Fratel MichaelDavide - Encontrar al padre

Здесь есть возможность читать онлайн «Fratel MichaelDavide - Encontrar al padre» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Encontrar al padre: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Encontrar al padre»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El mérito particular de esta obra consiste en la capacidad y la determinación del autor de evitar las frecuentes e infinitas amplificaciones interpretativas del Padrenuestro, para presentarlo nuevamente en su forma originaria de oración transmitida a nosotros directamente por Jesús a través de los evangelios. Palabra sagrada e «instrumento de trabajo» transformador que libera su fuerza y sus dones simplemente siendo repetida tal como es, con la mayor frecuencia posible, convirtiéndose de ese modo en alimento y sustancia para la formación de nuevos y diferentes contenidos de la personalidad.

Encontrar al padre — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Encontrar al padre», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

La oración dirigida a Dios pertenece al tiempo de la existencia de Dios. […] La oración preserva el lugar del Otro como irreductible al del yo. Para orar –esto es lo que les he transmitido a mis hijos– hay que arrodillarse y dar gracias. ¿Frente a quién? ¿A qué Otro? No sé responder y no quiero responder a esta pregunta. Y, además, mis hijos no me la plantean. Cuando me lo piden, practicamos juntos lo que queda de la oración: preservamos el espacio del misterio, de lo imposible, del no todo, de la confrontación con la inadmisibilidad del Otro 9.

En el evangelio según Mateo, exactamente en el centro del Sermón de la montaña –cuyo núcleo duro son las bienaventuranzas– encontramos la «oración del Señor», que no se ha de «interpretar» como si fuese una pieza de teatro que se agota en la simple repetición. Por el contrario, la oración nos pone en la condición de dirigirnos hacia Otro para ser restituidos a nosotros mismos de una manera nueva y en todas las dimensiones de nuestro ser: cuerpo, psique y espíritu. Por eso la oración tiene un carácter «performativo» que nos forma, porque siempre nos transforma. La oración que nos fue entregada en el bautismo y que repetimos siempre inmediatamente antes de alimentarnos del cuerpo y la sangre de Cristo en la eucaristía no es una oración que haya que «seccionar», sino una plegaria para repetir sin fin, como las palabras amadas, como se usan todos los días las cosas de siempre con las que se crea una complicidad hasta el punto de convertirse en una forma de identidad. Las dos partes del Padrenuestro son como las dos tablas del Decálogo, que nos ayudan a afrontar todos los aspectos de la vida y las exigencias de la relación con el Otro de Dios y las infinitas diferencias que experimentamos en nuestras relaciones humanas.

Es posible que una oración que comienza con el nombre de «Padre» y termina con la evocación del «mal» nos atemorice. Sin embargo, en esa completitud y complejidad podemos reconocer la fiabilidad de esta oración que nos coloca en la realidad y casi nos expone a ella en su entera totalidad, hecha de alegría y de trabajo duro. Nuestra vida es un combate entre lo que nos hace reconocer en Dios a nuestro Padre y lo que nos hace sentir la atracción del mal como huida de esta relación exigente. Toda experiencia de mal radica siempre en la tentación de autonomía y de autodeterminación. El fruto más amargo del mal es el extrañamiento respecto de aquellos que, por el contrario, son nuestros hermanos, que, de imperdonables e insoportables, como fue para Caín, se convierten en imprescindibles, como para el Señor resucitado (cf. Jn 20,17).

La oración se inicia con una puesta en escena de tres grandes deseos: la santificación del nombre, la venida de un reino y el cumplimiento de una voluntad. Solo después de la clarificación y de la manifestación de aquello que podría definirse como el escenario de nuestro dirigirnos a Dios siguen cuatro peticiones que solicitan al Altísimo que nos conceda las coordenadas necesarias para la realización de estos tres deseos que contienen y trascienden todo deseo: el pan de la vida corporal, el pan del perdón, que nos permite subsistir como personas, la fuerza ante la tentación y la serenidad frente al mal.

Escuela de libertad

De acuerdo con lo dicho, la oración formada en la escuela del Padrenuestro nos permite pasar de la evaporación del padre a la cristalización del Padre. Este proceso se hace posible por la revelación –en Jesucristo– de la posibilidad de elevarnos del temor de tener que medirnos con un padre-amo, que refleja el imaginario religioso común e idolátrico, al Padre-perdón que nos reconoce como hijos. En este proceso, que nunca se realiza de manera definitiva, recibimos como fundamento una dignidad sobre la cual podemos construir nuestra identidad singular. Una identidad capaz de comunión y de renovadas alianzas a favor del incremento de la vida de todos y de la esperanza de cada uno.

Si «entre el padre y el hijo el silencio es valioso como el oro» 10, entonces la oración es el modo de habitar este silencio sin que él se convierta en una forma de mutismo. Podemos imaginarnos bien que el Señor Jesús aprendió, mucho antes que las palabras, las actitudes de la oración auténtica en el regazo de su padre José, «el carpintero» (Mt 13,55), y junto a él. De este hombre «justo» (1,19), que aparece en el tiempo justo y en el lugar justo, las Escrituras nos transmiten tiernamente los gestos del cuidado y de la protección de aquel que es más débil y corre el peligro de verse expuesto a la violencia, que comienza siempre con la incomprensión. Como recuerda otra psicoanalista –Françoise Dolto–, para hablar es necesario no tener la boca llena, hay que «destetar» la palabra para que sea verdadera, y esto implica una dosis de renuncia. En efecto, el bebé, vinculado a su madre en el acto de la lactancia, tiene que aprender después a hablar, pero para poder hacerlo debe ser destetado, y solo después será capaz de hablar libre y correctamente. Para poder orar y dirigirse a Dios es fundamental haber aprendido a renunciar a la satisfacción inmediata de las propias necesidades y de los propios deseos, para no ser como niños a los que, justamente, se enseña a «no hablar con la boca llena».

La oración es siempre ese paso adelante en nuestra vida en el cual, dirigiéndonos a Dios como «Padre nuestro», pedimos ser liberados de una excesiva concentración en nosotros mismos y en nuestras necesidades, para abrirnos a la vida, percibida y cultivada como algo cada vez más grande y distinto de nosotros. El modelo –el arquetipo– de la vida que vivimos en la tierra viene de más lejos y no se identifica con nosotros mismos, sino que debe ser tomado de otra parte… cada vez de más lejos y de más hondo. Para ser realmente hijos hay que aceptar que un padre «hable de nosotros», para después «hablarnos a nosotros», poniéndonos así en condiciones de hablar, a nuestra vez, también nosotros.

La oración del Padrenuestro, repetida como el mantra de los discípulos de Cristo, se torna así en una palestra de renuncia a la propia autorreferencialidad, para equiparnos con y entrenarnos en aquella capacidad de relación que nos hace personas y no solo individuos. Esto se da cuidando un silencio que hace posible esa palabra porque la libera. De manera admirable explica esto mismo Jean-Yves Leloup:

La realidad que colocamos bajo la palabra «Dios» está, posiblemente, en ese silencio, entre las líneas, entre las palabras, entre la inspiración y la espiración. Ese silencio de donde proviene y hacia donde regresa el hálito, de donde viene y hacia donde regresa el pensamiento, de donde viene y hacia donde regresa la vida… ¿No es acaso ese silencio el que Jesús llamaba su «Padre» y «nuestro Padre»? ¿No es acaso la Fuente de su ser, de su pensamiento, de su palabra y de su acción, el lugar de donde brotan el ser, el pensamiento, la palabra y el acto justos… el acto humano, creado, ajustado a su fuente divina increada, un deseo humano muy humano y, por tanto, en armonía con el deseo mismo de la gran Vida, en nosotros una oración…? 11

Toda la vida se nos entrega para realizar dos operaciones que, en realidad, son una sola: aprender a amar y prepararse a morir. La oración representa el apoyo necesario para no fracasar en esta operación no solamente necesaria, sino también tan estimulante y amable. La oración transforma nuestra vida en una semilla de esperanza y nos permite atravesar el desierto florido de ese silencio de nosotros mismos que nos pone frente al Otro: en él reconocemos el rostro del Padre como el recién nacido siente el perfume de su madre. De este silencio se da cuenta el discípulo innombrado del evangelista Lucas, y de este intimísimo silencio Jesús nos hace partícipes con las palabras de «su» indecible e inenarrable oración. El primer paso para que esto ocurra es saber reconocer que no se es autosuficiente y que la propia vida se realiza necesariamente –sería esperable que fuera, también, gozosamente– en un límite no solo asumido, sino incluso amado. De este límite asumido y amado es memoria necesaria el solo hecho de ponerse a orar. Lo dice, una vez más, de manera clara y fuerte hasta el psicoanálisis, que intenta sondear los procesos de nuestra psychḗ. Lo que llamamos «psique» indica en griego no solo el alma pensante, sino también la mariposa, con su fascinante misterio de transformación:

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Encontrar al padre»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Encontrar al padre» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Аркан Карив - Sobre todo sobre mi padre
Аркан Карив
libcat.ru: книга без обложки
Robert Riyosaki
José Kentenich - La corriente del Padre
José Kentenich
Marta Cecilia Vélez Saldarriaga - El errar del padre
Marta Cecilia Vélez Saldarriaga
Marco Fogliani - Sta Scherzando, Padre?
Marco Fogliani
Massimo Recalcati - ¿Qué queda del padre?
Massimo Recalcati
Fabrice Hadjadj - Ser padre con san José
Fabrice Hadjadj
Reyes Ramírez - El padre
Reyes Ramírez
Отзывы о книге «Encontrar al padre»

Обсуждение, отзывы о книге «Encontrar al padre» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x