Diferencias entre la comedia clásica televisiva y la nueva comedia
El cambio en la producción
Cuando nacieron las primeras comedias televisivas en Estados Unidos, había distintos métodos de realizar esas series, pero con el paso de los años, el formato sitcom comenzó a imponerse y desde entonces ha sido la forma en la que se han producido la mayoría de las comedias televisivas, hasta hace poco. El factor principal por el que la sitcom triunfó es el mismo por el que desgraciadamente se mueve este mundo: el dinero. Y es que las ventajas competitivas que otorgaba este formato con respecto a otras opciones eran más que evidentes. Aparte de su duración, que ya hace de por sí que los costes sean menores en muchos aspectos, su sencilla y barata producción —se necesita apenas un pequeño set de televisión compuesto por un simple decorado y un equipo de cámaras—, hacía que todo fuera mucho más sencillo. El resto lo ponían un pequeño elenco de actores con tablas y unos guiones eficientes. La mayoría de tramas sucederían en los hogares de los protagonistas, principalmente en el salón, la cocina y el dormitorio. Las situaciones que viviríamos en estas comedias serían cotidianas, apoyadas básicamente en el diálogo y en pequeños puntos de comedia física o slapstick . Todo esto devenía en un presupuesto reducido, convirtiéndose en uno de los géneros televisivos más baratos en su proceso de producción (sin contar con los sueldos de los protagonistas, el factor que ha elevado en muchas ocasiones su presupuesto de forma exponencial).
Esto ha cambiado bastante en los últimos años. Sin haber desaparecido del panorama televisivo, muchas producciones cómicas han abandonado el formato sitcom y han apostado por otras opciones.
Uno de los cambios más destacables a primera vista ha sido el de dejar de grabar en formato multicámara para pasar a hacerlo con una sola cámara, como se hace por norma general en las producciones dramáticas y en las cinematográficas en general (aclarar que esto nunca se ha dejado de hacer en las comedias televisivas, pero durante muchos años los ejemplos eran muy pocos). En el aspecto de la realización, estas nuevas series han sido influidas cada vez más por el cine y los dramas que ya se hacían en televisión, con una puesta en escena más cuidada y con recursos audiovisuales más complejos como el trávelin, el uso de grúas, el steadycam , etc. A esto hay que sumar que, en general, se ha pasado a grabar con cámaras digitales, agilizando así también los procesos de producción.
Imagen del plató de grabación de The Big Bang Theory.
Otro cambio destacado es cómo estas producciones se han alejado de los 3-4 escenarios clásicos formados por decorados y han apostado por una variedad más amplia, llegando incluso a rodar en exteriores, sin limitación de espacio. El hogar o el lugar de trabajo del protagonista ha dejado de ser el centro del universo para ahora poder movernos por donde queramos. Esto ha hecho que la iluminación y la fotografía de estas producciones sea mucho más compleja, pasando de una luz muy general para que todo el plató estuviera iluminado y no hubiera diferencia entre las distintas cámaras que estaban grabando a la vez, a tener un aspecto visual mucho más cuidado.
Todos conocemos las famosas risas enlatadas que están incrustadas en la banda sonora. El origen de este recurso se sitúa en los inicios de la comedia en televisión, cuando las series comenzaron a rodarse con público en directo en el estudio, y se grababan las risas que producían los gags del episodio que se estaba rodando. Es un método que proviene de los shows de la radio, dónde en ese momento ya se grababan los programas humorísticos con público en el estudio. Se dice que la idea inicial de grabar las risas ocurrió en 1932 en un programa radiofónico que protagonizaba el cómico Eddie Cantor. Aunque el público que asistía a la grabación del programa en el estudio debía permanecer por entonces en silencio, una broma del humorista provocó que los asistentes no pudieran contener las carcajadas. Cuando los productores del programa descubrieron que, tras esto, las audiencias del programa habían aumentado, decidieron incorporarlo de forma permanente, y el resto de programas fueron adoptando la misma idea. The Hank McCune Show (NBC: 1950) es uno de los primeros shows televisivos en utilizar las risas del público. Sus reacciones en el estudio valían también para comprobar si los chistes funcionaban o no. Como en muchas ocasiones ocurría que las risas del público no eran las esperadas para un determinado chiste, duraban poco o, al contrario, duraban demasiado, Charley Douglass, un ingeniero de sonido de la CBS, decidió entonces solucionar este problema editando las risas del público en posproducción. Y así es como nacieron las risas enlatadas, un recurso utilizado prácticamente durante toda la existencia de la sitcom . Aunque a algunas personas les pueda molestar esta técnica, sobre todo en la actualidad, los productores tenían comprobado que dejar o añadir risas incitaba al público a que los chistes les hicieran más gracia. También se dice que sirven para que el espectador se sienta acompañado y se atreva a reírse en casa. Las risas del público no son sólo un recurso que se pone de añadido, es un elemento más dentro del ritmo y la comicidad de la serie. Por ese motivo, los actores realizan expresamente determinados gestos para provocar las carcajadas o esperan un tiempo prudente entre la frase de su compañero y la suya para no ser tapados por ellas. También hay que aclarar que en Estados Unidos se suelen utilizar las risas originales que se producen en el propio estudio en ese momento, pero en España, al tener en muchas ocasiones las voces de los actores y las risas en el mismo canal de audio, para la versión doblada muchas veces hay que tirar de risas ya grabadas, y por eso puede sonar algo más artificial.
Público asistiendo a la grabación de un episodio de la comedia Madres forzosas.
Aunque se sigue conservando en la mayoría de sitcoms al uso, es un recurso que al público cada vez le parece más anticuado e incluso a veces está algo mal visto (aunque desde aquí lo reivindicamos por las razones que antes hemos explicado), pero al final su uso se puede justificar de la misma manera que se hace con los efectos de la banda sonora musical en una ficción dramática. Con la llegada de estas «nuevas series», que no se graban en estudio y se utilizan más exteriores, este recurso ha ido desapareciendo de muchas producciones.
Por otro lado, el elenco de personajes ha aumentado y variado, ahora no sólo tenemos los cuatro o cinco personajes fijos que aparecen en cada capítulo. Ahora muchas veces tanto los personajes principales como los secundarios o la figuración que se necesita son muchos más que antes, requiriendo de un casting mucho mayor.
La duración de los capítulos también ha variado, si lo habitual de cualquier sitcom de una cadena en abierto eran los 20-22 minutos con pausas publicitarias, nos encontramos en la actualidad con series en cadenas de cable que llegan hasta los 30 minutos sin cortes. Y cuando la serie mezcla géneros, o se trata de géneros híbridos, la duración del capítulo puede llegar hasta los 40 minutos. Y ya si hablamos de las series de plataformas en streaming , al no tener que lidiar con pausas publicitarias o rellenar huecos en una parrilla televisiva, pueden permitirse durar el tiempo que vean necesario, pudiendo incluso variar la duración entre un capítulo y otro. Esto también hace que el número de escenas aumente, como es normal, produciendo más gasto y aumentando el presupuesto por capítulo.
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