Alejandro Basañez - Vientos de libertad

Здесь есть возможность читать онлайн «Alejandro Basañez - Vientos de libertad» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Vientos de libertad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Vientos de libertad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

"Después de la exitosa conquista de Tenochtitlán en 1521 por Hernán Cortés y su gavilla de aventureros, nacería la Nueva España. La madre España dominaría este inmenso territorio por trescientos largos años. Tres siglos gobernados por 64 virreyes; haciendo que el tiempo y el progreso se estancaran por décadas en la Colonia, como si nada nuevo e interesante pudiera ocurrir en el inmenso dominio español en América.
Hechos relevantes, ocasionados por las beligerantes Francia e Inglaterra en Europa, agitarían las tranquilas aguas de la Nueva España, generando vientos de libertad, que la sacudirían en sus cimientos, despertando el descontento y la inconformidad en la Colonia, sucesos que desembocarían en la guerra de independencia, encabezada por el visionario cura criollo don Miguel Hidalgo y Costilla en 1810.

Vientos de libertad — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Vientos de libertad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Los dos se abrazaron afectuosamente. Crisanto se sorprendió de la impactante obesidad de su amigo, que parecía ganar kilos conforme más se enriquecía con la mina de la Valenciana.

—Me quitó mucho, pero me hará conseguir más. No hay peor condición para un hombre que el pensar que ya hizo mucho y echarse a dormir. Es ahí cuando los rivales lo alcanzan y lo matan a uno dormido. Me estoy recuperando poco a poco y pronto seré rico de nuevo.

—Lo sé, Crisanto. Se habla de ti con admiración y respeto en mi reducido círculo social.

—¿Y quién es el afortunado que desposara a la bella Elena? —¡Tú Crisanto! ¿Quién más?

El rostro de Crisanto se puso pálido de la impresión. Todo esperaba, menos ser él, el escogido. Ni siquiera había ido a la misa ni bailado el vals.

—¿Ahora si te espantaste, verdad, grandísimo cabrón?

Don Anselmo soltó la carcajada por su buena broma. El color poco a poco retornó al lívido rostro de Crisanto.

—Tu problema es estar tan bonito, Crisanto. Quieres ser para todas y serás para nadie.

—Algún día me casaré y usted será el padrino, don Anselmo. Ya lo verá.

A ver si no me muero primero o España nos declara libres y soberanos para ver esto.

Un mesero esquelético, enfundado en una casaca tan floja que parecía un perchero con un saco encima, se acercó para que don Anselmo tomara dos copas y entregara una a don Crisanto.

—¿Y quién es el pretendiente oficial de Elena?

—¡Evaristo Obregón! Hijo de un medio hermano del Conde de la Valenciana.

—¿Usted no pisa en flojito, verdad don Anselmo? El cabrón ése está tan feo como apedrear la efigie de Cristo en Semana Santa, pero con el hecho de ser el sobrino del Conde de la Valenciana, que el mundo se vaya al diablo.

—¿Qué, quieres que la case con un muerto de hambre, sólo porque está guapo o ella lo ama?

—No tan extremoso el ejemplo, pero si dejarle más opciones, ¿no? ¡Por Dios! Apenas tiene quince años.

—No sabes cómo me he partido el lomo desde que llegué a América. Mi fortuna la he hecho gracias a la sombrita que me da el árbol del conde. No pienso exponerla a darle su herencia a un mal nacido oportunista.

—Entiendo don Anselmo. Es lógica su manera de pensar.

Crisanto se distrajo al ver venir a doña Viridiana en compañía de Elena.

Crisanto besó a las dos en las mejillas para saludarlas.

—¡Qué gusto que te hayas dado la oportunidad en venir Crisanto!

—Esto no me lo podía perder, doña Viridiana.

Crisanto sacó de la bolsa interior de su elegante levita negra un estuche de terciopelo negro de quince centímetros por cinco de largo. Lo entregó personalmente a Elena, dándole un fraternal abrazo de felicitaciones. Elena abrió el estuche y se quedó maravillada al ver una hermosa pulsera de oro con incrustaciones de diamantes.

—¡Mucha gracias don Crisanto! ¡Está preciosa!

Don Anselmo y doña Viridiana sonrieron satisfechos. Crisanto Giresse era generoso y por eso embonaba tan bien con los ricos del Bajío.

Doña Viridiana en su interior sentía admiración y deseo por el atractivo invitado. La señora de Larrañeta tenía treinta y cinco años de edad, cinco más que el franco hispano tabacalero. La monstruosa obesidad de don Anselmo, que casi había desaparecido su pene entre carnes amorfas, la hacía tener sueños húmedos con el mosquetero de Valladolid. Los dos se miraban discretamente, lanzándose esas miradas que solo entienden los embelesados. Doña Viridiana, a pesar de haber tenido tres hijos, lucía una figura de artista de teatro, como de esas obras prohibidas que le encantaba representar al Zorro penjamense de Hidalgo en San Felipe.

Dentro de los invitados había un cochero de dieciocho años que llevaba un año trabajando con los Larrañeta. El muchacho conocía a Crisanto y en la primera oportunidad que tuvo lo saludó.

—¡Don Crisanto! ¡Qué gusto encontrármelo aquí! —¡Martiniano! ¿Vienes con don Miguel?

—No, don Crisanto. Llevo un año trabajando para don Anselmo. Soy su cochero. Mi padre sigue muy feliz en San Felipe. Él me apoyó para que me viniera a trabajar aquí.

—¡Qué sorpresa, Martín! Estas muy alto y bien parecido, muchacho cabrón.

Martiniano era alto, de gruesa espalda y cintura angosta, lo que le daba un toque de gladiador romano. Su cabello era negro y encrespado, con un rizo que luchaba por a momentos eclipsar su penetrante mirada. Era un hecho que los difuntos padres del muchacho debieron ser bien parecidos porque el cochero atraía las miradas de todas las mujeres de la fiesta, robándole unas pocas de seguidoras al Don Juan de Crisanto.

Martiniano al hablar, volteó hacia donde estaba la festejada. El cruce de miradas fue perfectamente leído y entendido por Crisanto, quien le comentó jocoso:

—¿No me digas que ustedes dos... se entienden?

La mirada de complicidad de Martiniano lo dijo todo. —¡Cuídate mucho muchacho! Si don Anselmo los descubre, te matará.—Lo haré, don Crisanto, y le juro aquí frente a usted, que es mi amigo de mi padre, que Elena no se casará con ese infeliz riquillo.

Crisanto bebió todo el resto de su copa de un jalón. Su mente experimentada se imaginó en unos segundos, como una negra nube en el horizonte, todo lo que se le podría venir al galano hijo adoptivo de Hidalgo.

—¡Qué Dios te cuide, hijo!

El 9 de diciembre de 1796, el virrey Miguel de la Grúa inauguró la base donde en casi una década se colocaría el majestuoso caballito con Carlos IV tomando las riendas. Por un tiempo habría un provisional caballito de madera para recordar a la gente que el magno proyecto estaba en camino en manos del afamado Manuel Tolsá.

La ceremonia fue un evento magno donde se reunió lo más selecto de la sociedad criolla y española del momento. El virrey escogió ese día por ser precisamente el cumpleaños de doña María Luisa, la reina de España. Si Manuel Godoy, el suertudo cuñado del virrey, la mantenía contenta en donde el Rey se quedaba corto, ¿por qué el marqués de Branciforte no haría su tanto en la Nueva España, engalanándole el día con este magno evento? El virrey acuñó monedas conmemorativas2 para que el día fuera recordado por años.

La verdad es que detrás de esta cortina de humo se escondía el gran temor que el virrey sentía a los ingleses, a los que España había declarado la guerra un par de meses atrás, el 5 de octubre de 1796 para ser más preciosos. Branciforte temía un ataque por Yucatán y Veracruz y debía armarse bien para repelerlo. España había permitido a los ingleses explotar la riqueza de maderas de los bosques de Belice, y como acostumbraban, no habían respetado lo dicho, expandiéndose más de lo acordado. Don Arturo O’Neill, gobernador de Yucatán desde 1793, sabía perfectamente que los ingleses no habían cumplido con las estipulaciones del tratado de Londres, y quiso aprovechar la oportunidad de la guerra para armar una expedición contra Walix y desalojar de allí a los ingleses.

La ceremonia de inauguración siguió su curso en el Palacio Virreinal. El día comenzó con el lanzamiento de salvas de artillería al emerger el sol entre las montañas. Poco a poco se empezó a poblar la plaza de gente que venía de muy lejos y deseaba apartar su lugar lo más cerca posible del pedestal.

Al cuarto pasado de las ocho de la mañana, la plaza ya estaba rodeada de un buen número de tropas de infantería y caballería de regimientos de Puebla y Toluca, y con no poca infantería de la capital. Miguel de la Grúa, acompañado de lo más selecto de la nobleza y tribunales, desde el balcón principal del palacio virreinal hizo una señal con un pañuelo y el velo que cubría la estatua fue retirado. Mas salvas acompañaron este solemne momento. El caballito de madera con su jinete lucía imponente sobre el pedestal. El sólo pensar que uno de metal lo sustituiría pronto, emocionaba a los presentes.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Vientos de libertad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Vientos de libertad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Vientos de libertad»

Обсуждение, отзывы о книге «Vientos de libertad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x