1 ...7 8 9 11 12 13 ...16 A todo el mundo le emocionó que hubiera fumado, pero no estaba dispuesto a inhalar en realidad ese humo, mucho menos algo tan fuerte como lo que fuma Snoop. Las pocas veces que he fumado hierba me ha puesto sumamente paranoico. ¿Por qué, entonces, querría estar drogado y rodeado de mil personas apretujadas en un evento del que yo estaba a cargo? De haber inhalado, no habría disfrutado la música; habría perdido la cabeza por todas las cosas que podrían salir mal en mi evento. Siempre estoy más cómodo cuando todo en el ambiente está bajo mi control. Y eso es muy difícil de lograr si estás drogado.
Para poder estar genuinamente en una posición que te permita afanarte con todas tus energías a diario, no basta con evitar (o reducir) el consumo de alcohol o hierba. También es necesario hacer un esfuerzo consciente por cuidar el cuerpo, sobre todo cuando empiezas a envejecer. La mejor manera de hacerlo es comiendo bien y haciendo ejercicio.
Mi dieta es bastante sencilla: evito los carbohidratos y la comida procesada, y me concentro en elegir tanta comida orgánica y verduras como sea posible. No soy muy aficionado al desayuno, así que un licuado o malteada de proteínas me basta en las mañanas. Para la comida, por lo general elijo una ensalada. Si salgo a cenar, algo que me es muy difícil evitar, pido algo como un wrap de pollo y lechuga o un filete con espárragos. Quizá no sea la dieta más emocionante, pero es lo suficientemente sencilla como para conseguir una versión de ella casi a diario y contiene ingredientes que están en la mayoría de los menús en Europa y Estados Unidos. La constancia y la disponibilidad son importantes cuando pasas mucho tiempo fuera de casa y te enfrentas a la tentación constante de desviarte de tu régimen.
Si bien puedo desviarme de mi dieta de vez en cuando, mi disciplina para con el ejercicio es religiosa. Sin importar hasta qué tan tarde me haya quedado en el estudio o en el club la noche anterior, siempre iré al gimnasio en la mañana. A veces cambio de gimnasio (de hecho, soy miembro de dos diferentes cerca de mi departamento) sólo para que las cosas no se vuelvan repetitivas o se sientan monótonas. Si salgo de gira, voy al gimnasio del hotel o rento un estudio privado. No importa si tengo jet-lag y problemas para ajustarme al horario, o si no he dormido bien porque extraño mi cama. No hay pretextos; siempre hago ejercicio.
Casi a diario tengo una sesión con mi entrenador personal que puede incluir ejercicio sin peso, como lagartijas, barras, saltar cuerda, golpear con el mazo y pegarle a un saco de boxeo. Luego, cuando termina esa sesión, me quedo en el gimnasio y hago pesas por mi cuenta.
Mi rutina habitual implica levantar pesas con descansos muy breves entre series. Eso me permite tonificar el cuerpo y hacer cardio al mismo tiempo. Si me estoy preparando para un papel en el que debo verme muy marcado, entonces trabajo con más peso para aumentar la masa muscular.
Si estoy intentando perder peso para un papel o para una sesión de fotos, correr se vuelve parte de la rutina también. Por lo general, procuro recorrer entre cinco y seis kilómetros por sesión. Si estoy en casa, suelo correr en una caminadora en el gimnasio. De lo contrario, con frecuencia troto en las calles alrededor de mi hotel. Es una buena forma de salir sin llamar demasiado la atención. Ha habido ocasiones en las que los fans abarrotan la entrada del hotel, esperando verme, y yo he pasado trotando junto a ellos sin que me reconozcan. Todos esperan verme llegar en una limusina, no que corra junto a ellos en pants y sudadera.
Contrario a mucha gente, no busco energía adicional en la cafeína. El café nunca ha sido lo mío, y no me verás vaciando botellas de Coca-Cola Zero durante el día (aunque sí disfruto beber un ginger ale con mi ensalada). Obtengo la energía del ejercicio, y esa hora o dos horas en la mañana son suficientes para mantenerme bien durante el resto del día.
En mi caso, el ejercicio no sólo es bueno para la salud, sino que también es una herramienta de negocios esencial. En pocos lugares me vienen a la mente ideas tan lúcidas como en el gimnasio. No estoy mirando el teléfono ni me distraen las llamadas ni debo atender a alguien que entra a mi despacho para preguntarme algo. El tiempo en el gimnasio me da la oportunidad de pensar en lo que tengo por delante ese día. En vez de ir a la oficina tallándome los ojos para despertar y sintiéndome desorientado, cuando llego ya siento que tengo control de todo, estoy lleno de energía y me siento mentalmente preparado. Si quieres lograr algo, sólo se vale llegar a trabajar en esas condiciones.
Un aspecto de mi estilo de vida que sé que debo mejorar es dormir tanto como sea posible. Cuando me enfoco en un proyecto, me convierto en robot. Soy capaz de trabajar dieciocho horas seguidas sin siquiera sentirme cansado. Me encanta saber que estoy trabajando más que la competencia, pero también sé que debo lograr que el sueño sea una prioridad. Como tantos otros fans de Nas, me voló la cabeza el verso “never sleep, ’cause sleep is the cousin of death” (Nunca duermo, porque el sueño es primo de la muerte). Sonaba tan profundo y misterioso que mucha gente comenzó a asociar el pasar la noche entera en vela y andar siempre con el tanque vacío con el estilo de vida de un buscavidas.
Contribuí a esa falsa idea durante muchos años. Solía decir cosas como “dormir es para los pobres” y “no me gusta dormir porque podría perderme la oportunidad de convertir un sueño en realidad”. La motivación básica detrás de esos mensajes era correcta: si quieres ganar, tienes que estar dispuesto a esforzarte más que la competencia. Pero no debí haber asociado la idea de afanarse con la de dormir menos. En años recientes, he aprendido que algunas de las personas más exitosas del mundo son grandes defensoras del sueño. Jeff Bezos dice que dormir ocho horas es una de sus prioridades, pues le permite pensar de forma mucho más clara. La directora de operaciones de Facebook, Sheryl Sandberg, también prioriza dormir siempre lo suficiente, pues dice que, si bien pasar toda la noche despierta puede ayudarle a hacer más cosas en el momento, a la larga resulta ser una estrategia “contraproducente” que hace que la gente se sienta “ansiosa, irritable y confundida”. Es un concepto del que el ceo de Google, Eric Schmidt, también hace eco cuando dice: “El verdadero secreto es que la gente más exitosa está consciente de lo que su cuerpo necesita y duerme siempre que es necesario”.
Estoy intentando aprender de esos líderes y ajustar mi enfoque. Tal vez podía seguir funcionando con pocas horas de sueño cuando era más joven, sobre todo porque no bebo ni fumo, pero ahora entiendo que es un atajo que ya no puedo seguir tomando.
Una forma en la que he mejorado ese enfoque es yéndome a la cama alrededor de la medianoche todos los sábados. Luego, me permito dormir hasta tarde el domingo —las nueve o diez—, pues es el único día en que no tengo nada agendado en las mañanas. Mi meta a futuro es extender esas nueve horas de sueño a dos o tres veces por semana. Estoy seguro de que, si logro dormir esas horas adicionales, seré aún más productivo cuando esté despierto. ¡Buena suerte a toda la competencia que trata de seguirme el paso!
Muchos de los pasos que recomiendo en este capítulo —sobriedad, ejercicio, alimentación y dormir lo suficiente— pueden parecer intimidantes si no son parte de tu estilo de vida todavía.
No dejes que eso te desanime. Soy un firme creyente de que no importa qué tan enormes parezcan, hay muy pocos hábitos negativos que no puedan romperse en treinta días. Siempre que intento mejorar algún aspecto de mi vida, la meta que me pongo es de treinta días. Y siempre he logrado cumplir el objetivo en ese plazo.
La clave está en cómo te enfrentas a la idea de ajustar el hábito. Digamos que estás intentando mejorar tu dieta, reducir tu consumo de alcohol o pasar menos tiempo en redes sociales. Hacer grandes declaraciones como: “Hoy dejo de fumar hierba” o “Voy a volverme vegano” no es productivo. Ese tipo de pronunciamientos pueden sonar bien en el momento, pero también resultan tan ambiciosos que te das por vencido antes de que la transformación comience en realidad.
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