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Sinopsis Sinopsis Un paseo por la playa - Las vacaciones que Inés, una adolescente de diecisiete años, va a pasar con su madre y su hermano pequeño de catorce en un pequeño pueblo de la costa no parece que vayan a ser las más divertidas del mundo. Sin embargo, a raíz de entablar amistad con unos vecinos y conocer a un enigmático y atractivo joven, el verano toma un cariz radicalmente diferente, más cuando comienzan a aflorar secretos del pueblo largamente ocultos. Un paseo por la playa es una novela juvenil escrita con un estilo directo y sencillo en que se mezclan el género romántico con el de suspense. Una obra que parte de un lugar común, idílico y calmado, para dirigirse a una encrucijada de imprevisibles consecuencias.
Un paseo por la playa
1 1 Mi hermano no para de preguntar cuánto queda para llegar, no sabe apreciar la música que he puesto, y mi madre, como siempre, baja el volumen para oír qué dice él. Pasamos por una calle ancha, que intuyo que es la principal, hay algunas personas paseando o comprando, todos mayores de cincuenta años. Me doy cuenta de que el verano que me espera no va a ser un verano cualquiera. Saco la cabeza por la ventana y veo que el cielo está lleno de nubes, no tiene buena pinta. Cierro los ojos y deseo que llueva cuando lleguemos porque así podré ver la tormenta por la ventana como me gusta. Cogemos un atajo por un camino de tierra y atravesamos unos árboles, detrás de los cuales se divisa una pequeña casa al final. Al menos la casa es bonita. Cada vez el cielo es más oscuro y me temo lo peor. Ayudo a descargarlo todo y mi hermano entra corriendo para escoger la mejor habitación. Mi madre revisa que esté todo en su sitio y sacamos las bolsas de comida que hemos traído. Veo que busca algo en las bolsas y se da por vencida. —Cariño, ¿te importaría bajar a por pan? Nos lo hemos olvidado. Ya de regreso ha empezado a llover. Estoy deseando ver la casa al final del camino cuando me tropiezo con algo. Caigo sobre el barro y siento la humedad del suelo en mis rodillas. Un chico moreno, no muy alto, me ayuda a levantarme. —¿Estás bien? —Me mira confuso y sonríe. Sorprendida, no por ese chico, sino por lo que ha hecho que me tropezara, me quedo embobada; es algo extraño, algo con lo que estoy segura de que nadie ha tropezado antes, por lo que creo que estaba predestinado a que yo me lo quedase. Viendo que no le respondo, se va desconcertado, le doy las gracias e intento coger lo que hay en el suelo. Está tan mojado por la lluvia que se ha llenado de barro, así que lo cojo e intento limpiarlo con las manos, pero cuanto más toco más se ensucia. Me lo pongo en el bolsillo izquierdo de mi chaqueta con cuidado, para que no se rompa, si es que puede romperse, y sigo mi camino como si nada. Llego a casa, y lo primero que hago es ir a mi cuarto, sacarlo del bolsillo y lavarlo lo mejor que puedo, con muchísimo cuidado, como si de una muñeca de porcelana se tratase. Cuando lo veo es un simple trozo de tela empapada con los bordes quemados. Parece que lleva años allí enterrado. Por un momento dudo, ¿cómo puedo haberme tropezado con un simple trozo de tela? Lo desdoblo con cuidado y algo cae al suelo. Es una especie de colgante, es muy bonito, tiene una piedra preciosa azul en el medio, del color del mar cuando le da la luz de la luna, tiene sus bordes plateados y detrás una circunferencia de plata. Tiene algo escrito, pese a que se lee con dificultad, consigo descifrarlo, ¡es mi nombre!
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20 (Epílogo)
Agradecimientos
Datos de autor
Un paseo por la playa -Las vacaciones que Inés, una adolescente de diecisiete años, va a pasar con su madre y su hermano pequeño de catorce en un pequeño pueblo de la costa no parece que vayan a ser las más divertidas del mundo. Sin embargo, a raíz de entablar amistad con unos vecinos y conocer a un enigmático y atractivo joven, el verano toma un cariz radicalmente diferente, más cuando comienzan a aflorar secretos del pueblo largamente ocultos. Un paseo por la playa es una novela juvenil escrita con un estilo directo y sencillo en que se mezclan el género romántico con el de suspense. Una obra que parte de un lugar común, idílico y calmado, para dirigirse a una encrucijada de imprevisibles consecuencias.
Un paseo por la playa
© 2021, Belén Vilaseca
© 2021 , La Equilibrista
info@laequilibrista.es
www.laequilibrista.es
Primera edición: 2021
Maquetación: La Equilibrista
Imprime: Ulzama Digital
ISBN: 9788418212079
ISBN Ebook: 9788418212062
Depósito legal: T 1074-2021
Queda prohibida la reproducción total o parcial de cualquier parte de este libro, incluido el diseño de cubierta, así como su almacenamiento, transmisión o tratamiento por ningún medio sea electrónico, mecánico, químico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin el permiso previo por escrito de: NOCTIVORA, S.L.
Para mi padre.
Hoy hace un tiempo extraño, hay muchas nubes pero no llueve. Ahora mismo me estoy comiendo mis galletas favoritas, con leche no muy fría, como a mí me gusta. Suelo mirar por la ventana y tan solo se ve a gente pasar, me fijo en cada una de ellas y me imagino cómo debe ser su vida, pero, sobre todo, me fijo en un hombre que pasa cada tarde por mi ventana y clava su mirada en la mía. Dentro de un rato tendré que irme a dormir, pero estoy pensando en ese hombre; no sé qué tiene que me recuerda a alguien y unos tiempos que no debería recordar.
Mi hermano no para de preguntar cuánto queda para llegar, no sabe apreciar la música que he puesto, y mi madre, como siempre, baja el volumen para oír qué dice él. Pasamos por una calle ancha, que intuyo que es la principal, hay algunas personas paseando o comprando, todos mayores de cincuenta años. Me doy cuenta de que el verano que me espera no va a ser un verano cualquiera. Saco la cabeza por la ventana y veo que el cielo está lleno de nubes, no tiene buena pinta.
Cierro los ojos y deseo que llueva cuando lleguemos porque así podré ver la tormenta por la ventana como me gusta. Cogemos un atajo por un camino de tierra y atravesamos unos árboles, detrás de los cuales se divisa una pequeña casa al final. Al menos la casa es bonita. Cada vez el cielo es más oscuro y me temo lo peor. Ayudo a descargarlo todo y mi hermano entra corriendo para escoger la mejor habitación. Mi madre revisa que esté todo en su sitio y sacamos las bolsas de comida que hemos traído. Veo que busca algo en las bolsas y se da por vencida.
—Cariño, ¿te importaría bajar a por pan? Nos lo hemos olvidado.
Ya de regreso ha empezado a llover. Estoy deseando ver la casa al final del camino cuando me tropiezo con algo. Caigo sobre el barro y siento la humedad del suelo en mis rodillas. Un chico moreno, no muy alto, me ayuda a levantarme.
—¿Estás bien? —Me mira confuso y sonríe.
Sorprendida, no por ese chico, sino por lo que ha hecho que me tropezara, me quedo embobada; es algo extraño, algo con lo que estoy segura de que nadie ha tropezado antes, por lo que creo que estaba predestinado a que yo me lo quedase.
Viendo que no le respondo, se va desconcertado, le doy las gracias e intento coger lo que hay en el suelo. Está tan mojado por la lluvia que se ha llenado de barro, así que lo cojo e intento limpiarlo con las manos, pero cuanto más toco más se ensucia. Me lo pongo en el bolsillo izquierdo de mi chaqueta con cuidado, para que no se rompa, si es que puede romperse, y sigo mi camino como si nada.
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