
—¿Eh? —le tomo atención.
—A Cooper, digo, es lindo pero su actitud contigo apesta.
—Bueno, también podría preguntarte por qué odias tanto a Disney. Esa mujer es todo ternura.
—Lili no es todo ternura, ya te lo dije.
Noto en Lesly un resentimiento muy notorio y deseoso de expresarse de mil maneras. Me interesa, podría ser una pieza clave en mi camino hacia Loann.
—¿Primas por parte de madre o padre? —indago.
—Su mamá es hermana de mi madre. Mamá ama a Lili porque... —extiende su mano hacia ella—. Solo mírala es delgada y hermosa. Además de inteligente y popular. Tiene un novio bello, amigos que la aman, se preocupa por los animales y para colmo ¡Es vegana! Dios, yo amo a los animales, pero no puedo vivir sin los chicharrones.
—Eso es sincero de tu parte —la reconforto dándole toquecitos en el hombro —. Pero no estoy de acuerdo en que eso haga a Lilian mejor que tú. Además, Dios, eso de la popularidad ya no es requisito para nada. Estamos en la universidad a nadie le interesa la cantidad de amigos que tengas. Todos somos uno aquí.
—Díselo a Lilian y a Loann. Los he escuchado hablar mal mil veces de las fiestas que realizan tus amigos. Se resume en contaminación, consumismo y, según Lilian, mentes vacías que llenan sus espacios con drogas y alcohol.
—Créeme que conozco gente que se droga con una mente prodigiosa, así que Disney se joda.
Lesly ríe.
—Loann por su lado, solo dice que odia los grupos grandes. Prefiere pasar tiempo con Lilian en su habitación, viendo series y follan…
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