Eva Argüelles - Las antesalas del alma

Здесь есть возможность читать онлайн «Eva Argüelles - Las antesalas del alma» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Las antesalas del alma: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Las antesalas del alma»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En este mi sexto libro, he querido relatar experiencias conmovedoras que se han ido manifestando con algunos clientes y amigos durante diferentes encuentros para efectuar lo que yo llamo Registros del Alma, que mediante el don de la «clarisentencia» sacan a la luz episodios de vidas pasadas; Aquellos para los que estemos preparados y listos para afrontar, aquellos que nos aclararán el por qué de algunas circunstancias repetitivas de nuestra vida actual, aquellos que nos ayudarán a la comprensión y sanación tratando de aligerar nuestro karma.
A través de una preparación ardua del médium, en este caso yo misma, y habiendo llegado a una profunda conexión extrasensorial con el consultante, han transcurrido las diferentes sesiones de contacto álmico y es por eso que plasmo en este libro, lo intensamente vivido en tiempo real, ajustándome a las grabaciones del momento con cada uno de ellos y tras su previo consentimiento.
Es un libro colmado de sentimientos, donde el lector se dará cuenta de la gran importancia del reencuentro de las almas que vida tras vida, por algún motivo, siguen apareciendo e interactuando a nuestro lado.

Las antesalas del alma — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Las antesalas del alma», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Casi nunca me acordaba de todas las escenas vividas, pero sí me quedaban grabadas algunas, y también ciertas caras; unos días sí y otros no, aún no sabemos por qué.

Nuestra vida transcurría tranquila, con nuestros trabajos respectivos y mucho salir a pasear con nuestro lindo perrito que tanta compañía nos hacía.

A los pocos días de esa profunda regresión, fuimos a una ciudad cercana, a un funeral de alguien conocido. La capilla era muy pequeña por lo que nos pusimos justo de pie, atrás, frente al altar. El sacerdote no llegaba y alguien lo tuvo que llamarlo por teléfono; se había quedado dormido. Él lo contó mientras pedía disculpas en el púlpito, alegando que jamás le había pasado semejante cosa. De repente cruzó sus ojos con los míos y no los quitaba de mi persona, casi me sentí cohibida. Yo llevaba un vestido blanco y estaba muy bronceada y pensé que tal vez estaba muy llamativa. De pronto comenzó a sudar, sin quitarme sus pupilas de encima y alegó:

—¡No sé qué me pasa! Empiezo a sentirme mal. Nada me duele, a no ser el alma.

Bastaron esas palabras y entonces reaccioné. ¡Era el mismo cura que había visto en el último registro akáshico! Otra vez repetía de ministro de la Iglesia católica y era evidente, o al menos yo así lo creí, que su espíritu había reconocido al mío. Edgar no daba crédito cuando se lo pude contar, después de salir de mi asombro.

Pasados unos días me encontré, mientras paseaba a Trasgu, con el hijo del señor del funeral y le pregunté si había sabido algo del sacerdote, a lo que me contestó que sí, que era su amigo y estaban en contacto. Dijo que estaba totalmente sano, que se había sentido muy nervioso en la pequeña iglesia, sin saber por qué y que solo necesitó dormir para que aquel malestar desapareciera del todo.

Yo seguía pensando, dentro de mi locura, o fantasía, o recuerdo kármico, que me había reconocido. Qué su «yo» interior sabía que nos íbamos a encontrar y es por eso que no acababa de llegar a dar la misa.

Una vez más los recuerdos de las almas eran precisos.

CAPÍTULO 2

EL GRUPO

En sábados alternos, mi entonces pareja y actual marido, Edgar, impartía sus clases como coach de metafísica y otros temas espirituales.

Éramos un grupo reducido y de lo más variopinto. Estudiábamos las siete leyes herméticas de Hermes Trimegisto, al cual yo canalizaba cuando «él» tenía algo que decir. Todo era muy intenso a la vez que divertido.

Una de las noches en que estudiábamos los acuerdos que las almas hacen antes de nacer, planeamos prepararme durante unos días con meditaciones profundas dirigidas a la regresión, para intentar hacer un registro de almas; es decir, con todos juntos, para ver hasta dónde mi alma podía contactar con las demás a la vez y relatar las vidas en las que todos tuviésemos algo que ver.

Me preparé a fondo, muy consciente de que me exponía a un gran derroche de energía. Temía pero también me fascinaba, de modo que me lanzaría de cabeza al misterio.

Ese sábado todos llegaron muy puntuales. Se palpaba ciento nerviosismo en el ambiente con una mezcla de algarabía.

Edgar nos acomodó a cada uno en una posición, formando un círculo, y a mí me puso medio recostada en el sofá, por si al entrar en trance me caía; quiso asegurarse de que eso no ocurriría.

En la pequeña sala comenzaba a reinar la paz. La luz al mínimo, una velita de testigo presidiría el encuentro. Todos comenzamos a respirar profundo, atentos a la voz que guiaría la extraña velada.

Al cabo de unos intensos minutos, comencé a hablar muy bajito y bien pronunciado. Ángela grababa, los demás abrieron los ojos y algunos copiaron lo que pudieron en un papel.

—El metafísico tiene un plan de seguridad, una copa de calma, una armonía en sus manos y en su corazón, que sabe llevar a sus labios. —Fue la primera frase que salió de mis labios dormidos. Cuando Edgar le preguntó quién era, pronto respondió—: Hermes soy.

Supimos en ese momento que él presidiría el encuentro con el pasado, pues sabíamos que siempre algún maestro ascendido tiene que respaldar al médium, de modo que todo estaba dispuesto.

—Vivo en una casa pequeña, bastante humilde. Soy muy joven pero ya tengo un hijo.

Mi madre está medio enfadada porque me voy con mi mejor amiga a palacio, bailaremos para los jeques y sacaremos un buen dinero. Somos varios hermanos y también está el abuelo. Un amigo de la familia nos trae huevos para ayudar.

Llega la costurera y trae mi vestido para bailar, pero no me gusta y le grito: «¿Otra vez verde?». —Parece que en ese momento me agité bastante, por lo que mi pareja tuvo que reconducirme y calmarme. Aprovechó para preguntarme si alguno de los que veía en esas secuencias se encontraba ahora en la salita sentado con nosotros, a lo que contesté que sí—: ¡Todos! La modista es mi peluquera. —Y nombré a algunas personas más, también conocidas por nosotros. Por supuesto estaba Ángela, una gran amiga mía ahora y entonces también (fue quien me introdujo en el baile pecaminoso).

Fui narrando que varios de los allí presentes eran jeques y otros familia entre sí, pero ciñéndome a lo principal. Citaré como yo, siendo en ese entonces una seductora bailarina, le robé un saquito con monedas de oro a uno de los jeques que se supone estaba colado por mí. Cuento, en ese momento, que me sentía obligada a mantener relaciones con él para ganar dinero y sustentar a la familia, y es en ese momento cuando empiezo a hablar en un árabe antiguo. Uno de los presentes en el grupo me contesta, ya que sabía el idioma. Faltó muy poco para que yo le pegara dentro de mi letargo, por lo que seguí blasfemando en árabe contra él. Todos se asustaron muchísimo. Nuestro amigo explicó más tarde que trató de provocarme diciéndome que pronto me iría a vivir con el jeque; eso fue lo que encendió la mecha del enfado, y no quiso traducir todo lo que le contesté porque hasta vergüenza le daba. Fui ayudada, en el robo, por otro hombre que le tenía muchos celos y envidia al adinerado; este que me ayudó en esa vida sucedida en Turquía, era ahora una de las alumnas de la clase de metafísica. Y no dudé ni un segundo, dentro del adormecimiento del trance, en levantarme y bailar una danza del vientre casi perfecta ante la mirada de los miembros del grupo de metafísica que, estupefactos, temían me diera un golpe con algo ya que estaba profundamente dormida.

Helen entendió ahora el cariño protector que sentía hacia mí, pues había sido mi madre, y Elías, el chico más joven de la reunión, comprendió por qué me hacía las preguntas de la vida como a una mamá, ya que en Turquía yo lo había sido. Hasta Trasgu, mi perrito actual, había sido mi mascota querida; un lindo pajarito que cantaba melodías para esta bailarina, al que yo alimentaba y paseaba en mi hombro, sin ningún tipo de jaula.

Pasados los meses después de esta regresión, yo comienzo a tener sueños muy raros y agitados, donde veía continuamente a la gestora de nuestra empresa, una mujer mayor, de unos 60 años, pelirroja y llamada Nely, llorando por ser acusada de engaños, malversación, estafa y varias cosas similares. Ella era bastante amiga y solíamos invitarla a nuestras fiestas, a comer, a cumpleaños, pues bien sabíamos de su soledad; por lo tanto, y siendo tan cercana, no dudé en llamarla y comentarle mis sueños repetitivos. Ella me escuchaba atentamente y realmente se preocupaba.

—Lo curioso del tema, Nely, es que hay como una pantalla que no me deja ver quién te acusa —le explicaba yo mientras ella escuchaba con estupor.

—Tal vez sea porque la persona en cuestión me quiere mucho y no desea acusarme, y tal vez por eso no ves su rostro —dijo ella con voz entrecortada.

Pasaron solo noventa días cuando en mi domicilio recibo una notificación de Hacienda exponiendo varias deudas de nuestra empresa, llamada entonces Destellos de Luna S. L. Supuestamente nunca habíamos pagado ni los impuestos, ni las tasas, ni ninguna otra cosa. Yo no daba crédito a lo que leía y pensé que tenía que ser un error, todo ese dinero había sido abonado a través de Nely, firmados varios documentos que ella traía cada trimestre y en plena confianza.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Las antesalas del alma»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Las antesalas del alma» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Las antesalas del alma»

Обсуждение, отзывы о книге «Las antesalas del alma» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x