Yo quiero hoy en esta carta expresarte mi adhesión, mi comprensión. Quiero sencillamente saludarte, saludar en ti una firme realidad de arte y el porvenir de una segura, «enorme y delicada» floración. El camino es tuyo. Todo te lo merecerás además por la calidad de tu simpatía.
Con un abrazo de tu «nuevo amigo».
Vicente Aleixandre
Adolescencia[3]
(A Gregorio Prieto, nuevo amigo)
Vinieras y te fueras dulcemente
de otro camino
a otro camino. Verte,
y ya otra vez no verte.
Pasar por un puente a otro puente.
—El pie breve,
la luz vencida alegre—.
Muchacho que sería yo mirando
aguas abajo la corriente,
y en el espejo tu pasaje
fluir, desvanecerse.
Vicente Aleixandre
Octubre 1924
[ 2 ]
Señor de Dámaso[4] Shaftesbury House / Shaftesbury Road / Cambridge 11 abril 1925
Gregorio amigo:
Tu postal me ha sorprendido gratamente como un buen recuerdo que esperaba y no esperaba. Veo que te has acordado como me ofreciste y que, aunque nada me cuentas de tu vida en esa ciudad, pedirte esto también hubiera sido demasiado. Si tu primavera ahí —esa que supongo que estarás descubriendo— es alegre, la nuestra hasta ahora no puede ser más triste. Estamos todavía en lo de «las frescas lluvias de abril».
Nos queda el triste consuelo de que vendrá mayo y nos abrasaremos. Qué tránsito tan brusco en esta tierra castellana de invierno a verano. No tiene primavera.
Agradecido de tu envío de La Source [5]. Cuando estuve en París, hará año y medio, me impresionó este cuadro delicadamente. Y qué coincidencia que tú hayas pensado en mí —¿es verdad?— al contemplarla. Tanto recuerdo guardé de ella que en Madrid, hace poco tiempo, he escrito un poema que precisamente se titula así y que ella me inspiró. Te lo diré:
LA FUENTE (INGRES)[6]
Sobre la fuente había piedra limpia.
Limpia el agua pasaba.
Había sol y campo. Tu apretada
carne se ofrecía
caliente al viento hecho gracia.
Pasé por tu lado. Enhiesta estabas,
cántaro a la cadera, a regresar.
Pasé yo por tu lado. Fresco niño,
a detenerme iba. Tú alargaste
tu gesto permanente y me dijiste:
—Pero pasa...
Y pasaba, pasaba largamente, prolongando
bajo tu sombra mi estancia.
Cuando ya mi cuerpo estaba lejos
y junto a tu sombra el agua.
Mal lo he copiado ahora; pero tú sabrás leerlo. Verás que hay alguna modificación. Por ejemplo: el cántaro a la cadera y no sobre el hombro. Lo sé, pero quise dejarlo así porque es cosa más redonda, más femenina la cadera y contribuye a la impresión total.
No sé si sabrás que unos cuantos vamos a publicar una revista de literatura, cuya dirección tiene Juan Ramón[7]. Está Dámaso, Bergamín[8], Salazar[9], etc. y estoy yo. Con esto salgo, empujado halagadoramente, de mi silencio para tomar la actitud que siempre he mirado con prevención del hombre que publica sus perpetraciones. Te contaremos como suscriptor de Ley[10], sin compromiso. Y digo sin compromiso porque las suscripciones se pagan vencidas, y cuando no se quiere no se pagan. No hay coacción aunque la publicación se titula «Ley». Además es cosa insignificante. Creo que Chabás[11] colaborará también. Se lo diré también a Alberti[12].
Espero que estés contento en París. Como estás ya muy formado, París te ha de sentar muy bien. No caerás en el peligro de los pintores tan jóvenes como tú pero menos formados que tú, de ser blanda cera, demasiado blanda cera ante cada impresión. Tuyo es el porvenir, amigo Gregorio Prieto, tuyo es el porvenir. Es una cosa gozosa ver a un hombre tan joven como tú, con un pincel de la calidad del tuyo y con todas sus dilatadas posibilidades por delante.
Mucho se te puede exigir porque mucho estás obligado a dar.
Me parece que he correspondido extensamente a tu recuerdo. Un rato que estés solo en tu hotel y sin gana de trabajar y sí con la de saludar a un amigo en Madrid, escógeme y cuéntame de tu vida y de tu plan de trabajo y de visita. En Serrano, 98, estoy y desde aquí te abrazo.
Vicente Aleixandre
[ 3 ]
Aravaca, Colonia Domínguez
20 diciembre 1926
Querido amigo Gregorio:
Recibí aquí tu carta y envié a Dámaso su catálogo que le destinabas. No sabes cuánto me alegró ese triunfo tuyo en París. Tengo muchas ganas de ver tus
nuevos cuadros. Nada he visto desde que por primera vez te fuiste a Francia. ¿Recibiste en tu primera etapa, hace año y medio, una carta mía en París, respuesta a una postal tuya? Por Rafael Alberti, el pintor prófugo venido a nuestro campo poético y en él maestro, he sabido de ti con frecuencia. Ya te habrán dicho que me puse malo y que estoy en Aravaca. Ya estoy bien y en primavera me trasladaré a Madrid.
Me parece que te estoy viendo el último día de tu exposición de Bellas Artes en 1925, antes de salir para París. Siempre he tenido fe en ti y en tu calidad de pintor. Recuerdo el gusto de aquella visita a tu casa hace dos años. ¡Ya dos años! No tienes idea de lo deprisa que pasa el tiempo en la soledad. A mí esta temporada se me está pasando como cinematográficamente: verano, otoño, invierno, primavera, otra vez verano, otoño... No hay tiempo de vivir: solo de constatar el tránsito velocísimo.
Algo trabajo en verso. Poco; soy muy vago y el campo me alienta a ello. He publicado algo en la Revista de Occidente[13]. Como te digo, compruebo el paso del tiempo; es casi mi única labor.
¿Llegará esta carta a tiempo de cogerte antes de que te escapes para aquí? Ignoro tus planes.
Ya ves que no te olvido, Gregorio. Recuerdos a la Cité, al Sena, a toda la bellísima ciudad. Soy tu amigo y te abraza cordialmente
Vicente
Déjame saber de ti.
[ 4 ]
Colonia Domínguez, Aravaca (Madrid)
15 abril 1927
Querido amigo Gregorio:
Me escribe Juan Guerrero[14], el que dirige Verso y Prosa, y me dice te meta prisa para que le envíes en seguida el dibujo que les destinas, pues tienen que hacer el clisé y podrías dar lugar a que se retrasase el número.
Yo le había anunciado tu envío, por eso el hombre me encarece que te anime a hacerlo muy pronto. No dejes pasar los días, porque hasta ahora Verso y Prosa se ha distinguido por su puntualidad a la salida.
¿Has enviado también los suyos a Litoral ? El otro día le escribía yo a Emilio Prados[15] y le decía que los habíamos estado viendo y que me parecían soberbios, lo mejor de lo publicado hasta ahora en la revista.
Las señas de Guerrero son: Juan Guerrero, Merced 22, Murcia.
No he vuelto a Madrid desde el día que nos vimos. No te copio versos hoy, pero cuenta con que te daré un ejemplar de mi libro cuando lo publique. Así tendrás muchos más de los que yo te pudiera ahora mandar.
Un abrazo de tu amigo
Vicente
Pero no quiero que vaya esta carta tan seca, ea, y te voy a decir la buenaventura: te voy a copiar mi «Adolescencia», que puede ser no solo mía sino tuya:
Adolescencia
Vinieras y te fueras dulcemente
de otro camino
a otro camino. Verte,
y ya otra vez no verte.
Pasar por un puente a otro puente.
—El pie breve,
la luz vencida alegre—.
Muchacho que sería yo mirando
aguas abajo la corriente,
y en el espejo tu pasaje
fluir, desvanecerse.
¡Ahora me parece recordar que ya te envíe este poema otra vez! Es posible, es que lo quiero mucho. Pero no te importe. Por sí o por no, ahí va. Acógela bien, que va desnuda.
Adiós, adiós. Otro cariñoso abrazo,
Vicente
[ 5 ]
Colonia Domínguez
21-4-27
Gracias, Gregorio, por esa foto de un cuadro tan fino, lleno de una elegancia recóndita y delicada. Lo guardo para ponerlo en mi cuarto de Madrid. ¡Lástima que al escribir la dirección la tinta traspasase y manchase un costado!
Читать дальше