1 ...8 9 10 12 13 14 ...18 Por otro lado, la metafísica especial considera tres regiones de la realidad: Dios, el alma humana y el mundo concebido al modo de totalidad de las cosas físicas. Para Heidegger, las regiones del ser son, sin embargo: el estar a mano, el estar enfrente, la coexistencia de los Otros, la existencia, el mundo matemático y geométrico, el ser del viviente (vida biológica), etc. Estas son reinos de la realidad independientes y no reducibles los unos a los otros. En el proyecto de las ontologías regionales se amplía la metaphysica specialis tripartita, que no corresponde al conjunto de las ontologías regionales apuntado en la ontología fundamental.
Heidegger indica expresamente que la ontología fundamental no agota el concepto de metafísica con que él mismo opera, ya que aquella exige la nueva problemática del ente en su totalidad ( das Seiende im Ganzen ). 21Para Heidegger la ontología plantea no solo la pregunta por el ser en general, sino también la pregunta por el ente en su totalidad, en todas sus áreas. La ontología universal propuesta en Ser y tiempo abraza, pues, la ontología fundamental y las ontologías regionales, que versan sobre los distintos modos de ser y se subordinan a la ontología fundamental, ya que la ontología universal, esto es, la ontología entendida en el sentido más vasto en cuanto elaboración de la pregunta por el ser en general en el sentido de totalidad –y no del ser de un determinado sector de la realidad– es la condición de posibilidad ( Bedingung der Möglichkeit ) de las ontologías sectoriales que fundan la ciencia particular de cada una de las regiones del ser, esto es, de las ontología regionales (Heidegger, 1977a, §2). 22
En la lección del semestre de verano de 1928 no acontece de ningún modo cambio radical alguno en el proyecto metafísico de Heidegger, pero sí se produce una modulación significativa de este sin que se abandone el cauce del discurso, que apunta, antes bien, a una aclaración del concepto de metafísica mismo. En este lugar haré algunas consideraciones sobre el sentido de lo universal y presentaré la estructuración que de la metafísica ofrece Heidegger no como alternativa a la de Ser y tiempo , sino como una versión más depurada y completa de esta.
Conocida es la llamada doble definición de la filosofía primera (πρώτη ϕιλοσοϕία) de Aristóteles: por un lado, ciencia (ἐπιστήμη) del ente en cuanto ente y de las propiedades de este 23y, por otro lado, ciencia teológica (ἐπιστήμη θεολογική), que se ocupa de lo divino, esto es, del ente más noble de todos (Aristóteles ( Metafísica , Γ 1, 1026a 18). En el semestre estivo de 1926 Heidegger (1993a: 149 ss., 286 ss.) habla de un concepto doble de la filosofía primera en Aristóteles siguiendo en esto a Paul Natorp, al que asimismo sigue muy de cerca cuando cree adivinar las vacilaciones ( Schwanken ) de Aristóteles a la hora de determinar lo que es la filosofía primera. 24
Unos años más tarde, al interpretar de nuevo este pasaje, Heidegger reconsidera el objeto mismo, lo divino (θεῑον), que es determinado como lo “sobrepoderoso” ( Übermächtiges ), convirtiendo así la ciencia teológica de Aristóteles en una ciencia de lo sobrepoderoso (Heidegger, 1996a: 12-13), que queda distinguida netamente de la ciencia sobre Dios (θεός) como Dios personal (1983: 65). Precisamente de la teología cristiana y de su concepto de Dios como ente personal Heidegger se aleja explícitamente. Así, en Ser y tiempo , pero con más claridad en otros escritos de esos años, Heidegger, además de separar tajantemente la filosofía en tanto que ciencia del ser y la teología (cristiana) en cuanto ciencia óntica positiva del Dios revelado en el sentido de cristiandad ( Christlichkeit ), 25abraza un principio metodológico a-teo en el ejercicio de la filosofía. Tal a-teísmo no es, sin embargo, ni una negación de que Dios existe (ateísmo en sentido estricto) ni menos aún la afirmación contraria de que Dios existe (teísmo); por el contrario, la filosofía se mueve más acá de la distinción entre ateísmo y teísmo, porque no es una cienca óntica como la teología. La filosofía no puede, por tanto, decidir si un ente existe o no. 26Pero la razón fundamental que lleva a Heidegger a esa posición es la radical separación de fe y filosofía, a la que explícitamente niega que posea un órgano para la revelación de Dios (1993b: 79).
Partiendo de la interpretación de Natorp acerca de la bifrontalidad de la metafísica de Aristóteles como ciencia del ser y ciencia de lo divino a la vez, con la consiguiente duplicidad del objeto de esa ciencia, Heidegger señala, aun admitiendo la constitución ontoteológica de la metafísica, la dificultad de entrelazar la teología con la ontología (1996a: 17). Pues si es así que tiene dos objetos distintos, no puede haber sino otras tantas ciencias, dado que la ciencia lo es de un solo objeto. Al citar el espurio escrito de Aristóteles De mundo 391b 4 da a entender, por otro lado, que la teología es una consideración teórica del mundo (κόσμος) y con ello apunta la solución del problema de la doble naturaleza de la filosofía primera de Aristóteles, al menos en su propia concepción de esta. 27
Para comprender la solución propuesta por Heidegger a este problema es necesario adentrarse en su ideario metafísico mismo. Como la elaboración de la pregunta por el ente en cuanto tal exige elucidar la estructura del existente humano, que esencialmente se comporta con los entes, en la ontología fundamental está implícito un giro a las diversas ontologías de las regiones del ser mencionadas y una versión al ente en su totalidad. 28La conversión exigida por la ontología fundamental recibe la denominación de met-ontología. 29Poco más adelante propone el término metaphysische Ontik (Heidegger, 1978: 201), que se opone a la metafísica inductiva , esto es, a una metafísica especulativa a partir de los datos allegados por las ciencias particulares (Eduard von Hartmann, Wilhelm Wundt y otros filósofos de finales del XIX y principios del XX). Con el término met-ontología Heidegger parece haber encontrado una denominación adecuada del conjunto de ontologías regionales que se perfilaba como tarea de la ontología universal de Ser y tiempo . En los textos posteriores a Ser y tiempo las ontologías regionales se describen como disciplinas que estudian, entre otras cosas, los modos específicos del ser de cada región del mundo y también del mundo de su respectiva región. Pero la met-ontología tal como la define ahora Heidegger en este pasaje cardinal no se corresponde exactamente ni con una ontología regional particular ni con todas a la vez, sino en el fondo con la elaboración del concepto de ente en su totalidad o mundo, cuestión que entraña necesariamente la realización de las distintas ontologías regionales, tarea que por ello se asigna a la met-ontología misma.
Vistas así las cosas, ¿puede haber una correspondencia entre la aparente bifrontalidad temática de la metafísica de Aristóteles con la ontología universal articulada en ontología fundamental y met-ontología?
A primera vista aparece clara la correspondencia de la ciencia del ente en general y sus propiedades con la ontología fundamental, que también se ocupa del ser en cuanto tal, en general, pero no hay ningún pasaje en la obra de Heidegger que afirme esta ecuación. Si esto fuera así, ¿equivaldrá la met-ontología a la ἐπιστήμη θεολογική de Aristóteles?
Reparemos en este giro de la ontología fundamental al conjunto de ontologías regionales. Lo importante es que este giro viene exigido por la propia ontología fundamental y, por tanto, por la elaboración misma de la pregunta por el ser en general. ¿Cómo se produce esta conversión de la ontología fundamental en met-ontología? En el análisis de la posibilidad de la comprensión del ser, que es el objeto de la ontología fundamental, no solo se harán ostensibles los momentos del ser, sino también se pondrá de manifiesto que tal comprensión o noción del ser radica en la existencia fáctica del estar-ahí. El existente humano en su facticidad se constituye en el fundamento óntico de la ontología y de la comprensión misma del ser en que sucede la diferencia entre el ser y el ente. La existencia fáctica del existente no es, a su vez, algo aislado, sino plenamente imbricado con la totalidad de los entes, con la naturaleza, a la que el existente mismo está arrojado ( Geworfenheit ) (Heidegger, 1978: 199). Por eso, la pregunta por el ser en general de la metafísica, de la ontología y de la ontología fundamental, en último lugar, se transforma necesariamente en la pregunta por el ente en su totalidad. La conversión o alteración ( Umschlag ) de la ontología fundamental en met-ontología está prefigurada en la pregunta por el ser en general. De ahora en adelante la pregunta por el mundo se situará en el centro de interés del proyecto metafísico, sobre el que pivotan los demás temas como fundamento, verdad, trascendencia, libertad y finitud.
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