El giro emocional de la educación
Autores: Felipe Nicolás Mujica Johnson Nelly del Carmen Orellana ArduizEditorial Forja General Bari N° 234, Providencia, Santiago-Chile. Fonos: 56-2-24153230, 56-2-24153208. www.editorialforja.cl info@editorialforja.clDiseño y diagramación: Sergio Cruz Edición electrónica: Sergio Cruz Primera edición: abril, 2021. Prohibida su reproducción total o parcial. Derechos reservados.
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Registro de Propiedad Intelectual: N° 2021-A-2092
ISBN: Nº 9789563385199
eISBN: Nº 9789563385205
A nuestras apreciadas familias y amistades.
A las futuras generaciones que se nutren del
saber pedagógico.
Lo primero que haremos en esta obra es presentarnos afectiva e intelectualmente ante la persona lectora que está emprendiendo este viaje que nos permite la literatura. Esto no responde a un acto ególatra o ingenuo, más bien, obedece a una premisa filosófica que explicó muy bien el pensador español Miguel de Unamuno. Específicamente, en su obra El sentimiento trágico de la vida 1 . En ella Unamuno (1971) enseña que para comprender bien una idea o un conjunto de ideas de cualquier persona, ha de ser necesario conocer aspectos biográficos de ella. A esta premisa agregaríamos otra cuestión, entendiendo que no solo la biografía es lo que explica las ideas. En concreto, diríamos que también es fundamental conocer los posicionamientos de una persona frente a temas profundos y existenciales 2. No obstante, ambas aproximaciones son muy complejas, ya que cada persona tiene la legítima libertad de exponer, o no hacerlo, su vida y sus ideas.
En aquella medida de lo deseable, a nosotros nos acomoda exponer parte de nuestra relación biográfica con el tema de las emociones humanas, debido a que consideramos también importante contextualizar los antecedentes. Desde que comenzamos a estudiar esta temática con seriedad hasta la redacción de esta obra, han pasado 12 años de estudio sistemático e ininterrumpido, en los que hemos contado con variadas publicaciones sobre esta materia 3en formato de tesis de posgrado, artículos académicos y libros. En torno a estos estudios, desarrollamos variados ensayos 4que versan sobre la temática de las emociones, revisiones narrativas 5y otros estudios empíricos 6. Debemos señalar que durante nuestras primeras aproximaciones al fenómeno emocional tuvimos, como buenos neófitos en la materia, una mirada muy ingenua. Es decir, que nos dejamos llevar por la teoría sin tomar un posicionamiento claro. Con el tiempo aquella ingenuidad 7 fue disminuyendo 8y, por lo mismo, comenzamos a cuestionar varios asuntos y premisas que hasta ese momento habíamos dado por ciertas sin mayor reflexión. Es así como llegamos a la dimensión ética de las emociones, dimensión bastante invisibilizada y poco desarrollada en la pedagogía. Para ello fueron importantes los trabajos de Humberto Maturana (2001, 2002), José Antonio Marina (2005, 2009, 2011) y Max Scheler (1966, 1978, 2001, 2005, 2010).
Luego de un tiempo de haber superado relativamente dicha perspectiva ingenua, fuimos descubriendo muchas otras personalidades que pueden ser consideradas, desde una perspectiva filosófica, autoridades internacionales en la materia. Por ejemplo, el filósofo ítalo-alemán Dietrich von Hildebrand 9. Las obras que también nos ayudaron, pero solo hasta un cierto punto, limitado por sus ambigüedades filosóficas, fueron las del reconocido Premio Nacional de Ciencias en Chile, Humberto Maturana 10. Para ir finalizando nuestra presentación personal en torno a la academia y en torno al fenómeno emocional, hemos de agregar que nuestra experiencia en ningún caso se traduciría en que nuestras reflexiones son absolutamente verdaderas o sabias. En otras palabras, a partir de dichas experiencias es posible que nuestras reflexiones tengan veracidad y sabiduría, pero, es fundamental que sean sometidas a un juicio crítico por parte de las lectoras y los lectores.
Debido a que esta obra gira bastante en torno a las emociones, creemos necesario precisar qué son las emociones. En términos generales, podemos decir que son respuestas sentimentales suscitadas por factores biopsicosociales, pero siempre con un telón espiritual de fondo. Sobre este telón de fondo, Dietrich von Hildebrand (2016) nos dice lo siguiente:
“Las actitudes morales que nos edifican y despiertan nuestro entusiasmo son, sin duda, en gran parte respuestas afectivas al valor, tales como la alegría santa, una profunda compasión, un gran arrepentimiento, un noble entusiasmo y, sobre todo, el amor”. (Von Hildebrand, 2016, p. 27).
En nuestra conceptualización de las emociones se puede notar que hemos incorporado el concepto de sentimiento. Aquello refleja un posicionamiento ante una discusión teórica que existe al respecto. Por un lado, están las personas que, desde una perspectiva psicológica, señalan que las emociones se diferencian de los sentimientos 11, en cuanto a aspectos como la intensidad y la duración. Para otras personas, desde una perspectiva filosófica, aquello sería un reduccionismo innecesario, por lo que optan por considerar a las emociones como un tipo de sentimiento entre muchos otros. Ejemplos de ello son Max Scheler 12(2001) y José Antonio Marina (2009). Este último filósofo español nos dice que una emoción es un “sentimiento breve, de aparición normalmente abrupta y manifestaciones físicas conscientes (agitación, palpitaciones, palidez, rubor, etc.)”. (Marina, 2009, p. 35).
En esta obra se explicarán algunas de las principales vías que hemos identificado para aproximarse al fenómeno emocional. Estas formas serían cuatro: la corriente etológica, cognitiva, etnológica y ética (Mujica, 2020c). La corriente etológica 13se encuentra anclada principalmente en una mirada naturalista, por ende, enfocada en los factores biológico, fisiológico y neurológico de la emoción. La corriente cognitiva 14se encuentra bastante anclada en una mirada interpretativa, por ello, centrada en los factores psicológicos que median los significados de la emoción. La corriente etnológica 15 se encuentra anclada en una mirada posmoderna y sociológica, por lo mismo, enfocada en el factor cultural de la emoción. Por último, la corriente ética 16, está anclada principalmente en una mirada posmoderna y fenomenológica, por ende, centrada en los factores morales y metafísicos que incidirían en la emoción.
Junto con algunas precisiones conceptuales en torno a la emoción, este ensayo se enfocará en los aspectos sociales y filosóficos que engloban la cuestión emocional del ser humano en el siglo XXI. En otras palabras, en el giro emocional que está sucediendo o desarrollándose en la sociedad (Mujica, 2020f) y, en términos más específicos, en el ámbito pedagógico (Mujica, 2020c; Zembylas, 2019). Giro que, por supuesto, tiene un contexto histórico-cultural y, especialmente, filosófico.
En este ensayo comenzamos clarificando qué es el giro emocional, entendiendo que este concepto es bastante amplio y profundo, de modo que, por lo mismo, puede llegar a ser difícil de comprender. O, peor aún, puede llegar a ser mal comprendido a partir de una confusión o interpretación superficial de su contenido. Así, con esta clarificación, se abre una puerta a diferentes asuntos o constructos teóricos que mientras más comprendamos, mejor será nuestro entendimiento del giro emocional. Entre ellos se encuentra la agonía del intelectualismo, el peligro del psicologismo y la relación de la ética con el fenómeno emocional.
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