—Philip ¿Qué haces aquí? —replicó Ethan con un gesto sombrío.
—Es mi hermana ¿no? Me dijo que te esperara aquí y te dijera que la buscaras en la cafetería a la cual acostumbran.
—Pero solo vamos allí antes de... —calló, ya que pensó que no sabía que se acostaba con Ashley cuando ella lo deseaba.
—Tranquilo, es mi hermana y se muchas cosas de ella como ella de mí, así que ya sabes, solo me dio ese mensaje —le corté impaciente.
—Natle... Natle es un bicho raro —soltó sin miedo, como si las palabras ya salieran de su boca sin el menor miedo de causar estragos.
Me pare en seco y me volví hacia él —¿De qué hablas Ethan?
—Ashley tiene razón en decir que es un fenómeno, ella dice ser un ángel, pero lo que digo es que es un inmenso pájaro...
— Debes de tener pruebas antes de acusar a alguien así.
—Las tengo, tengo una foto y creo que Ashley debe ver esto —tomó su móvil, buscó en su pantalla y me mostró la foto.
—Eso es solo magia, Photoshop... —dije sin parecer sorprendido —Vamos eso me enseñan a mí en clase de diseños grafico Ethan.
— No, Philip es cierto... Juro que es cierto.
— No me interesa —dije, solo para darme la media vuelta y salir de allí.
Lo vi salir de la habitación a grandes zancadas, lo seguí y vi que subió apresuradamente a su auto, yo estaba en el mío y vi que tú subías, lo habías estado de igual manera siguiendo, además de discutir.
Lo seguí, tratando de detenerlo de alguna forma, Ashley no estaba donde lo mande, la idea era llevarlo a otro sitio, quizás asustarlo, pero jamás matarlo, pero cuando vi que su auto se movía de un lado a otro perdiendo el control, sabía que algo estaba pasando allí, debí frenar, debí detenerlo pero solo apresuré las cosas embistiéndolos desde atrás pero el camión que había delante de ustedes se adelantó a lo que yo deseaba hacer.
Vi como el auto dio vueltas y vueltas, frene en secó y vi como poco a poco el auto se detenía en medio de la carretera, bajé y fui a buscarte, sacándote de allí, ya que Ethan estaba ya muerto, rebusque su celular borré la imagen y lo pisé con fuerza para que no quedara absolutamente nada. Pedí ayuda y esperé a que vinieran por ti, solo para irme de allí, no deseaba que me involucraran por miedo, por cobarde. »
Natle lo vio horrorizada, quedándose atontada por esa versión extendida del accidente de años atrás, solo para reaccionar y gritarle de la peor manera —Me viste llorar, culparme por un accidente que estuvo planeado.
—No medí las consecuencias, Natle ¡Lo juro!
—¿¡No mediste!? Tu pequeña intervención le costó lo vida a Ethan y a un paso la mía. Jamás te importe ¡Jamás!
Con un destello de dolor en la mirada de Philip, quiso arreglar las cosas, pero era tarde —Te amo. Sabes eso muy bien —espetó.
—Tú no amas. Si lo hubieras hecho, jamás me habrías herido de la forma que lo hiciste, te alejaste antes y después de Ethan, me dejaste sola cuando más te necesitaba.
—Porque sabía que Ashley te molestaría aún más ¿Acaso no entiendes?
—Lo que no entiendo es como tienes la cara de decírmelo, sin miedo, sin contemplaciones ¿Cómo pudiste? —le reprochó.
—Lo hice por ti.
—Eres igual de egoísta.
—No me compares con Ashley. No lo hagas, Natle. —dijo mordaz.
—Cómo no hacerlo si me muestras esa faceta tuya.
—Te juró que nadie sabe lo que sé.
—Y cuánto durará y qué costará tu silencio.
Dolido por sus duras palabras, Philip le lanzó una sonrisa gélida —Me lo merezco —agregó —Me merezco ese desprecio y ese trato, pero no costara nada. Solo quiero ayudarte, ahora. Quiero protegerte, cuidarte.
—No servirá de nada Philip. No hay nada que puedas hacer por mí. Ya no…
—Entiendo —se mordió el labio superior —Te daré espacio, pero cuenta conmigo por favor, no me apartes ahora. Jamás me perdonaría si algo te pasa. —sin más se puso de pie y caminó lentamente hacia la puerta que ya lo esperaba abierta, sin más palabras la dejó sola, con una nueva confesión, una nueva culpa y una nueva preocupación.
Sin más fuerzas y derrotada evitó salir de su habitación, recostándose en su cama, quedo dormida entre la pena, el sentimiento de traición y la devastación de ver que no le quedaba ya mucho por vivir, sin motivos, sin algo que pudiese levantarla de lo profundo de su abismos de soledad y martirio.
Para las tres de la tarde de ese día, las ganas de comer no aparecieron ni para salvar su vida, Jesse al no verla en la cafetería le hizo una visita, llamó a su puerta varias veces sin recibir respuesta alguna —¿Natle? —dijo en un leve susurro, pero no hubo la respuesta que ella deseaba, volvió el rostro hacia el pasillo y decidió que era mejor buscar a Ray.
Por un momento dudó en levantar la mano y llamar a su puerta, pero se obligó a hacerlo —¿Ray? —llevó la mano a la perilla y abrió.
él se volvió hacia ella y frunció el ceño —¿Qué pasa Jesse? —preguntó dejando sus libros en la mesa.
—¡Es Natle! No responde, fui a verla a su habitación, toque pero nada —hizo una pausa significativa —Podrías ir a verla —rogó con desesperación.
—¡Ok! ¡Ok! —soltó el aire y estuvo ya listo a salir por el umbral de la puerta cuando ella lo detuvo —Te vi —dijo con voz ronca y mordiendo el interior de su mejilla.
Por un instante él no supo que contestar, se quedó impávido en mitad del camino, pero se pudo notar que los músculos de su espalda se tensaron en el proceso —¿Qué viste? —le preguntó bruscamente sin volverse a ella.
Tomó aire varias veces para poder decirlo —Sabes perfectamente de lo que hablo, te vi en el anfiteatro hace unas noches.
Ray apretó sus manos en puños y temió volverse, enfrentarla no era lo que deseaba, pero le lanzó una mirada desde su hombro —Creo que te equivocas.
—Ray —ella dio un paso hacia él, extendió la mano para poder tocarle, pero temió ante su reacción, bajando la mano y apretándola contra su pecho —¿Qué eres?
—No te doy miedo.
—¡No! Por qué lo tendría.
—Porque no soy humano, pero tengo sus virtudes y debilidades, a comparación suya nosotros estamos dotados de poderes y alas.
—Un ángel —respondió ella maravillada ante la idea.
—¡No! Un rebelde, un Yiyans —apretó la mandíbula y se negó a verla, así que trató de poner fin a su conversación —Lo siento Jesse.
—Ellos son igual a ti ¿Cierto? ¿Natle, Joe, Gabrielle?
—Tengo que ir a verla —murmuró —Lo siento —se disculpó una vez más. Ante ser descubierto, extendió sus alas y se cubrió con ellas desapareciendo de su habitación.
Siendo testigo de aquella fuerza y deslumbrada por la hermosura de Ray, sonrió, soltó un suspiro que le llegó hasta lo profundo de su corazón, un corazón que latía solo por él.
Cuando apareció en la habitación de Natle, soltó el aire, cerró los ojos y negó con la cabeza al verla en la cama, hecha un ovillo y con los ojos rojos de tanto llorar, dio unos cuantos pasos hacia ella, se sentó en la cama reclinándose sobre las almohadas —¡Natle! —extendió la mano y quitó de su rostro los mechones apelmazados por sus lágrimas, al no recibir una respuesta, la tomó entre sus brazos y la acunó en su mecho como a una niña, ella no rezongó o se quejó de aquella acción, tan solo hundió su rostro en el pecho de Ray y tomó entre sus puños su camiseta, sintiendo por un momento un poco de paz.
—¡Basta Natle! —le pidió con delicadeza —Sé que es difícil, pero quizás se le presentó algo. Por favor debes comer —no obtenía respuesta —Sé que me escuchas, deja de llorar, deja de cerrar la puerta, deja de encerrarte o me veré obligado a que Jesse duerma contigo, no me importa sacrificar mis noches de sueño y a ella tampoco le importará. Por favor, estamos recogiendo tus pedazos lentamente, pero aun así tú los vuelves a lanzar al aire. Debes entender que Joe regresará. ¡Él regresará! Siempre lo hace.
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