Retomó la palabra Gabriel para explicar una petición que le había hecho el alcalde. Se trataba de instalar una emisora de radio, como tenían otros pueblos de otros municipios, con la que podrían comunicarse entre los pueblos y aldeas sobre los acontecimientos de interés que fuesen ocurriendo, tales como la búsqueda de ganado, incluso de algún vecino o niño extraviado, o el aviso de elecciones municipales, que pronto se habrían de celebrar y a las que el alcalde, monsieur Sádia Kouma, ya había comunicado que no se presentaría, etc.
El tema escolar quedaba pendiente para el próximo viaje debido a la complejidad del proyecto y al elevado coste que suponía la construcción de un colegio de segundo grado para Goumbou, que pudiera albergar un mínimo de quinientos alumnos, y escuelas de primaria en distintos pueblos que facilitasen la asistencia de niños, evitando que tuvieran que hacer desplazamientos de tanta distancia. No obstante, el compromiso de reparación del colegio se estaba llevando a cabo, al igual que la compra de pupitres para el próximo curso.
Respecto a los pozos, comenté la situación en que se encontraban algunos de ellos, sobre todo el que en su día estaba automatizado, del que se podría utilizar parte del material que aún quedaba en el recinto. Me comprometí a intentar conseguir fondos para rehabilitarlo cuando nos enviasen los presupuestos de reparación y, si se podía, reparar alguno con bomba manual de los muchos que tenían averiados.
Otra parte importante respecto a la economía de los pueblos era la opción de conceder microcréditos a las mujeres, de las que era más fácil conseguir su devolución, según recomendación del alcalde.
Se terminó la reunión con los ánimos muy altos por parte de todo el grupo y de los nuevos, que captaron perfectamente la esencia del proyecto y esperaban viajar la próxima vez.
Fueron pasando los días y recibimos información por parte del alcalde, quien nos comunicó el resultado de las elecciones. El cargo recayó en monsieur Aboubacar Keita, persona culta y bien relacionada en las esferas políticas de Bamako.
Mientras tanto, todos íbamos desarrollando acciones individuales o colectivas en pro de la captación de recursos y ayudas de las distintas empresas y particulares que cada uno conocía. Montamos diversas exposiciones de fotografías de nuestro viaje a fin de concienciar a la gente para el apadrinamiento de niños y captar socios para nuestra causa. Acciones con diversos clubes de fútbol nacionales dieron como resultado la obtención de material deportivo, que también aportaron distintas tiendas de deporte con las que algunos teníamos contactos. Al final se consiguió reunir varias indumentarias completas de equipos de fútbol y baloncesto como el Real Madrid, el Barcelona, la Real Sociedad o el Unicaja, así como balones y botas de fútbol y diverso material por parte de las tiendas que colaboraron. En definitiva, todo un éxito.
Nos enviaron varios presupuestos para la reparación de los pozos. Los estudiamos y analizamos todos y aceptamos el que demostraba mayor profesionalidad y mejores condiciones. La puesta en marcha del pozo automatizado ascendía a 14.323.000 francos CFA (21.867 euros) y el de bomba manual, a 5.707.500 francos CFA (8.714 euros). Había que conseguir el dinero suficiente para llevarlos a cabo.
Se contrató un médico nativo de Malí para que, junto con el enfermero y las matronas, pudieran dar la máxima cobertura sanitaria a la población. También estábamos estudiando la posibilidad de enviar medicamentos de forma urgente a través de UPS hasta el aeropuerto de Bamako, donde los recogerían personas de confianza o incluso el nuevo alcalde.
Por otro lado, un cliente de mi oficina que tenía una empresa de informática se enteró por la prensa de nuestra actividad solidaria y se ofreció para mejorarnos la web y darnos más capacidad de cobertura a través de sus servidores, con lo que ganaríamos en velocidad. Además, nos ofrecía asesoramiento y actualización gratuita, lo cual aceptamos muy agradecidos.
¡Todo estaba marchando a pedir de boca!
En febrero de 2005, un mes antes del siguiente viaje, se recibió una carta del alcalde, Aboubacar Keita:
La situación es muy preocupante este año para nuestra comunidad con una terrible plaga de langosta, la llegada de aves rapaces y la precoz caída de lluvias. La población está en una situación de desesperación total. No se podrá recoger cosecha este año después de tantas calamidades. La situación se caracteriza por el éxodo masivo de los hombres (jóvenes y adultos) hacia Bamako y la costa en busca de trabajo y ayuda de parientes que les den cereales para subsistir con la familia .
El Gobierno dará a la población de esta comunidad 7,50 kilogramos de mijo por persona, que les durarán para alimentarse entre quince y veinte días. Según los técnicos locales, la producción de cereal no será suficiente para alimentarlos, disponiendo de reservas para un máximo de tres meses. Calculamos que nuestras necesidades son de 2.000 toneladas para este año, siendo 2005 muy negro para nuestro pueblo .
Solicitamos del alcalde de Vegas del Genil y vuestra organización la posibilidad de ayudar a nuestra comunidad ante la preocupante situación que estamos padeciendo. Debemos darnos prisa para adquirir el cereal al precio actual, dado que la falta de este hará que suba muy considerablemente. Tampoco disponemos de semillas para nuestros campos, al tenerlas que consumir dadas las circunstancias .
Solicitamos ayuda urgentemente .
De inmediato llevamos a cabo una reunión urgente para proponer y buscar soluciones. Al inicio comenté que unos meses atrás escuché en las noticias que a las islas Canarias había llegado una plaga de langosta procedente del Sahel, con bastante repercusión en algunas partes del archipiélago a tenor de la pérdida de cultivos arrasados, lo cual relacionamos de inmediato con la carta del alcalde. Una vez expuesto el problema, por unanimidad se aprobó la compra de 20.000 kilos de arroz al precio de 0,25 euros aproximadamente (el doble del precio en Granada), cuyo importe se transfirió a la cuenta del alcalde, monsieur Aboubacar Keita, pidiéndole celeridad en la compra y que, a ser posible, coincidiera su transporte a Goumbou con el momento en que nosotros ya estuviésemos allí. Esto era muy importante de cara a su distribución, ya que se repartiría a nuestro criterio y así se ampliaría el número de personas beneficiarias y se aliviaría temporalmente el hambre de «nuestro pueblo».
Aprovechando que estábamos reunidos se comunicó a los asistentes la concesión de dos importantes subvenciones. La primera, para reparar el pozo automatizado, se concedió por parte de la Comunidad de Regantes de la Acequia de Tarramonta, por 21.867 euros; y la otra, del Ayuntamiento de Vegas del Genil, ascendía a 8.714 euros y su destino sería arreglar el pozo de bomba manual, ampliando su profundidad. Aunque el dinero no estaría en nuestro poder hasta el siguiente viaje, en agosto, al menos podríamos negociar y confirmar dichas obras con el contratista elegido.
Entre actividades y reuniones, antes del viaje hubo gente que abandonó el proyecto. Cada uno tenía sus motivos y razones, que no cuestionamos, porque mientras estuvieron dentro lo dieron todo y debíamos respetar su decisión. ¡Pero esto seguía!
Se nombró una nueva directiva y se incorporó gente con mucha ilusión y ganas de que llegase el día de la partida.
A la vuelta del primer viaje, Gabriel me comentó que podríamos organizar un torneo de fútbol en el que a lo largo del año compitieran entre los pueblos y aldeas, cuyo nombre podría ser el Tournoi de l’Amitié (Torneo de la Amistad), y que la final coincidiera con nuestro viaje cada año para darle un mayor aliciente entre los jugadores y vecinos en general, dada la mucha aceptación que el fútbol tiene en Malí. Y allí no sería menos.
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