En diciembre de ese mismo año de 1931, y con el mismo sello editorial, sale su segunda novela: Jaque-Mate (Panorama del siglo XX), la cual recibe la misma distinción de «novela del mes» que había recibido Engranajes. Es este un relato «político-social», como la misma autora lo define, donde se alerta contra la subida de los totalitarismos —especialmente del fascismo— y el abocamiento a una futura guerra mundial, y se apuesta, como única forma de lucha, por la alianza frente al poder de todos los obreros unidos por la paz. Es, según la propia autora, «la proyección de un gran match de la política internacional, jugado al descubierto. ¿El tablero? Europa, la tabla cuadriculada sobre la que tantas veces se jugaron los destinos de la humanidad. ¿Hora? El siglo actual en su pasado y en su porvenir [...]»18.
Mosko-Strom fue su tercera obra narrativa larga. Firmada por Arciniega en «Madrid, abril-junio 1932», sale a la calle el 29 de mayo de 1933, impresa por los talleres tipográficos imp-rot, que hacían trabajos para el sello editorial Cenit. Y en muy poco tiempo sale una segunda edición con el mismo sello, en 1934. A ella le siguió Vidas de celuloide. La novela de Hollywood (Cenit, 1934), historia que se centra en la otra cara de esa «obsesión amable del mundo», a la que Arciniega se enfrenta como «captadora diestra de rostros y gestos humanos», mostrando «lo que ya no llega tan frecuentemente a los espectadores de las salas de cinema: el dolor, el desaliento, la ruina, el tremendo drama íntimo de muchas de esas vidas de celuloide, que pagan con lágrimas sus sueños y su gloria»19.
Paralelamente, va publicando en prensa numerosos cuentos y episodios históricos novelados —alguno de los cuales reunirá más tarde, junto a otros nuevos, en el volumen Playa de vidas (Manizales, Editorial Zapata, 1940), título de uno de sus primeros cuentos, aparecido en La Gaceta Literaria el 15 de julio de 1931—, así como artículos periodísticos varios, entre los que destacan los dedicados al «Milenario Imperio de los Incas», publicados en el diario Ahora. Escribió también un drama radiofónico, El crimen de la calle Oxford, como se ha señalado previamente, el cual fue premiado en un concurso organizado por Unión Radio Madrid en 1933. Junto con toda esta producción, es frecuente encontrar noticias sobre ella en las más variadas publicaciones periódicas como, además de las ya citadas, Crisol, Economía Española, El Liberal, El Siglo Futuro, El Sol, Heraldo de Madrid, La Libertad, La Nación, La Tierra, La Voz, El Imparcial, Luz, Mundo Femenino, Mundo Gráfico o Revista Hispanoamericana de Ciencias, Letras y Artes, etcétera.
Una vez que estalla la Guerra Civil, ella y su familia partieron hacia Francia, donde tomaron un barco al Perú. Ya estaba fuera de España cuando salió el subsiguiente título: Pizarro (Biografía del conquistador del Perú) (Cenit, 1936), el primero de una serie de biografías noveladas que iría sacando en los siguientes años, tras haber viajado por tierras americanas en una exhaustiva labor de documentación: Don Pedro de Valdivia: conquistador de Chile (Santiago de Chile, Nascimento, 1943), Dos rebeldes españoles en el Perú: Gonzalo Pizarro (el gran rebelde) y Lope de Aguirre (el cruel tirano) (Buenos Aires, Sudamericana, 1946), y Pedro Sarmiento de Gamboa, el Ulises de América (Buenos Aires, Sudamericana, 1956). Antes había escrito también Tres biografías líricas: Beethoven, Schubert y Chopin (1937).
Su labor periodística continuó siendo intensa, escribiendo artículos y cuentos para diferentes publicaciones, tanto de las ciudades en las que residió, como Lima, Santiago de Chile o Buenos Aires, como de otras. Entre estas colaboraciones, se puede mencionar El Tiempo de Bogotá, La Crónica de Buenos Aires, El Universal de Caracas, El Telégrafo de Guayaquil, El Diario de Nueva York, La Prensa de San Antonio (Texas) o La Opinión de California. Siguió escribiendo sobre temas literarios de diversa índole: García Lorca, Blanca de los Ríos, Gregorio Marañón, Menéndez Pelayo, el estreno de La Celestina de Margarita Xirgu, la influencia de César Vallejo, la literatura argentina tras la dictadura, el castellano en Norteamérica, etcétera. Entre sus actividades, sabemos que colaboró activamente en el Congreso por la Libertad de la Cultura (1950-1967); que en 1957 suscribió el Manifiesto en defensa de Hungría, de intelectuales americanos encabezados por Gabriela Mistral, A. Houssay, Juan Ramón Jiménez y Pablo Casals (otros peruanos firmantes fueron Antenor Orrego y Luis Alberto Sánchez); que fue agregada cultural del Perú en Argentina, «la primera mujer peruana acreditada como diplomática ante un gobierno extranjero»; y que en 1986, en el Perú, la reconocieron como escritora de prestigio internacional, concediéndole una «pensión de gracia»20.
Mosko-Strom, y ahí está la enorme fuerza que atrapa al lector desde la primera página, es de total actualidad; es un discurso que hoy día, en un mundo donde la humanidad está condicionada y atrapada por la tecnología mucho más allá de lo que Arciniega hubiera podido imaginar, se nos muestra en plena vigencia y nos hace reflexionar de nuevo. Vivir únicamente preocupados por las ocupaciones diarias, condicionados por la aceleración del tiempo, preocupándonos con superficialidades que no satisfacen íntimamente, acoplados a «una época locamente lanzada al vacío de la velocidad por la velocidad misma, sin otra dirección, sin otro itinerario, sin otra meta que el brusco enriquecimiento, que la rápida consecución de la fortuna y el bienestar material por cualquier medio», es una inquietud que la sociedad actual se plantea y sobre la que recapacita.
Inmaculada Lergo
Sevilla, 22 de julio de 2020
1Una versión parcialmente distinta de este texto acompañó la edición española de Mosko-Strom, publicada en Sevilla por la editorial Renacimiento (2019).
2A este respecto, véase: Martínez Gómez, J. (2014). «Escritores peruanos en España (1914-1939)». En Carmen de Mora y Alfonso García Morales (eds.), Viajeros, diplomáticos y exiliados. Escritores hispanoamericanos en España (1914-1939) (vol. iii, pp. 365-399). Bruselas: P.I.E. Peter Lang.
3Respecto a esta editorial, consultar el artículo de Gonzalo Santonja: «Breve perfil de la editorial Cenit (Madrid, 1928-1936)», disponible en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Recuperado de: http://cervantesvirtual.com
4«Las mujeres en el arte». Estampa, 17 de marzo de 1934.
5Continúo, a la fecha, intentando conseguir documentos escritos o testimoniales sobre este punto.
6Vuelto a publicar en La Prensa el 23 de septiembre de 1973. Mi agradecimiento a Richard Cacchione Amendola por haberme facilitado el dato exacto y los artículos.
7Estampa, 17 de julio de 1932.
8Estas imágenes que nos describe Arciniega recuerdan poderosamente las que más tarde ofrecerá en forma de parodia y de manera tan genial Charles Chaplin en su película Tiempos modernos.
9Recordemos la cercanía del crac de la bolsa neoyorquina de 1929. La construcción ficticia de Cosmópolis está hecha con muchos elementos propios de la Nueva York de entonces.
10Publicada en Barcelona por Ediciones Luis Miracle, dentro de la colección Centauro y con traducción de Luys Santa Marina.
11Mundo Gráfico, 5 de julio de 1933.
12«De los estilos». La Gaceta Literaria, 1 de agosto de 1931.
13De Mora & García Morales, op. cit., vol. iii, pp. 473-488.
14«Ideas al vuelo». La Gaceta Literaria, 1 de septiembre de 1931.
15La fecha de nacimiento había quedado datada con la partida de bautismo, que reprodujo Manuel Zanutelli en Periodistas peruanos del siglo xx. Itinerario biográfico (Universidad San Martín de Porres, 2008) y que transcribo: «En esta Santa Iglesia Parroquial de Santa Ana de Lima a los cinco días del mes de Marzo del año del Señor de mil novecientos cuatro, el infrascrito Teniente de Cura Rector, bautizó solemnemente a Rosa Amalia Arciniega, nacida en Pallasca, Cabana, el diez y ocho de Octubre del año pasado, hija legítima de Don Artemio Arciniega y de Doña Rosa de la Torre. Fueron padrinos Doña Elvira Larrabure y Don Adolfo Dreiffus y testigos Don Elías Llerena y Toribio Mandujano, de que doy fe. Dr. Manuel Soto» (mi agradecimiento a Bernardo Díaz Nosty por facilitarme estas páginas); y la fecha del fallecimiento con el certificado de defunción —que amablemente me ha enviado su nieto, Mario Merlo, a quien igualmente agradezco—, que la fija el 30 de noviembre de 1999 en la calle Bartolomé Mitre 2553, de Buenos Aires, Argentina. Hay que advertir, sin embargo, que en dicha partida se indica erróneamente como fecha de nacimiento el 18 de octubre de 1910. Hasta el momento, en la mayoría de los artículos, se hablaba de 1909.
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