Juliette Benzoni - Asesinas por el puñal o el veneno

Здесь есть возможность читать онлайн «Juliette Benzoni - Asesinas por el puñal o el veneno» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на французском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Asesinas por el puñal o el veneno: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Asesinas por el puñal o el veneno»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Agripina, Isabel de Angulema, Erzsébet Báthory, madame de Montespan y otras doce mujeres únicas protagonizan las historias tan verdaderas como mortíferas de esta obra. Desde la Antigüedad hasta la Edad Contemporánea, de Manchuria al Palacio de Versalles, pasando por Eslovaquia, Inglaterra, España e Italia, el mismo hilo rojo sangriento une a estas damas que, por amor, ambición, venganza, miedo o mera crueldad, no temían asesinar, por mano propia u orquestando elaboradas conspiraciones.
Implacables, a veces hasta la locura, estas protagonistas fascinan por su habilidad estratégica y por su falta de escrúpulos. En cada una de sus historias, el hierro brilla, el hacha cae, la pócima se insinúa, en el contexto tan trágico como deslumbrante de las grandes cortes a través de los siglos.

Asesinas por el puñal o el veneno — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Asesinas por el puñal o el veneno», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Muy pronto, los dos amantes se hicieron cómplices, porque se entendían a la perfección. Suprimir a Calígula era servir a Roma, que no estaría segura mientras reinara un hombre tan demente como para nombrar cónsul a su propio caballo. Además, ¿cómo podía saberse a quién le correspondería la corona, una vez muerto Calígula? ¿No sería Lépido un excelente emperador? Bastaría tener suficientes partidarios… y sobornar a muchos senadores. Solo había que encontrar un medio sencillo de eliminar a Calígula. Agripina conocía ese medio: se llamaba Locusta.

Era una mujer extraña, sin edad, siempre vestida de negro, que vivía fuera de la Porta Capena, en una vivienda solitaria que daba a un pantano. El temor supersticioso alejaba de allí a los curiosos. En esa casa, Locusta elaboraba filtros y leía el futuro. Criaba serpientes y vivía sola con un sirviente negro muy feo, mudo y sordo. Pero Agripina no conocía el miedo y más de una vez había cruzado el umbral de esa sórdida morada para conseguir filtros de amor o de belleza, o para conocer el futuro. Un día, Locusta, inclinada sobre un escudo de cobre lleno de agua turbia, le había profetizado:

–Tú serás augusta y tu hijo será césar.

Agripina se repetía esas palabras a menudo, con una profunda embriaguez que no podía compararse a ninguna alegría de amor. ¡Augusta! ¡Reinar! ¿Qué destino podía ser más grande que ese? ¿Y cómo no intentarlo todo para que se cumpliera una predicción tan grandiosa?

Locusta tendió su mano delgada para recibir la pesada bolsa de oro que le entregó Agripina, que estaba totalmente cubierta por velos y le recomendó silencio. Ella, por su parte, le dio un pequeño frasco de vidrio azul.

–Tres gotas –le dijo–. Solo tres gotas, en cualquier alimento. El gusto no cambia.

Agripina pensaba obtener su primera victoria. Lamentablemente, Lépido no había sido demasiado discreto en su búsqueda de partidarios y, de todos modos, Calígula tenía una buena policía. Dos días más tarde, los conjurados fueron detenidos: encerraron a Locusta en una prisión, decapitaron a Lépido y embarcaron a Agripina, guardando todas las formas del respeto debido a su rango, hacia las islas Pónticas, con su pequeño Nerón.

Al verse relegada de ese modo, su cólera fue terrible. Mientras la galera que la conducía se alejaba del puerto de Ostia, gritó hacia el cielo estrellado:

–No ganarás siempre, Calígula. ¡Volveré!

Volvió, en efecto, algunos meses más tarde, pero Calígula ya no estaba allí para recibir a su hermana con honores. Un conspirador más discreto, Casio Querea, un simple pretoriano, lo había apuñalado en los pasillos de un teatro. ¡Ese hombre sabía, evidentemente, que, si se quería lograr algo, nada mejor que una acción solitaria y rápida!

Muerto Calígula, Agripina y su hijo regresaron con satisfacción a su residencia del Aventino, donde ella debió enfrentar de inmediato nuevos problemas. La muerte de Calígula solo la había librado de un enemigo mortal. Pero un nuevo emperador ocupaba ahora el trono de Roma. ¡Había que volver a empezar!

Claudio, el nuevo césar, era el tío de Agripina y todos decían que era un hombre simple e ingenuo. Se rumoreaba que habían tenido que sacarlo de detrás de una cortina, donde se había escondido, temblando, para llevarlo por la fuerza hasta el trono imperial. Aparte de esto, era un hombre dulce, tranquilo, culto, gran amante de mujeres hermosas… y mucho menos tonto de lo que parecía. En realidad, toda su vida, Claudio interpretó la comedia del inocente sin peligro: esto le permitió pasar a través de todos los golpes de Estado y mantenerse con vida, a la que debía de amar mucho, tomando en cuenta que ya tenía más de cincuenta años.

También amaba a su esposa Mesalina, que tenía treinta y cinco años menos que él y era dueña de una belleza perversa. Dotada de un temperamento que se hizo famoso, Mesalina manejaba a su esposo como si fuera un alegre perrito… y detestaba a Agripina, en quien veía instintivamente a una enemiga. Mesalina era un animalito sensual, pero reaccionaba frente al peligro como una fiera. Odiaba ver a la bella viuda recorrer las salas del Palatino y desempeñar el papel de sobrina cariñosa con Claudio. Por otra parte, Agripina era bastante hermosa como para despertar el deseo de Claudio, y Mesalina conocía su falta de escrúpulos. Que Claudio fuera su tío no le impediría a Agripina entrar a su cama y expulsar de allí a Mesalina. Por eso, un decreto imperial le hizo saber a la joven que sería una persona indeseable en el palacio mientras no eligiera un nuevo marido. Agripina debía casarse: de lo contrario tendría que mantenerse lejos.

¿Casarse? A decir verdad, Agripina ya lo había pensado. Su posición de viuda le pesaba un poco, porque era una situación falsa e incómoda. Un hombre rico, poderoso y de una familia importante siempre constituía una protección, mientras que la malignidad púbica se ensañaba fácilmente contra una pobre viuda indefensa. Solo que Agripina era difícil…

Por un momento, había pensado en el riquísimo viudo que era Galba, pero este había tenido la desafortunada idea de conservar en su casa a la madre de su difunta esposa y esa mujer gruñona siempre estaba en guardia. Agripina lo había experimentado cuando un día fue inocentemente a hacerle una visita amistosa a Galba y la mujer la echó de la casa en un ataque de furia.

–¡Ve a llevar a otro lado tus sonrisas y tus suspiros, Agripina! –le había dicho sin reparos–. ¡Galba no es para ti! La viuda de Enobarbo no es lo que él necesita. ¡Vete!

Agripina se fue, pero incluyó de inmediato a la anciana Julia en su lista negra. ¡Esa mujer no duraría mucho cuando se cumpliera la profecía de Locusta!

En esa época, llegó el famoso orador Pasieno a rendirle tímidamente homenaje a la sobrina de Claudio. La admiraba desde hacía mucho tiempo y conocía las exigencias de Mesalina. ¿Se dignaría Agripina a aceptarlo como esposo? Él ponía a sus pies su nombre, su amor y su fortuna.

Esa fortuna no era desdeñable. De hecho, Pasieno era quizás el hombre más rico de Roma después del emperador. Agripina, que ya no poseía demasiados bienes de Enobarbo, pensó que sería un marido muy aceptable.

–Siempre admiré tu talento, Pasieno –le dijo con una sonrisa alentadora–. Y tú tendrás en mí a una esposa fiel y obediente.

Pasieno no pedía tanto. Cayó de rodillas y, al salir, corrió a hacer encender las antorchas del himeneo. Algunos días más tarde, Agripina ofreció en su nuevo palacio una fiesta deslumbrante, a la que invitó a su tío “y a su buena tía”, solo para ver qué cara pondría Mesalina al ver las joyas con las que la había cubierto Pasieno.

Lamentablemente, su matrimonio con Pasieno y la satisfacción de ser la mujer más rica de Roma no le bastaron. En primer lugar, no tardó demasiado en considerar que su esposo era insuficiente. Era una excelente persona y un orador dotado de un gran talento, pero tenía el mal gusto de mostrarse demasiado satisfecho con su destino y no quería hacer el menor cambio.

–¿Qué más podríamos desear? –solía decirle tiernamente a su esposa–. Lo tenemos todo: amor, fortuna, fama, y además, tú eres la más bella de las mujeres.

Era indudablemente halagador, pero Agripina deseaba mucho más. Estaba la corona, esa famosa corona que la obsesionaba y que aspiraba a poner sobre su cabeza.

Mataba el tiempo haciendo vigilar a Mesalina. Su intuición femenina le decía que, tarde o temprano, la bella y volcánica emperatriz haría algo que la perdería. Se rumoreaba que a veces, por las noches, se dirigía, oculta bajo un grueso manto y con peluca, al barrio dudoso de Suburra para entregarse a la prostitución con los gladiadores y los estibadores del Tíber. Agripina estaba convencida de que llegaría su hora cuando Mesalina cometiera su última locura.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Asesinas por el puñal o el veneno»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Asesinas por el puñal o el veneno» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Juliette Benzoni - A templomosok kincse
Juliette Benzoni
Juliette Benzoni - Az átok
Juliette Benzoni
Juliette Benzoni - Le Couteau De Ravaillac
Juliette Benzoni
Juliette Benzoni - Le réfugié
Juliette Benzoni
Juliette Benzoni - Le voyageur
Juliette Benzoni
Juliette Benzoni - Princesses des Vandales
Juliette Benzoni
Juliette Benzoni - Haute-Savane
Juliette Benzoni
Juliette Benzoni - Jean de la nuit
Juliette Benzoni
libcat.ru: книга без обложки
Juliette Benzoni
Juliette Benzoni - El Prisionero Enmascarado
Juliette Benzoni
Отзывы о книге «Asesinas por el puñal o el veneno»

Обсуждение, отзывы о книге «Asesinas por el puñal o el veneno» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x