Antonio González de Cosío - Bloggerfucker

Здесь есть возможность читать онлайн «Antonio González de Cosío - Bloggerfucker» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Bloggerfucker: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Bloggerfucker»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Helena es
una leyenda: su generación construyó las grandes revistas de moda, y lo hizo con talento, inteligencia y estilo. Pero ahora, como a cualquier persona mayor de treinta años, la consideran
vieja: una reliquia sin nada que hacer en un mundo de publicaciones digitales, blogs, influencers, hashtags y likes.Su salida intempestiva de la principal editorial de revistas de México obliga a Helena a
reinventarse y producir
Étui, una original y revolucionaria propuesta que hace cimbrar al mundo del periodismo de moda. En la nueva revista aparece la demoledora columna «Bloggerfucker», que desenmascara a los
charlatanes del mundo de las redes sociales y los blogs.Entonces se termina el idilio: los personajes retratados en «Bloggerfucker», uno a uno, empiezan a sufrir
violentos accidentes. Y el frívolo mundo del periodismo de la moda se enfrenta a un misterio capital: ¿se trata de una extraña
casualidad? ¿O alguno de los varios sospechosos está
atacando a los influencers del momento?En su primera novela, Antonio González de Cosío presenta una sátira de humor cruel sobre el mundo digital, la ambición y el conflicto generacional.

Bloggerfucker — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Bloggerfucker», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Un ajetreo no la dejó continuar. Una hostess, que trataba de detener a una mujer que se precipitaba al salón, interrumpió su presentación.

—¿Cómo que no tengo lugar? ¡Soy la directora de Couture! —dijo Claudine mientras entraba arrebatada en el lugar. Se detuvo y después de un rápido scan a los invitados exclamó con una mueca—: ¡Ay, perdón! No sabía que este evento era para los de digital —y, tras un instante de mirar el cuadro como si se tratara de un comedor para indigentes, se sentó majestuosa en una silla que un mesero raudo ya había colocado en la mesa y saludó sin mucha conciencia de sí—: Buenos días a todos.

—Bienvenida, Claudine —dijo Lu—. Perdona, no te esperábamos ahora porque la prensa está invitada a la cena de gala por la noche —y de inmediato, sintió que miradas matadoras se le clavaban con disgusto. Pronto se dio cuenta de su metedura de pata, y cambió el tema de inmediato—. Pero no importa, es exactamente lo mismo. Bienvenida.

—¿Lo mismo? —dijo por lo bajo una de las Igualitas a La Carola—. A nosotros nos traen a un desayuno meado y “a la prensa” —dijo, entrecomillando con los dedos— la llevan a una cena de gala. Vaya mierda.

La presentación transcurrió entre pases de diapositivas y la proyección del comercial de TV que apoyaría la campaña. Los cafés siguieron llegando y los croissants, desapareciendo. A estas alturas, los teléfonos celulares habían recuperado la atención de muchos de sus dueños y Claudine supo que era el momento de irse y se puso de pie para enfilar hacia la salida. Y como suele pasar en este tipo de eventos, cuando el primer invitado se levanta de la mesa, los demás hacen lo propio casi al unísono. La anfitriona se acercó a la puerta para despedirlos y hacerles entrega de su regalo y su dossier de prensa. Claudine lo agradeció y se despidió de Lu. Wendy, que había sido la siguiente, se acercó hasta ella y con una mueca más que una sonrisa, le dijo:

—Vaya, la nueva directora de Couture. ¡Muchas felicidades! Tienes unos zapatos muy grandes que llenar.

Puta china monstruosa. Ojos de alcancía. ¿Quién te está preguntando nada?

—Sí, Helena hizo un gran trabajo, pero ya era tiempo de inyectar sangre nueva a la revista. Al fin y al cabo, la moda es eso: novedad.

—Eso y muchas otras cosas. Pero seguro que lo harás muy bien —dijo Wendy con jiribilla.

—Ya lo estoy haciendo —respondió Claudine, mientras sacaba los lentes oscuros de su bolsa de Balenciaga y se apresuraba a salir de ahí. Pero huir no iba a ser tan fácil: Lilian y Willy le salieron al paso. Querían saberlo todo.

—¡Babe! —dijo Lilian dándole dos besos al aire—. ¡Cuéntame, por favor! —y la jaló a un lugar más privado para seguir disparando—. ¿Es verdad que sacaron a Helena de la editorial con policía y todo? ¡Ay, qué vergüenza! La pobre. La corren y encima la tratan como una criminal.

—Yo escuché que fue ella quien renunció, ¿o no? —preguntó Willy. Siempre había sido fan de Helena.

—Bueno, ésa es la historia oficial, Willy darling, pero, aquí entre nos, sí la corrieron y estuvo feo, la verdad. No sé qué hubiera hecho si me pasa a mí.

—Pero ¿cómo estuvo? Cuenta: no le decimos a nadie —insistió Lilian que, más que el ejercicio, eran los chismes los que la mantenían en forma.

—Es que ya estaba equivocándose mucho. La revista se estaba volviendo muy para señoras, tú me entiendes, ¿verdad? —dijo a Lilian sabiendo que era de las influencers mayores: andaba rondando ya los treinta. Ella se hizo la desentendida—. Y pues quisieron darle un toque más cool, orientado a social media y con marcas de moda más novedosas. Y ésa es la historia.

—Pobre mujer —dijo Lilian—. Seguro se habrá ido a una casa de retiro. A esa edad ni quién vaya a contratarla.

—Bueno, no la contratarán porque no le llegan al precio: una mujer con su experiencia debe ganar una millonada —dijo Willy.

—Supongo —dijo Claudine con una mueca. A ella no habían querido darle ni la mitad del sueldo que cobraba Helena—. Pero Helena fue una gran mentora y espero que le vaya bien en su retiro —continuó enseñando todos los dientes.

La Carola, que se aproximaba a ella para seguir sacándole la sopa, se quedó de piedra cuando Claudine, sin siquiera haberla saludado, le extendió la shopping bag con el regalo que acababan de darle.

—¿Quieres mi regalo, darling? Esta marca me saca granos. Bueno, nos vemos prontito —dijo con los labios en punta y mandando besos al aire—. Pero qué gente más fea —soltó Claudine cuando se marchaba a toda prisa y se llevaba de corbata a un mesero que pasaba por ahí—. Quita, pendejo —le espetó sin siquiera voltear a verlo.

El mesero, mientras se recomponía, la miró y repitió: “Sí, qué gente más fea”.

A Carmen siempre le había fascinado la arquitectura del edificio de AO. Desde el primer día que entró a trabajar a la editorial se sintió afortunada por trabajar en un sitio tan bonito. Ubicado en una alejada zona boscosa de la ciudad, era luminoso y hasta etéreo, gracias a sus paredes acristaladas y sus paredes azul pálido. Tenía incluso un aire celestial, aunque lo que sucedía día tras día en ese sitio podía ser cualquier cosa, menos divino. Uno de sus pasatiempos favoritos era mirar, cuando nadie la veía, las oficinas privadas de los grandes jefes. Ahí, metidos en esas peceras gigantescas, a veces olvidaban que estaban expuestos y ofrecían gratuitamente el mejor reality show del mundo: personas que lloraban, hablaban solas, comían a escondidas, se sacaban los mocos y hasta jugaban con su genitalia cuando creían que nadie los veía. Como los escritorios eran idénticos para todos, Carmen pensaba que aquello de las oficinas privadas era una tontería, porque, a fin de cuentas, todo estaba a la vista. La privacidad era bastante relativa.

Entre los elevadores y la redacción de Couture estaban las oficinas de unas seis o siete revistas, un recorrido relativamente largo. Por eso, cuando Claudine llegaba, tenía que anunciarlo a todo pulmón.

—¡Carmen, mi café!

Carmen salió de su ensimismamiento para sentir un escalofrío que le bajaba por la espalda. Ya llegó esta mujer, se dijo. No entendía por qué gritaba desde el momento en que ponía un pie fuera del elevador. Sus taconeos se fueron haciendo más recios y sintió un vacío en el estómago que comenzaba a preocuparla. Ya había tenido una úlcera antes, causada quizá por Helena, nunca lo supo bien a bien.

—Mándala a la mierda de una buena vez —dijo Eduardo, aproximándose a ella.

—No puedo, es mi jefa ahora.

—Es tan imbécil… no se da cuenta de que meterse a la cama con el maestro de ceremonias no la hace dueña del circo.

—Si por lo menos hubiera aprendido un poco de Helena, pero parece que quiere borrar todo vestigio de ella. Eso de usar parte del presupuesto editorial para redecorar la oficina es de las cosas más descabelladas que he visto desde que trabajo aquí.

—Y las que te quedan, Carmelita. Bueno, me largo, que ahí viene la perra esa —dijo Eduardo corriendo a su escritorio.

Sí, Claudine quiso borrar el paso de Helena por Couture. En el momento en que tomó posesión de la oficina de Helena, dijo en voz alta y clara: “¡Mi oficina, por fin!”, y de inmediato mandó bajar de la pared posterior al escritorio una enorme foto enmarcada del New Look 1947 de Dior. Para el equipo fue un sacrilegio, porque esa foto era parte de la personalidad de la redacción. Pero a Claudine le importó un pepino. Al día siguiente, mandó pintar las paredes de verde menta y trajo de su casa un cuadro de Lichtenstein, por supuesto, original. Adolfo pasó al día siguiente y cuando le dijo: “Cómo me gusta tu Lichte”, casi lo abofetea, porque pensó que le había hecho una broma en tono sexual. Cuando le aclaró que se refería al cuadro, Claudine se sonrojó, cosa que escasamente hacía. No: no sabía quién era el autor y muy probablemente su madre lo había comprado porque hacía juego con el tapiz de la sala.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Bloggerfucker»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Bloggerfucker» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


José Ignacio González Faus - Instantes
José Ignacio González Faus
Antonio González Montes - Julio Ramón Ribeyro
Antonio González Montes
Alfonso González Matorra - Tocan las campanas a concejo
Alfonso González Matorra
Ana María González González - El claroscuro catalán
Ana María González González
José Antonio Loarte González - El tesoro de los Padres
José Antonio Loarte González
Marco Antonio Vélez Vélez - Michel Maffesoli
Marco Antonio Vélez Vélez
Raúl Vélez González - Memorias de viaje (1929)
Raúl Vélez González
Francisco González de Cossío - El arbitraje al derecho y al revés
Francisco González de Cossío
Отзывы о книге «Bloggerfucker»

Обсуждение, отзывы о книге «Bloggerfucker» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x