XPM - Detrás de la máscara
Здесь есть возможность читать онлайн «XPM - Detrás de la máscara» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Detrás de la máscara
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Detrás de la máscara: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Detrás de la máscara»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Detrás de la máscara con su esperada segunda parte… Cuando la esperanza se tambaleó, solo necesitaba a alguien para recordarle porqué seguía luchando…
Detrás de la máscara — читать онлайн ознакомительный отрывок
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Detrás de la máscara», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
—Está perfecto, si confías en ti, todo sale, aunque Sham…
—¿Sí, te duele? —pregunta Shamsha preocupada.
—La próxima vez debes tener cuidado cuando quites un torniquete, es peligroso…
—Vaale…, aún no lo he quitado.
Shamsha decidió hablarle para paliar su dolor y que no desfalleciera.
—¿Sabes?, creo que este piso era de dos hermanos, uno era piloto y ella médico, parecen gemelos, pero… Mira, he traído la foto, ¡son guapísimos!, sabes…
—Sham, cariño, no te lo tomes a mal, pero me gustaría descansar un rato.
—Ehhhh, mmmm, creí que hablarte… vale…
—Me encanta escucharte, pero la cabeza ahora…
—Tranquilo, te entiendo… —Shamsha enrojece, asiente, se levanta cogiendo los vendajes sucios.
Lewis la agarró de la muñeca con los ojos cerrados.
—No hace falta que te vayas…
—Tranquilo, voy a explorar, llevo mucho tiempo encerrada y me gustaría…
—Cotillear…
—Ehhh, no es cotillear, es explorar…
—Vale, no rompas nada, jajaja.
Shamsha le sacó la lengua y se fue hacia los dormitorios.
—¡Te he visto! —le dice Lewis antes de caer en un profundo sueño.
Revisó el resto del apartamento. Le fascinaba, era magnífico, las vistas eran impresionantes. Se acercó al cristal y de repente recordó a los monos, se apartó con rapidez. Volvió a la cocina, no quería perder de vista a su amigo.
—Mmmmmm, vamos a ver… ¿qué hay por aquí? —Abre los armarios—. Vaya, qué suerte, esta gente estaba poco en casa… A ver…, cuantas latas, cocinaban más bien poco…
Abrió unas puertas que estaban situadas encima de la rejilla extractora de humos y olores.
—¡Toma ya!
La alegría recorrió cada vena de su sistema, el armario estaba lleno de medicamentos y de material quirúrgico, además de multitud de conservas, parecía que todo ello estaba destinado para sobrevivir a un holocausto.
«Qué previsores…».
Cerró el armario ansiosa por contárselo a Callia y Charles y se dirigió a la otra habitación. Tenía dos partes diferenciadas: una de ellas era la zona de dormitorio, con una enorme cama, y en la otra había un gran escritorio lleno de libros y hojas escritas a bolígrafo. Abrió un pequeño cajón del mueble, encontró un cuaderno, no se lo pensó, total, ella daba por hecho que al dueño/a no le importaría, lo abrió por la última página escrita.
—¿Un diario?, parece escrito por una mujer; lo siento, pero la curiosidad me mata…
«Día 20:
La gente no para de enfermar. El hospital no tiene suministros, todos mis pacientes afectados por el virus han muerto. Hoy vi cómo un padre que acababa de perder a su hijo, agredía brutalmente a una enfermera; cuando ha parado, hemos intentado reanimarla, ha sido en vano, otra muerte sin sentido, otra más...
La gente ha perdido la cabeza, piden comida y agua, el hospital ya ha agotado las existencias de todo, nos han mandado a casa para tener la oportunidad de huir, ¿huir, dónde? Tim, si estás leyendo esto, sabrás que no he podido hacerlo, no puedo irme, la gente me necesita, ve a buscar a mamá y papá e iros lejos de aquí, el caos se ha extendido, solo tú puedes salvarte, no confíes en nadie, he dejado latas en la cocina y un kit hospitalario por si acaso, encontrarás casi todo lo necesario para un tiempo.
Te quiero».
A Shamsha se le heló la sangre, la hoja se arrugaba, señal de que esa parte del papel se había mojado, «¿serán lágrimas de su hermano, logró escapar?, joder, Sham, ¿por qué has tenido que leerlo?, pobrecillos, no sabían que no podían ir a ningún sitio…», en ese momento una punzada le atravesó el estómago, pensó en su madre. Cada vez tenía más asumido que todo lo que conocía ya no existía, fríamente siguió rebuscando en los cajones. Se sorprendió por el hecho de hacerlo, nunca había sido cotilla, pero necesitaba saber más, martirizarse; ella había vivido demasiado tiempo en una fantasía, mientras el resto de la humanidad lo hacía en una pesadilla, no halló nada a excepción de unos cuantos informes médicos y una caja fuerte escondida tras un mueble.
Se sentó en la cama a digerir todo lo que estaba sucediendo a su alrededor, alzó la vista y vio el baño a su izquierda. Era precioso y la cristalera le otorgaba una luz casi celestial, todo blanco, una enorme bañera en su mitad era la reina por excelencia de la estancia, por un segundo se imaginó a aquella mujer que tanto sufría, con espuma cubriéndole y una copa de vino después de un estresante día salvando vidas.
El suelo era de pequeñas baldosas cuadradas blancas y negras, nunca había visto esa moda, sabía que lo antiguo volvió a ponerse de moda en decoración, pero nunca se imaginó algo tan bello, todo a su alrededor la invitaba a olvidarse de la realidad, la pared de cristal hacía que simulara estar en el cielo.
Observó un pequeño reproductor de música, «mmm, ¿por qué no?», pulsó el botón, «no lo puedo creer», la música afloró, inundando la estancia. Shamsha cerró los ojos mientras dejaba vagar su mente hacia el paraíso acompañado del precioso « Bolero » para piano de Ravel.
De pronto un estruendo la sacó de su sueño, giró sobre sus pies, una gran nube de polvo emergía de la zona donde estaba el edificio que casi les había sepultado, «céntrate, Sham».
Abrió unas pequeñas puertas que junto a unas diez más contribuían a formar un enorme armario que abarcaba toda la pared del suelo al techo.
Después de abrir unas cuantas más, encontró que en uno de los espacios había numerosos medicamentos, «por favor, que haya… ¡sí, antibióticos!».
Fue corriendo al salón, obligó a Lewis a tragarse con un poco de agua alguno de los que había encontrado.
Estaba muy pálido, la herida de su pierna tenía un aspecto horrible, ella no dijo nada.
—Tómate esto, son antibióticos…
—Cabrón, a ver que me…
Se dio cuenta de que la infección se le había extendido, estaba delirando; si no le curaban la pierna pronto, con toda seguridad no saldría adelante…
—Cariño, soy…
—Era broma, no estoy tan mal, te estoy tomando el pelo…
—¿Cómo se llama lo que quieres que me meta?
—Ehhhhh.
—Clarostofarami…
—Me vale, trae…
—No voy a abrir los ojos para verte, pero debes tener una cara de idiota…
—¿Eres idiota hasta en estas circunstancias? —Lewis levanta el pulgar y le dedica una leve sonrisa.
Se tomó los antibióticos. Seguía preocupada, pero confiaba en la fortaleza de aquel hombre, volvió a su tarea de inspección, realmente necesitaba matar el tiempo ya que no podía quedarse quieta esperando a que los demás hicieran algo útil por salvarle la vida a su amigo.
—¿Qué coño…?
Se estremeció, desde la entrada del baño no se llegaba a ver la zona donde estaba el lavabo y otro armario más, se asustó, debajo del lavabo había un cuenco metálico como el usado en los hospitales para dejar los restos y los utensilios usados.
Tenía mucha sangre reciente, seguía oliendo, no estaba ni coagulada y ella no entendía nada de medicina, pero había leído mucho y por intuición dedujo que era demasiado roja y líquida como para llevar el tiempo que supuestamente la gente que allí vivía se había ido.
Una aguja quirúrgica, hilo y unas tijeras, no se lo podía creer, habían gastado toda su suerte, «tengo que desinfectar esto», buscó algún desinfectante médico, «venga hidrosegunina o incluso alcohol me vale» para ya culminar la emoción, no había, se acordó de cómo su amiga le hizo un agujero en la oreja utilizando una aguja de coser y que para esterilizarla la quemó con un mechero y añadió ginebra, «eso sí que hay en el mueble-bar del salón».
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Detrás de la máscara»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Detrás de la máscara» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Detrás de la máscara» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.