Gracias a que tienen pocos años de selección en relación con los vacunos, de los bubalinos se puede hablar en general de animales de doble aptitud (o triple, según el caso). Originalmente, una raza puede haber tenido una contextura ósea menos fuerte que la otra, pero con la selección esa característica se ha ido emparejando. Cuando no tienen un manejo genético adecuado, ambas razas pueden perder precocidad o fertilidad; si una se engancha más fácil o si la otra tiene cuernos puntiagudos, no es tan importante como la mansedumbre, la productividad, la conformación y la pureza racial de un rodeo (en ese orden), factores que dependen del trabajo realizado durante muchos años por el criador. Si el proyecto ganadero con búfalos fracasa no es falla ni de la Mediterránea, ni de la Murrah, ni del búfalo, sino del trabajo del criador en su selección y en su manejo.
Los cruzamientos son muy necesarios, tanto para el productor de ganado puro como para el que los realiza a nivel industrial. Ambos se complementan igual que lo hacen las actividades de cría, recría y engorde. No se pueden realizar cruzamientos de excelencia si no se parte de dos materiales genéticos de alta calidad y productividad.
Una versión previa de este capítulo fue publicada en: Zava, M. El búfalo doméstico. Buenos Aires: Orientación Gráfica y Editora, 2011.

[1]Ángel. J. G. y Berdugo, J. A. La cría del búfalo en Colombia, 2006.
[2]Inchausti, D. y Tagle, E. Bovinotecnia. Buenos Aires: El Ateneo, 1980.
[3] [3b] [3c] [3d] [3e] [3f] [3g] [3h] [3i] [3j] [3k] [3l] [3m] [3n] [3o] [3p] [3q] [3r] [3s] [3t]Cockrill, W. R. The Husbandry and Health of the Domestic Buffalo. Roma: FAO, 1974.
[4] [4b] [4c] [4d] [4e] [4f] [4g] [4h] [4i] [4j] [4k] [4l] [4m] [4n] [4o] [4p] [4q] [4r] [4s] [4t]Food and Agriculture Organization of the United Nations (FAO). The Water Buffalo. Animal Production and Health Series No 4. Roma: FAO, 1977.
[5] [5b]Zava, M. El búfalo doméstico. Buenos Aires: Orientación Gráfica y Editora, 2011.
[6]Katalla, K. Comunicación personal. Director adjunto del Departamento de Ganadería, Hyderabad, Andhra Pradesh, India, 1981.
[7] [7b] [7c]Mullapudi, N. N. Comunicación personal. Directivo de la West Godavary Cattle Breeders Asociation; promotor del Ganaveram Insemination Center y del Mendapeta Institute of Animal Reproduction; propietario del Complejo Agroindustrial «Rayudu Farms», Tanku, Andhra Pradesh, India, 1981- 1988 y 1991.
[8] [8b] [8c] [8d] [8e] [8f] [8g] [8h] [8i] [8j] [8k]Zava, M. Experiencia personal. India, Italia, Bulgaria, Brasil y Estados Unidos (1981); India, Italia, Brasil y Venezuela (1984-1990) y Bulgaria (1991).
[9] [9b]Pannu, H. S. Comunicación personal. Oficial de proyectos de Pannu. Programa de desarrollo intensivo de ganado Salatwada. Boroda, Surat-Gujarat, India, 1981.
[10]Kerur, V. K. Comunicación personal. Director del Centro de Recolección de Semen. Mehsana, Gujarat, India, 1981.
[11]Mohammad, A. M. Comunicación personal. Director asistente de la ganadería del distrito de Medak, Zeheerabad. Medak, Andhra Pradesh, India, 1982.
[12]Krishna M. Comunicación personal. Campus de la Universidad de Ciencias Agrícolas (UAS), Dharward, Karnataka, India, 1981.
[13]Comunicación personal con los directivos de la fábrica de alimentos para ganado, ChaUhan, Gujarat, India, 1981.
[14]Cruz, L. Comunicación personal. Director ejecutivo de Philippine Carabao Center (PCC), Filipinas, 2004.
[15] [15b] [15c]Ahlawat, S. P. S. Atlas Animal Genetic Resources of India. India: Today & Tomorrows Printers and Publishers, 2009.
Los búfalos de agua en México
Eduardo Luis Maitret Collado
Introducción
La primera vez que vi un búfalo de agua con sus grandes cuernos enroscados, su enorme masa corporal, su color negro profundo y su mirada desafiante, sentí desconfianza. No fue amor a primera vista. No sabía entonces que estaba frente a uno de los mamíferos más inteligentes, productivos y domésticos en la Tierra. Una especie de bóvidos que ha convivido con la humanidad por lo menos cuatro milenios, en una simbiosis para beneficio mutuo. Cuando se llega a conocer verdadera e íntimamente a los Bubalus bubalis, nombre científico de la especie, se da uno cuenta de que son animales que combinan un aspecto imponente con una nobleza singular. Una combinación de la territorialidad de un macho semental con la dulzura de una hembra maternal. Su origen geográfico e histórico es asiático, sin embargo, actualmente se les puede encontrar en todos los continentes habitados de nuestro planeta, sobre todo en regiones tropicales y subtropicales húmedas y sombreadas donde tienen hábitats ideales para su desarrollo a pesar de que, vale la pena aclarar, se adaptan muy bien a casi cualquier clima.
Antes de ver a estos animales por primera vez en la isla de Marajó (desembocadura del río Amazonas) mi abuelo, Clemente Maitret Irisson, y mi padre, Eduardo L. Maitret Guichard, ya habían tenido un encuentro con ellos en las localidades brasileñas de Uberaba (estado de Minas Gerais) y Cabo Frío (estado de Río de Janeiro), así como en Bulgaria, a mitad y finales de la década de 1970, respectivamente. Siempre tuvieron interés en traerlos a México, pero entonces no fue posible principalmente por razones zoosanitarias. El proyecto era importar los búfalos, concretamente al sureste mexicano, donde se reúnen las condiciones climáticas y de terrenos para su mejor aprovechamiento en humedales y pantanos que ocupan cientos de miles de hectáreas en Veracruz, Tabasco y Campeche, creando una ganadería alternativa sustentable para la producción de leche, carne y animales para el trabajo, así como otros subproductos propios de la especie.
Importación de búfalos a México
En 1991 nos encontramos por primera vez con el señor Anthony P. Leonards, de Luisiana, EE. UU., quien nos contactó por medio del licenciado Alberto Rosas, de la Ciudad de México. El señor Leonards poseía un hato bufalino integrado originalmente por 47 animales de la subespecie Carabao o búfalo de pantano (Bubalus bubalis limneticus) procedentes de Guam (una de las islas Marianas en el Pacífico occidental), de donde se les trajo a Estados Unidos en 1970. También habría importado a la Unión Americana 250 búfalas de las islas Trinidad y Tobago de la subespecie búfalos de río (Bubalus bubalis fluviatilis) de tipo Buffalypso o Trinitaria, raza sintética caribeña formada por el cruzamiento de las razas Mediterránea de Europa, y de la Murrah, Jafarabadi, Nili-Ravi y Bhadawari de la India y Pakistán. En la Universidad de Florida se hicieron cruzamientos mediante inseminación artificial con toros de la Mediterránea de Italia y de la Murrah de origen brasileño.
Por otro lado, el señor Leonards nos informó que también tenía un hato bufalino en Belice, cuyo origen era Trinidad y Tobago. Estaba conformado completamente por la subraza sintética Buffalypso o Trinitaria. Se tomó la decisión de importar a México ambos grupos de estos grandes bovinos. A pesar de tener todo en contra para la importación por parte de autoridades zoosanitarias y de los mismos colegas ganaderos, entre 1992 y 1999 llegaron a México provenientes de Estados Unidos, primero, y de Belice después, más de 3,000 cabezas.
Nos llevó mucho tiempo convencer a las autoridades y a los colegas de que el búfalo asiático procedente de regiones de Norteamérica y el Caribe, libre de enfermedades exóticas para nuestra región, no representaba un riesgo para la salud animal o para el medio ambiente. Muy por el contrario, insistimos en que se trataba de un mamífero rumiante benéfico, ideal para una ganadería sustentable y amigable con los ecosistemas de nuestro país dedicados a esta tarea. Para nosotros no fue novedad encontrarnos con esta objeción oficial y del gremio al introducir un nuevo bóvido, ya que razonamientos similares encontraron mi abuelo y mi padre al introducir el cebú (Bos indicus) a la parte tropical de México, como una opción más viable que el ganado vacuno criollo (Bos taurus) durante la segunda mitad del siglo pasado.
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