Él ya no estaba y nada había que pudiera hacer. Cómo discutirle a Dios esta decisión. Era su tiempo, no era el mío.
Sentí un deseo enorme de acompañarlo con paz, sentía su amor y su calma rodeándome. Sé que en ese momento santo ambos nos fundimos en una unidad, una sola alma en la eternidad. A partir de ese instante en mi corazón late la consciencia de que sigue Vivo en Unidad conmigo y con la Fuente y en todo lo que Es.
Unos instantes después llamé a mi maestro de yoga, para pedirle contención espiritual. Y a través de él se formó una gran red de meditación para acompañarnos, no en el dolor, sino a trascender el hecho de la muerte física con la fortaleza de sabernos más allá de ella y más allá de la aparente separación.
Mi deseo, al compartir esta experiencia sagrada de mi vida, no es ahondar en la tragedia y la pena, desde el plano físico, sino elevarlo más allá de las circunstancias, honrando lo sagrado, lo sublime. Dejando fluir del corazón la expresión del amor más puro.
Ese amor que nos mantiene vivos y unidos eternamente en nuestros Seres amados. Más allá del espacio tiempo, de la razón, del entendimiento y la comprensión, Somos Uno.
Unidos por lazos sublimes recorremos la Eternidad en la Gran vida, como almas separadas en apariencia.
Solo la muerte, como un eterno amante nos despierta al brillo de la Vida, cuando nos permitimos ir más allá de las barreras del miedo y el dolor.
Pensar en el futuro y en lo que podría haber sido no tiene sentido. Ya que el futuro es solo la mirada desde la limitación del tiempo y Solo extiende el dolor por la resistencia a lo inevitable, la finalización de la vida en el cuerpo, para continuar nuestro aprendizaje y evolución como Almas Eternas e Inmortales. La elección de valorar las experiencias y el tiempo que compartimos, como un regalo del alma, es reconfortante. No quita el dolor de la ausencia, pero libera del sufrimiento y del sentido de pérdida.
Creer que en el futuro hubiéramos logrado algo, solo habla de la ilusión que extiende el dolor en el tiempo, por los apegos mundanos, y nos limita en la evolución y liberación en la ausencia de paz, tanto a nivel físico, como espiritual. Siendo el Estado de PAZ, la condición esencial para la Conexión con la Fuente, en la Dimensión Superior e inferior o material.
En memoria de mi hijo biológico Leandro Gabriel Centurión 11–2–1988 / 11–7–2016, quien desde otra Dimensión de Consciencia sigue acompañándome, a través de diferentes mensajes Espirituales y Comunicación Superior. Ya que he recibido mensajes e instrucciones a través de alumnas. Mensajes muy personales y también asociadas a un propósito colectivo.
Según mi alumna, en uno de los mensajes expresó: después de mostrarse en Su casa de su dimensión Espiritual, con un hermoso jardín de rosas, un frondoso árbol, vestido de blanco, con bordados naranja y dorados, una sonrisa radiante y una Luz brillante que apenas dejaba divisar su rostro: “Dile a mi mamá Hermosa que la Amo, que la estoy acompañando en todo lo que hace. Que ella es una flor más de Mi Jardín”…. Y al final agregó: “YO SOY EL CIELO, LAS FLORES, LAS ESTELLAS Y TODO LO QUE VES”. DESPUÉS DE ESO pienso: “Dios mío, cada vez que recuerdo esas Palabras me lleno de tanto Amor que no hay lugar para duda o dolor o sufrimiento alguno”.
LUCÍA MABEL MEDEIRO MAHAPREMAL DEVI
Capítulo I
La Vida en la Tierra
El hecho de nacimiento en la tierra, para cumplir un propósito en la forma Humana, está unido inconmensurablemente a la Fuente Original y al hecho de la muerte circunstancial en el plano material. Por libre Albedrío, el alma experimenta en diferentes dimensiones de consciencia. En la Experiencia en la Vida Humana, el Alma, Esencia del Alma Original, manifiesta los diferentes niveles de Consciencia, de la Consciencia de Dios, Padre Madre.
Para ello, por libre albedrío, no por su cuenta, sino guiada y asistida por un propósito superior, diseña su proyecto para encarnar en la tierra, y experimentar como Ser Humano en los diferentes roles mundanos. El libre albedrío no habla de la consciencia humana, sino de la Consciencia Divina, ya que desde la consciencia Humana experimenta la ley de causa y efecto en gran medida de manera inconsciente. Para ir descubriendo en la medida que va despertando a su naturaleza original su verdadera identidad Original. Cuando el Alma despierta a la Consciencia a Original Yo Soy, co–crea en sus roles de Ser Humano, desde la ALTA SABIDURÍA, sin identificarse con los roles mundanos.
Entonces desde el Conocimiento de su verdadera Esencia, con discernimiento y ecuanimidad experimenta en su pureza la Consciencia de su libre albedrío. Así trasciende la Ley de causa y efecto experimentando en el verdadero desapego la Consciencia, la Existencia y la Dicha del Ser Absoluto.
El nacimiento en la forma humana es la elección sagrada del alma
Las experiencias en la forma humana son elecciones sagradas del alma, antes del nacimiento, coordinadas con cada alma con la que estableceremos vínculos o relaciones por la inteligencia cósmica infinita.
La forma de la muerte, o el modo de finalizar el ciclo, está asociada al cumplimiento de su propósito y misión del alma en la humanidad, en relación íntima consigo mismo y con lo aparente externo, ilusión. ES UNA ELECCIÓN SAGRADA DEL ALMA UNIDA A UN PROPÓSITO SUPERIOR, EN LO INDIVIDUAL Y EN LO COLECTIVO.
En las experiencias como seres humanos estamos vinculados a través sentimientos y emociones y a través de las ideas pensamientos a la inteligencia Superior y al mundo material para co–crear una realidad finita.
En nuestros diferentes roles cono Seres humanos experimentamos y co–creamos una realidad finita, es decir una falsa realidad impregnada de las múltiples sensaciones de los sentidos, apropiados a la naturaleza Humana y a la naturaleza Divina.
Las diferentes maneras de cómo expresamos los sentimientos nos mantienen conectados a la Fuente o no.
En eso radica el mayor aprendizaje. Lo que establece el vínculo sagrado entre el alma y Dios, el dios creador como máxima expresión de Amor o el Dios creado por la idealización del Ser humano a imagen y semejanza del hombre–mujer, son los pensamientos, Sentimientos y emociones.
Ya que una vez que abandonamos el cuerpo físico, cuando se trasciende el estado de la mente y las perturbaciones de la ilusión, en la más elevada vibración y frecuencia de la Conciencia de Unidad o de Luz, no existen ni los sentimientos, ni las emociones. La expresión es Amor Puro, es una vibración, no un sentimiento. No hay pensamientos, hay Conocimiento y consciencia en estado Puro.
En las múltiples experiencias, de expresión sagrada del reencuentro con Uno Mismo, despertamos a la Sabiduría Interior desde LAS MÚLTIPLES EXPRESIONES DE AMOR, hasta simplemente sabernos Uno en la expresión sublime del Amor Incondicional, Libre de toda condición, o características de personalidad.
La expresión de amor cuando alguien o algo nace y la expresión de amor cuando alguien o algo muere, definen el aprendizaje y el comienzo o el cierre de ciclo, el cumplimiento o no del propósito sagrado, que se vislumbrará en el grado de apego o desapego al vínculo y a la relación.
Desde la Consciencia de Amor y Luz que Soy, que Eres, nos unificamos en la expresión más elevada de la Esencia, en Ser en Humano.
El alma elige también el ambiente familiar, el ámbito geográfico, las condiciones económicas, sociales, de salud y otras condiciones y características que considera apropiadas para su aprendizaje y evolución.
En la ignorancia, que elegimos para experimentar, no recordamos que venimos con todo lo necesario, como cuando emprendemos un viaje de aventuras. Incluyendo los datos como nombres, apellidos, coordenadas geográficas, astrológicas y numerológicas que contienen códigos y vibraciones de información, que iremos descubriendo en la medida que despertamos, o que avancemos a nuestro propósito y que además a cada alma le tocar descubrir lo que necesita para trascender los aparentes obstáculos y como una forma de iluminar su destino o camino.
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