Tampoco es cuestión de alquimia, magia o hechizos, ni de implementar técnicas ultra novedosas o conectar con las altas esferas para crear, hacer o ser. Como ser humano, estás creando todo el tiempo, como cocreador con el Gran Creador estás constantemente creando todo lo que deseas, solo que, usualmente, no tienes consciencia de lo que realmente deseas.
Si crees que no tienes poder, pues no lo tienes. Y si crees que lo tienes… lo tienes, y eres poderoso/a.
Lo que tú creas es lo que define tu creación.
Si aún después de leer y aprehender esto sigues creyendo que no tienes poder o no tienes tiempo para todo lo que quieres o deseas hacer o ser ni energía para crear tu vida, o te sientes incapaz de crear tu paso a paso en este camino, pregúntate: ¿a quién le estás cediendo tu PODER? Piénsalo, en serio, tienes la respuesta, y lo sabes.
Estás a tiempo de que ese Poder regrese a ti.
Ese poder es tuyo, no es del gobierno de turno ni de la economía del país ni de tu padre o tu madre ni de tu pareja ni de tu familia ni de tu jefe ni de tu vecino. ¡Es tuyo, ya reclámalo!
Y reclama con responsabilidad, con compromiso.
Pregúntate si estás repitiendo ideas de otros, si estás viviendo sueños de otros.
Si tienes pensamientos “enlatados” por no animarte a pensar diferente.
Pregúntate, cuestiona, repregunta si es necesario, pero define tú el próximo paso.
¡El tiempo, tan valioso, el tiempo! Ese que inviertes en hacer, ¿es para tu logro o es para el logro de otro?
¿Estás siguiendo tus deseos del corazón o el de otros?
¿Inviertes tiempo en TU sueño, en tu propósito?
¿Inviertes en ti? ¿En capacitarte, en disfrutar? ¿Disfrutas realmente o solo trabajas y acumulas?
¿Cuántas veces has estado inmerso en ese tiempo sin reloj de sostener desde cosas hasta personas y situaciones que ya sabes que no deseas y que no aportan a tu misión?
Si hoy sientes que te falta energía… ¿te preguntaste dónde la estás perdiendo?
Ya es tiempo de empezar a hacerse estos interrogantes; frena un poco el mundo y no te bajes.
Empieza a observar y observarte.
¿Estás viviendo en automático o estás realmente viviendo y disfrutando de tomar tus decisiones de cada día? ¿Estás asumiendo riesgos?
¿Estás haciendo algo diferente para obtener otros resultados? ¿Estás conociendo lugares nuevos, personas con otras miradas?
¿Sabes realmente lo que quieres, lo que deseas? ¿Y qué estás haciendo para llegar a eso, para materializarlo?
¿Quieres empoderarte?
Empieza a reconocer tu poder, reconoce tu Ser como creador, con esa capacidad inagotable de idear y materializar. Si reconoces tu capacidad creadora, podrás construir tu propio camino hacia tu propósito con autoliderazgo.
Y así podrás invertir tu tiempo y energía con sabiduría para hacer lo que hay que hacer y no malgastar.
Confía en ti y en tu poder.
Y, cuando lo hayas creado, aquello que sueñas y deseas, serás feliz de haberlo logrado.
Y ya nada podrá frenar tu andar empoderado.
Hoy me doy permiso para equivocarme… y mañana también. ¿Y tú?
¿Eres perfeccionista? Si lo eres, sabes que es como caminar por la vida con una pesada mochila llena de rocas que te frenan y te hacen avanzar muy lentamente… Si lo eres, Sé que entiendes la metáfora.
El perfeccionismo puede, inclusive, paralizarte, bloquearte, te lleva a posponer tus proyectos porque nunca están “lo suficientemente bien”. Todo lo contrario a la acción, que es lo que necesitas para lograr resultados. Te pierdes en los detalles, muchas veces, irrelevantes.
Entonces, si quieres resultados… ¡le declaras la guerra al perfeccionismo! Aunque esa “guerra” no resolverá nada y te dejará sin energía. Cada vez menos. Por lo que te propongo, en principio, involucrarte en un proceso de cambio y que, a base de tomar conciencia y de buscar herramientas, vayas trabajando una salida airosa de ese estado de “perfección”, que tampoco es la idea desecharlo al primer paso, porque, aunque así lo quisieras hacer, está allí, y, si te distraes, se cuela en cualquier momento. La atención constante es importante.
Quiero compartir contigo mi experiencia con el darme permiso para equivocarme, para cometer errores y no ser “perfecta”. Ha sido muy liberador y, tal vez, a ti también pueda ayudarte…
Me gusta mucho escribir, y, cuando lo hacía en el pasado, me costaba mucho compartirlo. A pesar de que a mí me gustaba el resultado, el perfeccionismo me frenaba. Suelo escribir como fluye desde mi interior, y aún hoy suelo tener la creencia limitante de tener que comprobar antes de compartir o publicar. Como si el comprobar y rever lo hiciera más “profesional”. Desde hace un tiempo me enfoqué en este tema de la pesada mochila, y empecé, de a poco, a alivianarla. Empecé por deshacerme de la creencia de “perfeccionismo = profesionalismo” y a estar atenta a cuando surge en mi mente para transformar ese pensamiento “enlatado” en otro más expansivo.
Elegí y decidí que ya no quiero ser perfecta en nada. Incorporé que la esencia es más auténtica que la estética, y acepté que lo que escribo es libre de interpretación y que involucra otra mirada además de la mía. Yo puedo emitir un mensaje y el otro puede y tiene todo el derecho y la libertad de interpretar o sentir otro. Y eso es porque escribo como arte, y el arte es connotativo. Llega o no llega, se recibe o no recibe… lo importante es expresarlo, dejarlo salir y darle libertad.
Sin búsqueda vana de perfeccionismo.
Por eso, hoy me doy permiso.
Esto fue lo más transformador: principalmente, que me había dado permiso de “meter la pata”. Algo tan simple como liberador y expansivo. Cambié mi mentalidad.
¿Y si no encontraba las palabras exactas para todo lo que quería decir?
¿Y si me equivocaba en mis opiniones y hería a alguien?
¿Y si me ponía nerviosa y me bloqueaba con los conceptos?
¿Y si no estaba a la altura?
¿Y si …?, ¿y si…? Miedos y más miedos… ¿Y cuál es la mejor manera de vencer los miedos? ¡Actuando! Cada vez que te enfrentas a un miedo es una pequeña conquista, porque te das cuenta de que, la mayoría de las veces, solo está en tu cabeza.
¿Y qué pasa si me equivoco? Pues me disculpo. No se terminará el mundo.
De hecho, me equivoco bastante.
Cuando te das este permiso, se abren infinitas oportunidades y posibilidades.
De repente, tienes delante de ti un amplio abanico de opciones que puedes llevar a cabo para conseguir tu propósito.
¡Si te das permiso… piénsalo!
¿Qué sucedería hoy con tu vida si te dieses más permisos para experimentar sin que te importase tanto que todo sea perfecto?
Ver que otras personas que para mí son referentes se permiten equivocarse y se ríen de ello ha sido muy inspirador para mí.
Está claro que hay que apuntar a la excelencia, a mejorar día a día, a hacer un trabajo cuanto más profesional mejor, pero sin perderse en un perfeccionismo paralizante. Mucho análisis provoca parálisis.
Así que, entonces: acepta que eres un Ser Humano.
Soy humano/a y me voy a equivocar, sobre todo si estoy practicando una habilidad nueva.
Equivocarse es la consecuencia de estar viva. Y, si no, es que estoy paralizada. Se equivoca el que hace, el que acciona.
Si te quedas quieto, allí no hay peligro de errar. Salir al mundo y lanzarte a la acción conlleva sus riesgos, desaciertos y mejoras. El hecho de actuar ya te hace entrar dentro de los valientes que se atreven a hacerlo. ¡Así que HAZLO, y hazlo ya!
Recordar que eres mucho más que lo que haces o tienes. Solo por estar vivo eres un ser humano valioso con toda una serie de atributos que te hacen único. Tú no eres tus resultados, sino algo más grande y más poderoso. Toma consciencia de tu esencia y de tu potencial.
Читать дальше