Al año de su muerte, muere mi papá un 25 de Diciembre de un cáncer de pulmón. Una enfermedad que le produjo el cigarrillo, pero que se desencadenó con la depresión que le dejó la pérdida de su hijo. Daniel y Graciela, estuvieron presentes en todo momento, fue la navidad más difícil de mi vida y ellos acompañándonos con respeto y calidez, hasta pusieron regalos para todos en el árbol!!!!! ya que nosotros no podíamos ni pensar en eso, y los chicos todavía tenían la ilusión de la llegada de Papá Noel. Pasamos la noche del 24 en su casa, tranquilos, tristes, pero rodeados de mucho amor esperando el desenlace. Mi mamá al lado de él en el sanatorio, también rezando para que terminara esa enfermedad terrible y para que mi papá encontrara la paz que necesitaba.
Pero volviendo a la alegría de tu primer día, estábamos, como ya dije, en lo de Dany comiendo el asadito. Natalia y Sabry decidieron volverse después de almorzar a casa, nosotros nos quedamos como siempre de sobremesas eternas y disfrutando el parque hermoso que tenían.
Al rato me llama Sabry exaltada, hablaba a borbotones, pidiendo que fuera para confirmar tu entrada a casa. Yo sin entender nada por teléfono y con la complicidad de Graciela para que papá se quedara, me fui con una excusa para ver qué pasaba.
Fue cuando te conocí, te habían dejado en una caja agujerada junto con tus cuatro hermanos bajo el árbol de nuestra vecina. Sabry y sus amigas los encontraron y estaban tratando de lograr ubicar los cachorros en el barrio y como era de esperar Sabry quería uno!!!!!!
No podía contener la alegría y la ansiedad que tenía Sabrina cuando llegué a la casa, ella ya te había elegido, pero sin decir nada me pidió que eligiera uno, y sin dudarlo te elegimos, ese era “tu destino”.
No eras la más linda de la caja, tu pelo era gris obscuro, tan chiquitita, parecías una ratita, pero quien podía negarse a esos ojos marrones enormes que pedían amor.
Después de calmar un poco a Sabry, porque no sabía el resultado de mi estrategia para convencer a papá, hablé por teléfono con Graciela y otra vez con su apoyo, vinieron todos para casa, anticipándole algo a papá que sin entender nada, sabía que algo importante estaba pasando, y su presencia era absolutamente necesaria.
No fue fácil, tuve que apelar a todos mis recursos para convencerlo, y hacerle entender lo importante que era para sus vidas, los melli tenían un poco y más de seis años, estábamos todos juntos en nuestra casa le recordé lo felices que habíamos sido nosotros con nuestras mascotas.
A pesar de sus miedos y del acuerdo, bajo la guardia y dijo que sí.
Esa noche dormiste por primera vez en casa!!!!!!!
No fue fácil pero ya estabas adentro y conociéndolo a papá, esto ya no tenía retorno, porque él también aunque no lo decía, te quiso desde el primer momento en que te vio.
Como él era el jefe del hogar y éramos muchos para contener, necesitaba poner límites para que la situación no se le escapara de las manos, y vinieron las consignas a seguir y respetar.
En principio ibas a dormir en la cocina porque eras muy chiquita, esto fue los primeros días de junio, ya hacía frío para vos. Primero había que recuperarte bien. Después ibas a dormir al patio, cosa que si mi memoria no me falla, nunca sucedió.
Estábamos todos muy felices y excitados con tu presencia, “la novedad”, un cachorro era lo más lindo que podía pasar en un hogar con tantos chicos.
El lunes a primera hora fuimos al veterinario para confirmar tu salud y aprender a cuidarte mejor. Él nos dijo que tendrías aproximadamente veinticinco días de vida, que tenías que tomar leche y estar calentita porque te habían destetado antes de tiempo. No tenías el peso para vacunarte pero parecías saludable y que ibas a ser de tamaño mediano.
Lo que no pudo adivinar Héctor, tu veterinario, que ibas a ser tan hermosa!!!!!!
Todos en casa querían atenderte, tenía un montón de ojos para mirarte y brazos para tenerte. Había que tenerte calentita y yo para variar, me sentaba con vos en el sillón, te envolvía en mi panza con mi abrigo y así pasaba el poco tiempo que tenía libre o que me dejaban, después pasaba la posta.
Con lo que nos había dicho Héctor, hicimos la cuenta para atrás y decretamos el 15 de mayo de 1998, como el día de tu nacimiento.
Al principio dormías en una cajita con diario para darte más calor, según sus indicaciones, obviamente no podíamos bañarte y tu cuerpito aún tan chiquito estaba lleno de pulgas, algo que fue bastante difícil de controlar ya que no podíamos hacer nada más que sacártelas con la mano hasta que estuvieras más fuerte. Solo podíamos cepillarte o mejor dicho peinarte, con el peine fino de los chicos para piojos, y asi sacar la mayor cantidad de pulgas posible, que, las desgraciadas, como se notaban perseguidas se iban a tu cabeza y se metían entre los ojos, lugar donde no podíamos pasar el peine. Esa fue una imagen difícil de borrar y que me daba mucha bronca.
Al principio llorabas atrás de la puerta de la cocina cuando te dejábamos para irnos a dormir. Se sentía el llantito chiquitito y no podíamos hacer nada porque las consignas había que respetarlas si queríamos que siguieras en casa, pero creo que durante ese tiempo todos teníamos el sueño liviano y siempre había una excusa para bajar.
No fue difícil tu adaptación, siempre fuiste muy sumisa y sin dudarlo hacías caso a lo que te pedíamos y esperábamos de vos.
Fueron días muy lindos, inolvidables te diría, porque todos hacíamos caso “a todo” con tal que nos dejaran pasar tiempo al lado tuyo.
Todas las demás consignas se cumplían con rapidez y sin protestar, porque para todos lo más importante era estar con vos para dar y recibir tu amor y tu alegría.
En muy poquito tiempo ya formabas parte de nuestras vidas!!!!!!
Los primeros tiempos fueron hermosos, le diste a nuestra familia un brillo que le faltaba, aunque éramos felices, tu llegada, fue la frutilla del postre.
Era muy difícil lograr que no estuvieran todos encima tuyo a la vez, sobre todo los más chicos, los mellizos y Sabry, que se peleaban para estar con vos y jugarte. Mariano y Naty, si bien te jugaban, tenían otra forma más responsable de disfrutarte y colaboraban más conmigo, con el trabajo que tu presencia requería. Con los más chicos era muy difícil controlar que no te descuartizaran en el intento de quedarse un rato más con vos. A todo esto y como supervivencia, tuviste que “solita” poner los límites ya que a mí no me hacían caso, con tus gruñidos pusiste los puntos cuando más de uno se te tiraba encima para besarte o abrazarte. Así de a poquito fueron entendiendo que no se podía, de a uno por vez hacían con vos lo que querían, pero más de uno no!!!!
También, poco a poco, fuiste desarrollando con cada uno de nosotros una relación personalizada que se notaba en todo momento y a la vez, ibas afirmando tu carácter que fue igual hasta el último día de tu vida.
Con papá tenías una relación muy linda, te desesperabas cuando volvía de trabajar, se notaba el amor que se tenían, pero siempre con respeto y ese miedito que te daba, ya que él era el que ponía los puntos y marcaba los límites, pero fue creciendo con el tiempo, y fuiste dándote cuenta, que al final la que ponía los puntos eras vos, con solo mirarlo.
Con Mariano eras muy cariñosa y lo seguías el poco tiempo que él estaba en casa, ya que al tiempito de tu llegada empezó su facultad. No fue una relación de juegos o peleas, más bien disfrutabas sus caricias cuando se tiraba en el sillón a ver la tele, cosa que pasaba muy seguido cuando volvía de sus obligaciones, pero se veían muy bien juntos en ese sillón que tanto disfrutamos todos y él siempre estuvo pendiente de tus necesidades si le pedíamos algo.
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