Cinco importantes cambios serán necesarios para cualquier iglesia que desee pasarse del modelo cristocéntrico al eclesiocéntrico. Enfocado en estos cambios, un grupo de liderazgo puede empezar a formar un grupo de discipulado efectivo.
1. En Liderazgo: Pasar del Modelo donde Cristo Lidera a los Apóstoles al de Líderes Nombrados que Dirigen una Congregación.
Si Jesús hubiera enfrentado a los miles en Pentecostés, cómo los habría organizado? Cuando llegó el momento de expandir el ministerio más allá de Jerusalén, cómo habría llevado a cabo Jesús la misión? Sin duda, para cumplir estas tareas, Él habría hecho algunos cambios en la manera en que trabajaba. Si Él hubiera tenido tres mil discípulos bautizados, estoy convencido que Jesús habría hecho exactamente lo mismo que hicieron los apóstoles. Él habría expandido el ministerio a los gentiles de la misma manera que Pablo lo hizo. Pero en tanto Jesús permaneciera, los discípulos no podrían desarrollarse plenamente y la gente se habría resistido a su autoridad mientras ellos tuvieran a Jesús para consultarle.
La partida de Jesús da origen a la pregunta: Quién estaba a cargo aquí? Mientras Él estuvo en la tierra, los discípulos discutieron sobre quién se quedaría con los mejores palcos celestiales y quién era el más grande, pero ninguno de los evangelios registra su pregunta sobre quién estaba a cargo. Después de su ascensión, cuando los apóstoles se encontraban en una habitación mal ventilada con otros 110, con una decisión que necesitaba ser tomada, ellos se miraron entre sí y empezaron a hablar. Ellos pasaron de una autoridad basada en una persona a una autoridad compartida.
Cristo es la cabeza del cuerpo, pero qué hacemos nosotros ahora? Pablo escribió que Cristo es la cabeza del cuerpo y esa es una buena teología, pero cuando debe tomarse una decisión, Jesús generalmente no da instrucciones con voz audible. Mientras Cristo estaba en la tierra, la autoridad residía en una persona; después de su ascensión, los líderes la compartieron. El modelo cristocéntrico establece una relación maestro-alumno; el modelo eclesiocéntrico, por su parte, establece una de líderes-congregación. Mientras el modelo cristocéntrico desarrolla un grupo élite de trabajadores dedicados, el eclesiocéntrico incluye una gran cantidad de discípulos en varias etapas de su desarrollo: algunos trabajadores dedicados, pero también un grupo incluso más grande de gente sin estudios, apática, resistente y ambiciosa. En un grupo así, el discipulado se convierte en una tarea multidimensional.
Podríamos comparar la distribución de la autoridad de la iglesia a un árbol: Cristo es el tronco, los apóstoles son las ramas principales, los líderes locales son las ramas secundarias y los miembros son las ramitas. Hoy, Cristo ya ha ascendido y los apóstoles están con Él; al equipo de líderes se le ha dado autoridad para dirigir la iglesia. Para un grupo de líderes regenerados, llenos del Espíritu de Dios pero aún con pies de barro, liderar a un grupo de discípulos es muy diferente al liderazgo de Cristo sobre los Doce. Funcionalmente, eso requiere cambios en la manera como la iglesia opera.
Uno a uno no es apropiado. Ningún individuo puede discipular plenamente a otro, porque nadie tiene el arsenal completo de dones espirituales y sabiduría para traer a otro a la plena madurez en Cristo. Eso no significa que el discipulado uno a uno no sea válido, sino que el modelo de maestro-alumno no es suficiente para la iglesia. El ministerio que piensa del discipulado en términos de uno a uno, no encaja dentro de lo que Dios quería para su pueblo.
Yo necesito varios mentores para desarrollarme plenamente en Cristo: uno en habilidades ministeriales, otro en carácter y varios que me ayudarán a enfocarme en otros diferentes asuntos. Sólo el cuerpo de Cristo puede proporcionar un entorno que da el rango completo de experiencias y desafíos que necesito. Uno a uno puede proporcionar una buena afinación en temas personales mientras camino con Cristo, pero no puede hacer todo el trabajo.
Si una iglesia se enfoca sólo en habilidades ministeriales y en el discipulado uno a uno, la mayoría de la gente queda sin discipulado. Muchas de las necesidades ministeriales de la iglesia se encontrarán latentes y la gente sin discipulado quedará por fuera de todo. Al sentir que no tienen un estatus favorable con el pastor o los líderes, ellos se polarizarán y se volverán antagonistas. Dado que el modelo cristocéntrico sólo puede alcanzar a unos pocos, es demasiado estrecho para la iglesia, exige muy poco de la iglesia y hace pequeño lo que Dios quiere que sea grande. El objetivo de Dios es que todo el cuerpo desarrolle plenamente la iglesia discipuladora y evangelice el mundo.
Cristo era para los discípulos lo que el equipo de liderazgo es para la congregación. Los apóstoles guiaron las oraciones en el Aposento Alto. Ellos llevaron a los 120 del Aposento Alto a las calles, a predicar el evangelio y establecer el rumbo de la primera iglesia. Después de discutir y orar por la disputa sobre la distribución de comida, los retorcidos hábitos de dar y el espinoso tema de qué se le debería pedir a los gentiles convertidos, ellos dieron respuestas. En breve, ellos formaron el equipo de liderazgo para la primera iglesia y para Pablo, y guiaron la expansión de la misión.
Estos hombres podían dirigir en armonía porque ellos habían estado de acuerdo en la misión de la iglesia. Ellos habían sido entrenados por la misma persona, poseían una visión común y creían en una metodología básica. Su pureza filosófica hizo posible un liderazgo eficaz. En la iglesia de hoy, un buen equipo de liderazgo se ha vuelto algo raro porque los líderes generalmente no tienen antes un buen entrenamiento.
Jesús había entrenado a sus discípulos para que fueran una cierta clase de personas, que pensaran de una misma manera y realizaran su labor de una forma similar. Sí, ellos tuvieron opiniones diferentes y experimentaron desacuerdos, pero cuando ponían la tarea delante de ellos, podían ponerse de acuerdo y darle unidad a la iglesia.
Los discípulos dirigieron un grupo mucho más diverso que Jesús y debieron unir su gran variedad de intereses, personalidades, dones, problemas y puntos de vista. Después del rápido crecimiento inicial de la iglesia, doce hombres tenían más de diez mil miembros para delegarles autoridad y poder.
Discipular significa dirigir un sistema en el que la enseñanza, el entrenamiento, el evangelismo y el cuidado pastoral tienen lugar. Esto involucra el trabajo multidimensional del equipo de liderazgo mientras preparan a la congregación en una variedad de caminos y medios. Asegurarse de que la gente vaya a la iglesia y tenga una comida caliente en épocas de crisis, es discipulado, porque eso ayuda a desarrollar una persona para Cristo. Cualquier cosa que ayude a alguien a acercarse a Él, es considerada discipulado.
Debemos dejar de pensar que sólo enseñar la Biblia, compartir su fe, memorizar versículos y enseñar habilidades ministeriales hacen parte del discipulado. Muchas iglesias descuidan en gran manera las habilidades ministeriales y estas deben ser enseñadas, pero si usted sólo ha hecho eso, usted no ha discipulado. El primer cambio de un cuerpo cristocéntrico a uno eclesiocéntrico, es que una persona ya no lidera más un grupo pequeño de dedicados soldados de la cruz; en lugar de eso, un equipo de liderazgo prepara a una congregación diversa y de múltiples niveles, hacia la madurez en Cristo.
2. En Dirección: Pasar de la Presencia Personal de Cristo a la del Espíritu Santo y al Ministerio de la Palabra, la Oración, etc.
Cuando Jesús subió a la barca y dijo, “crucemos al otro lado del lago” (Lucas 8:22), ninguno de sus seguidores dudaron acerca de lo que Él quería. La presencia física de Jesús eliminó la necesidad de discernir su voluntad. Pero ahora que Él se estaba yendo, descubrir su voluntad específica se volvió una experiencia compartida. Jesús tenía la palabra final y la completa verdad, pero los apóstoles no tenían ninguna de las dos. En lugar de eso, ellos tenían su Palabra y la verdad suficiente para discernir su voluntad, así como nosotros también.
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