Este día, que a muchos les puede parecer tenebroso, a mi me recuerda uno de los días más significativos de mi vida... y debo estar agradecido por ello.
Te contaré algo Alexis... Una vez decidida la misión S.A.M., de realizar la investigación con los recursos dejados por mi padre, esta se inicia en el momento en que fuimos dispensados de la biblioteca por nuestra solicitud, con el pretexto de tener una mejor propuesta de trabajo en Londres, por lo cual, les dijimos que pretendíamos tomar unas vacaciones previas por algún tiempo antes de regresar a Inglaterra, lo que no le resultó para nada extraño al director con el cual no teníamos un gran dialogo.
Así fue que, una vez dispensados, habiendo adquirido previamente todo lo necesario, incluso mapas actuales de todo el territorio, partimos con nuestra vieja camioneta que ya había mandado dejarla en perfectas condiciones, y con bastante material para efectuar la investigación del lugar donde habíamos encontrado las ruinas.
En distancia, el lugar estaba a apenas unos 520 kilómetros, pero con la localización ahora exacta, observamos que podríamos entrar por otro lado, donde habría condiciones de llegar con la camioneta hasta el propio lugar, sin tener que dejarla a mucha distancia como la primera vez, para descargar los pertrechos. También existía un pequeño riacho que bajaba de la montaña entre las piedras, el que ahora nos quedaría bastante más cerca.
Mismo así, la dificultad del acceso a este sitio, parecía hacer que fuera bastante mayor la distancia, así que finalmente llegamos al atardecer, justo a tiempo para poder montar el campamento.
Una vez que arribamos al lugar, desempacamos, montamos las tiendas, y bajamos todo lo imprescindible, durante lo cual, preparamos una deliciosa cena, ya que esta vez, habíamos traído todo lo suficiente para eventualmente no pasar hambre según nuestros cálculos.
Descansamos plácidamente, sin estar sujetos a ninguna presión, como había sido en la vez anterior.
Al amanecer del otro día, si bien íbamos a trabajar, fue como comenzar una etapa de vacaciones, ya que salimos con calma hacia el lugar que ya conocíamos, y que no nos quedaba a más de ciento cincuenta metros.
Con total calma y confianza, fuimos ingresando en la floresta hasta arribar a las ruinas perdidas, donde hallamos todo, tal cual lo habíamos dejado en nuestra visita anterior.
Esto era una buena señal, lo que significaba que nadie había descubierto nada, así que seguimos adelante.
Empezamos por cortar el matorral, para ver bien donde estábamos pisando, y lo que de inicio parecía ser una jungla, era solamente un manto de ramificaciones y enredaderas sobre todo lo que fuera un amontonado de piedras que eran las ruinas del pasado.
Durante días, despejamos palmo a palmo cada parte del lugar, trazando un mapeamiento y determinando parte de lo que había sido el monasterio perdido.
Poco a poco, todo se iba transformando en realidad, hasta encontrar una parte que parecía ser una elevación de tierra. Observamos, que las murallas se introducían dentro de elevación, lo que nos indicaba, que una parte de la construcción había sido sepultada por avalanchas de lodo que habían venido desde la colina, y que había cubierto parcialmente un extremo de las ruinas...
Fueron pasando los días, en cuanto fuimos excavando, limpiando, y sacando a luz todo lo que estaba cubierto de tierra.
La tarea, aparentemente nos iba a insumir mucho más tiempo de lo calculado previamente, pero mismo así, decidimos seguir adelante, ya que una cuadrilla de operarios podría hacerlo bastante más rápido, pero ello pondría en evidencia lo que estábamos haciendo.
No teníamos otra alternativa que continuar nosotros solos con la operación, pero habiendo limpiado gran parte del patio de entrada de las ruinas, trasladamos el campamento hasta el centro de lo que había sido el monasterio, así no tendríamos que desplazarnos para descansar y cocinar cada día.
Igualmente, con el pasar de los días, los alimentos se estaban reduciendo, así que deberíamos dedicarnos a cazar, para no tener que regresar seguidamente al poblado más cercano, a algo mas de 100 kilómetros, en busca de mantenimientos, lo que llamaría la atención de los pobladores. Para evitar estar saliendo de cacería, Alí preparó algunas trampas en el monte, donde solíamos atrapar venados, conejos, y también en el riacho donde obteníamos algunos peces deliciosos.
Tratábamos de aprovechar al máximo el horario diurno que nos permitía excavar e ir limpiando el lugar, por lo cual, estábamos quedando ya bastante agotados. Decidimos entonces, bajar un poco el ritmo de trabajo, para no llegar a un grado extremo de desgaste que nos pudiera afectar.
Pasado ya un mes desde nuestra llegada, todo el panorama estaba comenzando a quedar bien más claro, así fue que, algunas partes que habían estado sepultadas bajo tierra y que estaban formadas por gruesas paredes, las cubrimos con toldos de lona formando un techo y las utilizamos como habitaciones, una para dormir, otra para guardar las cosas y un área para cocinar, donde antiguamente había sido la cocina del monasterio.
A medida, que fuimos removiendo la tierra, las salas del antiguo monasterio se fueron delineando, hasta que, en una de ellas, descubrimos una mesa de madera, que estaba semienterrada y virada de lado.
Al removerla con todo cuidado, por ser una pieza arqueológica, esto me demostró que había un piso de piedra a unos veinte centímetros más abajo del nivel en el que nosotros veníamos trabajando.
Siguiendo con la excavación en este nivel, para llegar al piso de piedra, en cierto momento, hallamos huesos humanos, los restos de un esqueleto de alguien que habría perecido en ese lugar.
Guardados los restos en bolsas, esto nos reveló que, todos los recintos del monasterio, no sólo los que estábamos ocupando, también deberían estar al mismo nivel, por lo que comenzamos a investigar y a remover la tierra, donde nos encontramos que, no solo había un piso de piedra debajo de la tierra, sino que, además, hallamos más restos humanos.
Esto, nos demostraba una clara evidencia de que los residentes de ese lugar habían muerto allí mismo, es decir, que no lo habían abandonado. Es más, en uno de los cuerpos, hallamos introducida entre los huesos de las costillas algo que parecían ser los vestigios de una vara, pero que entre los huesos del esqueleto, tenía una punta metálica en forma de punta de flecha, por lo que este cuerpo, era el de alguien que había sido ejecutado dentro del recinto.
Luego de profundizar más en las investigaciones, habíamos hallado los restos de unas seis personas, cuyos vestigios, databan de hacía más de ochocientos años, y que, por lo que pudimos constatar en algunos de ellos, habían sido asesinados salvajemente, ya que uno de los restos, tenía el cráneo visiblemente partido al medio, posiblemente por un hacha o una espada, y otro, tenía la cabeza aparentemente disipada a más de dos metros de su cuerpo.
Fuimos acomodando los restos hallados en improvisadas urnas que hicimos en la tierra, recubriéndolas con piedras para preservar las osamentas, y luego, proseguimos atentamente con la búsqueda.
El monasterio en sí, por el perímetro que habíamos desenterrado, era relativamente pequeño, por lo que seguramente no albergaría a más de una docena de personas a lo máximo.
Uno de los ambientes desenterrados, es el que había sido la cocina, pues tenía una parte donde había una especie de horno de piedras y barro, y en su segmento inferior, había restos de cerámicas y otras piezas metálicas, que, aparentemente, habrían sido ollas o cacerolas de hierro propias de la época.
Descubrimos también, más restos de flechas, un hacha y una espada, que era de origen turco, esto, por si solo, revelaba la existencia de haber sufrido un ataque y una posterior batalla que destruyó a los monjes que allí habitaban.
Читать дальше