De Don Carlos disponemos de tres traducciones que en ocasiones muestran unas diferencias considerables. La primera versión es de Fernando Magallanes, 23la segunda –entre paréntesis– de Tamayo (1964) y la tercera –entre corchetes– de Cansinos Assens y Manuel Tamayo (1994). 24Cuando sólo indicamos una versión es porque no existen diferencias entre ambas:
Don Karlos |
Don Carlos |
Wo alles liebt kann Karl allein nicht hassen. (I/1) |
Lo que todos aman no puede odiarlo solamente Carlos, 136 (Donde todo el mundo ama, no puede aborrecer Carlos, 214) [No va a ser Carlos el único que lo odia, 18] |
Du sprichst von Zeiten, die vergangen sind. (I/2) |
Hablas de épocas pasadas, 139 [Hablas de tiempos que ya pasaron, 22] |
Sprich mir von allen Schrecken des Gewissens, / von meinem Vater sprich mir nicht! (I/2) |
Háblame de todos los temores de la conciencia; de mi padre no me hables, 142 (Háblame de todos los tormentos de la conciencia; mi padre, no me hables de él, 217) [Háblame de todos los espantos de la conciencia, pero de mi padre no me hables, 24] |
Große Seelen dulden still. (I/4) |
Las almas sublimes sufren en silencio, 150 [Las almas grandes sufren en silencio, 34] |
Fern von Madrid (I/6) |
Lejos de Madrid, 157, [43] |
Arm in Arm mit dir, so fordre ich mein Jahrhundert in die Schranken. (I/9) |
Contigo del brazo, así desafío a mi siglo, 162 (Del brazo contigo, desafío al universo entero, 222) [Cogido de tu brazo tendré a raya a mi siglo, 49] |
Ich habe das Meinige getan, tun Sie das Ihre! (V/11) |
¡Cardenal! Lo mío lo he hecho yo; lo vuestro, hacedlo vos, 298 (¡He cumplido mi deber! ¡Ahora cumplid el vuestro!, 396) [Cardenal, yo hice ya lo mío... ¡Ahora haced vos lo vuestro!, 222] |
A veces la versión moderna es más exacta («Jahrhundert» por supuesto que es «siglo» y no «universo entero», aquí el traductor se ha corregido a sí mismo en la versión posterior), otras veces la versión más antigua corresponde más al sentido exacto de las palabras alemanas («Schrecken des Gewissens» no son «temores» ni quizá tampoco «tormentos», sino «terrores», «sustos», «espantos»).
La traducción anónima del Fiesko de 1947 25parece tan sorprendentemente bien lograda en su escueta precisión que uno queda intrigado por su autoría:
Die Verschwörung des Fiesko zu Genua |
La conjuración de Fiesco |
Verderben, gehe deinen Gang! |
Ahora siga la destrucción su camino, 218 |
Wenn ich ein Lamm schenken will, lass ich’s durch keinen Wolf überreichen. |
Cuando quiero regalar a alguien un cordero, no se lo confío al lobo, 219 |
Wen der Wolf nicht zerriss, den prellte der Fuchs. |
Quien escapaba de los dientes del lobo, caía en los de la zorra, 222 |
Der Mohr hat seine Schuldigkeit getan, der Mohr kann gehn. |
El moro ha cumplido su tarea y puede retirarse, 228 |
Uno de los problemas más acuciantes de una eficaz escenificación de los dramas de Schiller en España 26es el metro y el perfecto esquema de rimas que casi siempre se obvian en la traducción, con lo cual se pierde a la fuerza también gran parte del efectismo. Si se trata de dar a conocer y difundir en su justa medida la obra de Schiller, habría que hacer un intento de no reproducir únicamente el contenido (acción o narración), sino también aproximarse a la perfección lingüística con que Schiller revestía su pensamiento.
El primero de los criterios para las «geflügelte Worte», el de la actualidad, lo cumplen las citas de Schiller siempre y por doquier. Para terminar, volveré a formular la pregunta de si ciertas sentencias siguen vigentes para nosotros aquí y ahora.
La cita de María Estuardo: «Denn ein gebrechlich Wesen ist das Weib» (II, 3 [«La mujer es frágil»]), puesta en boca de Talbot, nos parece hoy no sólo cuestionable, sino simplemente absurda, pero el propio Schiller ya ponía en duda esta sentencia. 27Sólo la citaría un germanohablante para ironizar y desmentir tal flaqueza. En cambio son de candente actualidad las siguientes ideas del mismo drama: «Was man nicht aufgibt, hat man nie verloren» (II, 5 [«Aquello a que nunca se ha renunciado, nunca está perdido»], Cansinos y Tamayo, 1973: 798); «Was man scheint, hat jedermann zum Richter; / Was man ist, hat keinen» (II, 5 [«Todo el mundo juzga a uno por lo que aparenta y no por lo que es»], Cansinos y Tamayo, 1973: 798), y «Ich will mich nicht der Rechenschaft entziehen, / Die Richter sind es nur, die ich verwerfe» (I,7 [«No pretendo sustraerme a la justicia; lo que recuso son solamente los jueces»], Cansinos y Tamayo, 1973: 780). Lo mismo podemos decir de estas citas de Wallenstein: «Es wächst der Mensch mit seinen größern Zwecken» (prol., Wallensteins Lager) («Sólo los grandes asuntos remueven profundamente el alma de la humanidad») (Yxart, 1886: 118); «Den Menschen macht der Wille groß und klein» (Wallensteins Tod IV, 8 [«La voluntad es la que nos hace nobles o humildes»]); 28«Ein Wort nimmt sich, ein Leben nie zurück» (Wallensteins Tod IV, 6 [«Es posible revocar lo dicho, pero imposible resucitar al muerto», Bes, 1969: 499]) y «Stets ist die Sprache kecker als die Tat» (Piccolomini I,3 [«La lengua siempre es más osada que la acción», Bes, 1969: 361]). Se trata de apreciaciones universales sobre la vida y el ser humano que nadie pondrá seriamente en duda. Su universalidad garantiza a la vez la durabilidad de la obra de Schiller, de la que desde luego aún no se ha dicho la última palabra.
Ha llegado la hora de hacer un nuevo análisis científico de su lenguaje y el ideario que expresa para poder reinstaurar su obra en el lugar que merece. El historiador Schiller sabía muy bien lo fugaces que son la moda y el gusto, pero también sabía que la historia encierra en su seno a menudo elementos y factores ocultos que pueden entrañar cambios copernicanos: «Wer weiß, was in der Zeiten Hintergrunde schlummert!» (Don Carlos, I,1 [«¿Quién sabe lo que dormita en la profundidad de los tiempos?», Magallanes, 1996: 136]).
1Hay que tener en cuenta que durante la época que nos ocupa ya no existía apenas el analfabetismo y los hombres y las mujeres en Alemania contaban con un nivel mínimo de escolarización.
2Cfr. los casos de Friedrich Hebbel, Franz Grillparzer y Otto Ludwig.
3Para diferenciar los conceptos bonmot, aforismo y gefl ügeltes Wort conviene reparar en lo siguiente: Cita y gefl ügeltes Wort se refieren a un «constructo preformado por la tradición literaria». Ambos se diferencian tan sólo por la frecuencia de uso. En un breviario del año 1834 se define bonmot como sigue: «chispa del ingenio, hijo del chiste, hermano del calambur, una bola luminosa en la conversación, propio sobre todo de la cháchara en sociedad de los franceses. Condimento del diálogo en la comedia y descendiente fiel del ingenio y el capricho satírico» en: Carl Herloßsohn (ed.): Damen-Conversations-Lexikon (1834-1836), (selección de un original de 10 vol.), Berlín, Unions-Verlag, 1989 2, p. 41. Por otra parte, se define aforismo como «sentencia concisa e ingeniosa en prosa, cerrada en sí misma, que transmite un saber, una experiencia o sabiduría vital» (trad. mía). Conviene tener presente que las citas schillerianas se adscriben a formas mixtas. Según Duden, «se habla de gefl ügeltes Wort –término acuñado por August Büchmann– cuando se cumplen los siguientes criterios: 1) La cita debe ser ampliamente conocida y poseer cierta actualidad debida a su contenido; 2) la cita debe ser empleada durante un período de tiempo relativamente largo, y 3) la cita debe remontarse a una fuente literaria o a un personaje histórico documentado –al menos con un alto grado de verosimilitud». Los tres criterios son aplicables a Schiller, cfr. Werner Scholze-Stubenrecht et al.: DUDEN 12: Zitate und Aussprüche. Herkunft und aktueller Gebrauch, Mannheim/Leipzig/Wien/Zürich, Dudenverlag, 1993, pp. 12-13.
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