Copyright © 2006 por Simon J. Kistemaker
Originalmente publicado en inglés bajo el título: “The Miracles” por Baker Books, una division de Baker Publishing Group. Grand Rapids, Michigan, 49516, U.S.A. Todos los derechos reservados.
Primera edición en Castellano 2.019 por
www.edicionesberea.com
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A menos que se especifique, todas las citas bíblicas son tomadas de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional 1.999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Todos los derechos reservados.
Ninguna parte de este libro puede ser duplicada, copiada, transcrita, traducida, reproducida o almacenada, mecánica o electrónicamente, sin previa autorización de la editorial. Todos los derechos reservados.
Editor General: Héctor H. Gómez
Diseño General: Inti Alonso
ISBN: 978-958-52178-0-5
Producido en Bogotá D. C., Colombia.
Contenido
Introducción
PARTE I
LOS MILAGROS EN LA NATURALEZA
Convirtiendoel Agua en Vino
Calmando laTormenta
Alimentando a los Cinco Mil
Jesús Camina sobre el Agua
Alimentando a los Cuatro Mil
El Pago del Impuesto del Templo
La Maldición de una Higuera
La Primera Pesca
La Segunda Pesca
PARTE II
LOS ENFERMOS SON SANADOS
La Suegra de Pedro
Un Hombre con una Mano Paralizada
El Siervo del Centurión
El Hijo de un Funcionario Real
La Mujer con Derrames de Sangre
La Mujer Encorvada
Un Hombre con Hidropesía
Malco
PARTE III
LOS SORDOS OYEN
Un Hombre Ciego y Mudo
Un Hombre Sordomudo
PARTE IV
LOS DEMONIOS SON EXPULSADOS
Un Hombre Mudo y Endemoniado
Un Endemoniado en la Sinagoga
El Endemoniado de Gadara
Una Madre Cananea
Un Muchacho Epiléptico y Endemoniado
María Magdalena
PARTE V
LOS MUERTOS SON RESUCITADOS
El hijo de la Viudade Naín
La hija de Jairo
Lázaro
PARTE VI
LOS CIEGOS RECUPERAN LA VISTA
Dos Hombres Ciegos
Bartimeo
El Ciego de Betsaida
El Hombre Nacido Ciego
PARTE VII
LOS LEPROSOS SON LIMPIADOS
El Leproso que es Sanado
Diez Leprosos son Sanados
PARTE VIII
LOS LISIADOS CAMINAN DE NUEVO
La Sanidad de un Paralítico
El Hombre en el Estanque de Betesda
PARTE IX
LOS MILAGROS Y JESÚS
Nacido de una Virgen
La Transfiguración
La Resurrección
Apariciones Después de la Resurrección
La Ascensión
PARTE X
UNA FE QUE SANA
Sanidad para Ayudar a Nuestra Fe
Conclusión
Introducción
Con frecuencia usamos la palabra milagro cuando alguien se recupera de una seria lesión o de una cirugía de vida o muerte. Así expresamos nuestra incapacidad para explicar el poder para sanar del cuerpo humano. Comprendemos que la recuperación no es debida sólo a la habilidad o experiencia de los cirujanos, sino que depende de la innata fortaleza que reside dentro de nuestro cuerpo físico y que supera los obstáculos para la restauración.
Sin embargo, de buena gana admitimos que una recuperación milagrosa de una lesión o de una enfermedad se diferencia de los milagros que Jesús hizo cuando sanó a los enfermos y resucitó a los muertos, y atribuimos el restablecimiento de la salud y la fortaleza a un poder misterioso que Dios creó dentro de nuestro cuerpo físico. Pero los milagros que Jesús hizo fueron diferentes porque el poder para sanar y restaurar personas residía en Él.
Esto no significa que seamos plenamente capaces de explicar los milagros de Jesús. Todo lo que podemos hacer es describirlos mientras observamos su ministerio registrado en los evangelios. Los evangelistas lo describen como el “hacedor de milagros de Dios” que sanó todas las enfermedades y resucitó gente de entre los muertos.
Los milagros que Jesús realizó fueron puestos dentro de un contexto que apuntaba a su divinidad. Después de presenciar estos asombrosos eventos, la gente preguntaba si Jesús era el Hijo de David, es decir, el Mesías. Después de limpiar a los leprosos, Jesús los envió con los sacerdotes como testimonio de que Él ciertamente había sido enviado por Dios. Él puso a los entendidos maestros de la Ley en un dilema, al hacerlos escoger el más fácil de dos actos que sólo Dios podía hacer: perdonar pecados o sanar a un paralítico. Cuando Jesús le dijo al hombre que se levantara y caminara, Él probó su divinidad.
Cuando Jesús expulsó demonios, ellos gritaban para que todos oyeran que Él era el Hijo del Dios Altísimo. Los demonios temían que Él hubiera venido a atormentarlos antes de su tiempo del juicio. Aun cuando el clero en tiempos de Jesús se rehusó a reconocerlo como el Hijo de Dios, los demonios temblaban en sumisión a Él.
Aunque el Maestro sanó a todos los que vinieron a Él, al acercarse a los enfermos y afligidos, Él fue selectivo. Por ejemplo, sólo un hombre en el Estanque de Betesda fue sanado, pero los demás que habían sido dejados en la orilla del agua, no lo fueron. En su hogar, Nazaret, Jesús no pudo hacer muchos prodigios con excepción de sanar a algunos enfermos.
La sanación ocurría inmediatamente después que Jesús decía algo o ponía sus manos sobre quienes sufrían. Él usó diferentes métodos, incluyendo embadurnar con barro los ojos de un hombre que había nacido ciego y tocar los ojos de otro. En otras ocasiones, Él sanó a la gente a la distancia, entre ellos al siervo de un Centurión romano, al hijo de un funcionario de la corte y a la hija de una mujer sirofenicia.
Al menos dos de los milagros de Jesús caracterizan la obra o la gloria de Dios. En el caso del hombre nacido ciego, Jesús se refirió a la obra de Dios desplegada en su vida. Cuando Él estaba a punto de resucitar a Lázaro de entre los muertos, Jesús dijo que los transeúntes verían la gloria de Dios. Los milagros no son incidentes aislados sino que son para revelar la gloria de Dios en su poder. Por lo tanto, Él es digno de recibir las acciones de gracias de la gente.
¿Cuál fue el propósito de Jesús con su ministerio de sanidad? La respuesta es que fue demostrar que Él era el Mesías. Juan el Bautista envió a sus discípulos con Jesús para preguntarle si Él era “el que habría de venir”. Jesús respondió que todos podían comprobarlo por estos milagros:
Los ciegos recibían su vista.
Los lisiados caminaban.
Los leprosos eran limpiados.
Los sordos podían oír.
Los muertos eran resucitados.
Los pobres oían la predicación del evangelio.
Sólo Jesús, el Mesías, podía realizar estos milagros. Él probó ser el Hijo de Dios enviado a liberar a su pueblo.
PARTE 1
Capítulo 1
Convirtiendo el Agua en Vino
Juan 2:1-11
Después de encontrarse con Juan el Bautista en el Río Jordán, donde Jesús fue bautizado, Él y sus discípulos viajaron a Galilea. La distancia podía ser cubierta caminando con paso ligero en pocos días. Ellos llegaron a la aldea de Caná, cerca de Nazaret. En ese momento, los aldeanos estaban celebrando una boda en la que María, la madre de Jesús, había estado de acuerdo en servir a los invitados.
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