Sépalo decir
© 2021, María Paula Alonso T.
© 2021, Intermedio Editores S.A.S.
Primera edición, junio de 2021
Edición
María Alejandra Mouthon
Equipo editorial Intermedio Editores
Concepto gráfico, diseño y diagramación
Alexánder Cuéllar Burgos
Equipo editorial Intermedio Editores
Imagen de portada e ilustraciones
Katy Jiménez Calderon y Paula Tatiana Adarme
Intermedio Editores S.A.S.
Avenida Calle 26 No. 68B-70
www.eltiempo.com/intermedio
Bogotá, Colombia
Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor.
ISBN:
978-958-757-989-5
Diseño epub: Hipertexto – Netizen Digital Solutions
Contenido
Introducción
Pensamiento previo no consciente
Atender al pensamiento es importante
Pensamiento previo no consciente y barreras de comunicación
Primera barrera
Pensamientos extremos o polares
Segunda barrera
Los juicios al interlocutor
Tercera barrera
Clasificar las conversaciones
Cuarta barrera
Juicios a nosotros mismos
Quinta barrera
Ignorancia de la emoción
Sexta barrera
Reconocer la intención real
El decálogo de la comunicación
Rompiendo barreras de forma sencilla
Segunda parte
Relacionarnos con maestría
Claves prácticas para conversaciones cotidianas
Paquete de habilidades básicas de un buen comunicador
La escucha
El interés
La empatía
La firmeza
La claridad
La apertura
La neutralidad
El reconocimiento
El autoconocimiento
Tu propia esencia
Nota al pie
A Donald y mis seis cascabeles que saben reír.
Introducción
Sépalo decir no es un libro para aprender a hablar positivo, es un manual para pensar y hablar distinto.
El entrenamiento consciente y personal que hagamos al conversar, permitirá reconocer y fortalecer las habilidades que nos ayudarán a descubrirnos como comunicadores competentes.
Sépalo decir es una síntesis práctica para comunicarnos de forma más fácil, segura, empática y eficiente. Nace de la experiencia con equipos, líderes y personas en diferentes procesos de formación y acompañamiento, fundamentados en técnicas de Programación Neurolingüística, inteligencia emocional, coaching , apreciatividad y comunicación no violenta.
Hablamos solo para que nos entiendan, pero no para crear consciencia sobre aquello que decimos a otros. Sabemos comunicarnos, pero no para relacionarnos, sino para entregar un mensaje individual. Y esto, además de suponer un esfuerzo, está basado solo en la intención de un objetivo personal.
Es muy distinto hablar que conversar. La diferencia radica en que al hablar expresamos ideas, con la fe de que caigan donde deben caer. Sin embargo, cuando nos importa la relación por encima del resultado, podemos ser más cuidadosos con las formas, el mensaje, el canal, la conversación y la consecuencia. Si nos importan más las relaciones que el resultado, estamos conversando; estamos logrando que sean más relevantes las relaciones que las razones.
Todo aquello que hemos logrado como humanidad tiene una relación de por medio y, por ende, un hilo de conversaciones que la soportan. Por lo tanto, las conversaciones también importan, construyen y generan relaciones que, por sencillas que parezcan, son la base de la vida, del desarrollo, aprendizaje, la reflexión y de nuestra visión del mundo.
La conversación trasciende el concepto de un simple trámite y, en consecuencia, no hay relación simple, sencilla o innecesaria; la que se construye con el conductor de un taxi, el vendedor de la leche o el plomero, tiene la misma importancia que la generada con el jefe, la pareja o un amigo cercano. Todas están construyendo puentes, abriendo caminos y trazando rutas en nuestra vida.
Necesitamos relacionarnos para todo… o casi todo. No hay acción sin resultado y las conversaciones son acciones, muchas veces inconscientes. Es tan así, que es muy común que nos regresemos sobre ellas repasándolas y diciendo: “debí haber dicho esto” o “no debí haber dicho aquello”. Volver conscientes las relaciones implica interesarnos por el otro, que requiere ser comprendido, escuchado e interpretado, para construir el juego de la vida.
Pensamiento previo no consciente
Al importarnos las relaciones, nos importa el otro. ¿Qué sucede entre el pensar y el decir que simplemente no fluye? A esa sensación de impotencia de quiero decirlo pero no sé cómo, la llamo pensamiento previo no consciente. En estos años de acompañar líderes, personas y equipos que procuran comunicarse bien, he concluido que se destina tiempo a cuidar el tono y la forma, lo que se dice, pero no lo que precede al mensaje, a los pensamientos que nos llevan a hablar de una u otra manera, incluso sin palabras.
Pregunté en redes sociales si se consideraba importante conectar y tener técnicas de empatía en una cita médica y fue sorprendente ver que, de quinientas personas que participaron en la encuesta, el veinte por ciento expresó no considerarlo importante, ya que la conversación con el médico era un simple trámite. Cien personas pensaron que hablar con un médico carecía de importancia, quiere decir que, cien de quinientas personas, desconocen el alcance que puede llegar a tener la relación médico, paciente.
Ahora, imagina que no pasa nada importante en la conversación con un médico, en realidad fue solo un trámite. Fuiste, te revisaron y saliste. Jamás retuviste la imagen de él, ni su cara, ni su nombre. Más adelante tienes una complicación y aquello que el médico dijo se volvió importante, adquirió relevancia. En este escenario, un pensamiento previo no consciente impidió reconocer el valor del vínculo creado.
Otro ejemplo de pensamiento previo no consciente surgió en uno de los talleres virtuales de Sépalo decir. Alguien escribió: “Hoy entré en desacuerdo con mi pareja porque a él no le gusta socializar y mañana nuestro hijo cumple un año. Aunque yo solo invité a una bebé, hija de mi prima, él no quiere compartir con ellas. No sé cómo mediar en la situación”.
Si nos fijamos, el escrito está enfocado en una visión individualista : entré en desacuerdo y no entramos en desacuerdo; yo solo invité y no invitamos. Mi respuesta fue proponerle a la persona regresar sobre el significado de la celebración y darse cuenta de que la consulta partía de una visión personal y no de la participación de los dos padres. Primero, habría que acordar juntos qué quieren de la celebración, cómo la quieren, y, luego, definir a quién invitar.
Los pensamientos previos no conscientes con frecuencia son decisiones que tomamos de forma individual, roles que asumimos incluso antes de hablar y que suponen una posición desde un punto de partida donde muchas veces no podemos conversar. Tener un pensamiento previo no consciente es como el cordón del zapato mal amarrado, una llanta pinchada, un auto sin combustible o un paracaídas sin ajustar.
Cómo hacer conscientes los pensamientos previos
Hace poco viajaba con una colega a la empresa de un cliente lejos de la ciudad. Íbamos para una reunión de algo que parecía ser un gran proyecto. Estaba entusiasmada con la expectativa de qué podría pasar y cómo íbamos a crecer en este reto. Al anunciarnos, luego de dos horas de viaje, mi compañera me miró y dijo: “¿Has pensado que quizás sea una trampa? ¿que hayamos venido hasta acá para nada?”. Yo la miré sorprendida, en ningún momento ese pensamiento había pasado por mí y me asombró que por la mente de ella sí. Le dije: “Elijo no pensar eso en este momento. Quiero considerar lo que podemos crear juntos y no en desconfiar de ellos”. Finalmente, fue una experiencia exitosa de negocio.
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