Viktor Von Weizsäcker
Patosofía
Von Weizsäcker, ViktorPatosofía / Viktor Von Weizsäcker. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Libros del Zorzal, 2017.Libro digital, EPUBArchivo Digital: descarga y onlineTraducción de: Dorrit Busch.ISBN 978-987-599-494-2I. Busch, Dorrit, trad. II. Título.CDD 150.195 |
Traducción: Dorrit Busch
Edición: Ixgal
Revisión: Verónica Bondorevsky
Diseño: Verónica Feinmann
Ilustración De Tapa: María Rabinovich
Título Original: Gesammelte Schriften Band 10 Pathosophie Bearbeitet von Peter Achilles, Dieter Janz und Walter Schindler
© Suhrkamp Verlag Frankfurt am Main, 2005
© Libros del Zorzal, 2005
Buenos Aires, Argentina
Libros del Zorzal
Printed in Argentina
Hecho el depósito que previene la ley 11.723
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Prólogo
Luis Chiozza
Buenos Aires, enero de 2005
En la década de los años cuarenta, la editorial Pubul de Barcelona publicó dos libros de Viktor von Weizsäcker: Problemas clínicos y Casos y problemas. Por la misma época, la editorial Morata publicaba El círculo de la forma y la editorial Luis Miracle, El hombre enfermo. Esos cuatro libros constituyen las únicas traducciones a nuestro idioma de la obra de Weizsäcker, cuya reciente publicación completa, en alemán, abarca diez gruesos volúmenes. Cuando, en 1972, fundamos en Buenos Aires el Centro Weizsäcker de Consulta Médica, esos cuatro libros españoles, agotados desde mucho tiempo atrás, eran inhallables. Unos pocos ejemplares en nuestra biblioteca y las clases dadas por la Licenciada Dorrit Busch a partir de los textos alemanes, muchos de los cuales fueron traducidos por primera vez al castellano, permitieron que varias generaciones de alumnos conocieran el pensamiento de Weizsäcker. En 1986 se realizó en Heildelberg un simposio sobre su obra festejando el centenario de su nacimiento. Como resultado de ese simposio se editó un libro (Viktor von Weizsäcker zum 100. Geburtstag, publicado por P. Hahn y W. Jacob, Editorial Springer, Berlín, Heidelberg, Nueva York, 1987) al cual contribuí con un capítulo titulado “La influencia de Weizsäcker en la Argentina”. En 1988 escribí el prólogo del libro, dedicado a Weizsäcker, que Sandro Spinsanti publicaba en Italia (Guarire tutto l’uomo, Edizioni Paoline, Roma, 1988). Retomaré aquí, necesariamente, muchas de las ideas vertidas en ambos escritos.
La obra de Viktor von Weizsäcker nos coloca frente a la tarea de rediseñar la actividad médica a partir de fundamentos epistemológicos distintos de los habituales, considerando que los seres humanos y sus funciones fisiológicas expresan, en salud y enfermedad, una vida subjetiva. En nuestros días, ya casi nadie ignora que la ciencia física se ha encontrado obligada a incluir al sujeto observador en el campo de estudio de sus experiencias “objetivas”. El actual desarrollo de las teorías acerca de las realidades que llamamos “complejas” (porque no se pueden predecir desde las ecuaciones lineales que utilizamos habitualmente para deducir los efectos a partir de sus causas) nos enfrenta, en los diversos terrenos del conocimiento, con fundamentos teóricos que desdibujan las clásicas fronteras entre las distintas disciplinas. René Thom, por ejemplo, el matemático que formuló la teoría de las catástrofes, escribe un libro con el título Esbozo de una semiofísica, en el cual describe los cambios biológicos morfogenéticos a partir del significado que poseen las metas funcionales y Eugene Wigner, Premio Nobel de Física en 1963, ha escrito un ensayo titulado Comentarios sobre la cuestión mentecuerpo. No se tratan de casos raros, podríamos citar más ejemplos representando otros campos del conocimiento humano. En estas circunstancias, las ideas de Weizsäcker, un verdadero precursor de las teorías actuales acerca de la complejidad, pueden encontrar más fácilmente lugar y compañía en el edificio de la cultura, pero, si tenemos en cuenta la época en que Weizsäcker realizó su obra, nos sorprende su excepcional capacidad que le condujo a predecir un cambio que, todavía hoy, recién comienza y, a su vez, nos conmueve la incomprensión de su entorno intelectual.
El intento de definir en qué consiste la contribución de Weizsäcker lleva implícito tener en cuenta al contexto constituido por la corriente cultural en la que hunde sus raíces. Es el mismo contexto en el cual surgieran dos hombres muy diferentes a Weizsäcker y muy distintos entre sí: Sigmund Freud y Georg Groddeck. Describir ese contexto, que floreció fructíferamente en Alemania, alcanzando en su época la cumbre del pensamiento occidental, es una tarea que no estoy en condiciones de emprender. Bástenos decir entonces que la gigantesca figura de Goethe es un diapasón privilegiado en el cual resuena ese contexto cultural, ya que nos transmite, de una manera que es a la vez racional e intuitiva, la esencia de una nueva forma del pensar acerca de las conmovedoras relaciones entre materia e idea. Creo que, por este motivo, pudo decir precisamente Freud, el creador del psicoanálisis, que la lectura precoz de un ensayo de Goethe acerca de la naturaleza determinó su vocación de médico.
Tanto Weizsäcker como Groddeck comprendieron que la enfermedad del cuerpo podía ser contemplada como una forma más del ejercicio simbólico. Ambos sintieron también que la magnitud de la tarea que se avizoraba era superior a sus fuerzas. Tanto uno como otro recurrieron a Freud, buscando su compañía frente a las dificultades de semejante empeño. Freud, sin embargo, embarcado en otra lucha titánica, les ofreció su simpatía y su interés; les otorgó repetidamente su estímulo en la prosecución de ese camino, pero no quiso recorrerlo con ellos. Tal vez no se atreviera a añadir un nuevo motivo a las resistencias que ya despertaba el psicoanálisis. Ambos, Groddeck y Weizsäcker, ingresando en los confines de una nueva ciencia, con problemas que también se plantearon de una manera nueva, se manifestaron, explícitamente, reacios a trazar un sistema. De hecho, Weizsäcker sostiene que es igualmente mortal para el espíritu tener o no tener un sistema y que el espíritu deberá resolverse “entre” lo uno y lo otro. Solemos decir, acerca de Groddeck, que no formuló una teoría, tal vez sea más acertado sostener que su teoría funciona tan alejada de los parámetros habituales de la “formación de sistemas” que no parece teoría. El caso de Weizsäcker, dotado de una profunda formación filosófica y médica, es distinto. Su pensamiento carece de la apariencia “mística”, que algunos le reprochan a Groddeck, porque ofrece explícitamente sus fundamentos teóricos. Pero el esfuerzo de Weizsäcker por trazar un puente entre el pensamiento habitual y lo aparentemente impensable no nos protege de la dificultad que inevitablemente comporta. Aunque su lectura es difícil, es necesario señalar que su dificultad es auténtica. Weizsäcker, que no ignora esa dificultad, advierte que decir de una manera fácil lo que por su naturaleza es difícil conduce a una equivocación.
No es ésta la ocasión apropiada para intentar siquiera un escueto resumen de los conceptos más importantes dentro de lo que constituye el legado de Weizsäcker. Escribiré algunas palabras, sin embargo, acerca del significado que adquiere para la medicina un aspecto fundamental de su obra.
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