Para entender la evolución del fenómeno migratorio en la India y México, esta obra se divide en dos partes; la primera de ellas, “Economía global y migración internacional”, desarrolla los conceptos clave de la migración y los factores que han estimulado la movilidad transnacional en las personas. La segunda, “Migración internacional en el nuevo milenio”, pretende comprender la evolución de la migración en las dos naciones a partir de una serie de eventos de carácter internacional que detonaron la expulsión de población desde finales del siglo pasado y que se ha intensificado en el milenio actual.
El término migración implica movilidad de aquellos que se trasladan solos o en grupo; ese movimiento se lleva a cabo de un lugar de origen a otro de destino, con la idea de permanecer ahí de manera temporal o definitiva (conapo, 2008).1 Empero, las migraciones no son algo reciente, ya que han existido desde los orígenes de la humanidad como forma de distribución territorial y de resolver problemas de ocupación. Las poblaciones nómadas generalmente se desplazaban detrás de los animales de caza, o bien, abandonaban el territorio cuando algún recurso importante se agotaba; en esos casos, la migración se llevaba a cabo como estrategia de sobrevivencia.
En la época actual, el desplazamiento de personas mantiene un carácter muy similar a las primeras etapas de la humanidad, pues parte importante de las movilizaciones se debe a la búsqueda de trabajo o de mejores condiciones, o bien, para mantenerse con vida; por ello, cuando la migración involucra a seres humanos, presenta múltiples causas y consecuencias.
Por esa razón, cuando se trata de comprender las causas de la migración internacional surgen dos paradigmas principales:2 el primero es la corriente economicista que considera que la decisión del individuo tiene que ver con un análisis costo-beneficio del traslado, pero que necesariamente incluye el comparativo de las condiciones de vida en ambas naciones y, generalmente, el traslado es hacia la nación con mejor situación (conapo, 2012); además, otro factor de suma importancia para tomar la decisión de desplazarse es la oferta de trabajo en el lugar de destino.
La segunda corriente establece que la migración depende de factores culturales, donde las costumbres y la tradición de movilizarse prevalecen sobre otras cuestiones; así, los flujos migratorios se generan por aquellos sujetos que, al llegar a cierta edad, comienzan su camino hacia el lugar donde estuvieron con anterioridad sus familiares, para regresar a su lugar de origen una vez concluida su vida laboral, mientras su descendencia comienza su desplazamiento; de esa manera, la migración se perpetúa, pues las siguientes generaciones harán el mismo recorrido (Fernández, 2011).
Estos dos puntos tratan de explicar las razones por las que un individuo decide abandonar su localidad y trasladarse a otro país, dejando atrás un estilo de vida ya conocido para enfrentarse a condiciones, en ocasiones, muy severas. Además, intentan comprender por qué algunas personas arriesgan su vida caminando por desiertos o atravesando mares en frágiles embarcaciones con tal de llegar a un destino del que sólo han escuchado.
En el ámbito global, las disparidades regionales y nacionales determinan el distinto nivel de vida en diversos países (Gutiérrez, 2008), lo cual determina que las personas que se encuentran en regiones atrasadas busquen llegar a aquéllas donde las condiciones de vida sean superiores; con ello se conforma un flujo migratorio de las zonas pobres hacia las acaudaladas con la finalidad de encontrar empleo y una forma de vida digna.
La migración se ha vuelto tan compleja en este milenio que involucra aspectos culturales, demográficos y económicos, pues los migrantes, al desplazarse e insertarse en el nuevo escenario, llevan consigo una serie de tradiciones y costumbres; además, la salida de personas en diversos países reduce el número de habitantes, así como las tasas de crecimiento poblacional, pues generalmente migran en la etapa laboral y reproductiva más elevada (conapo, 2012), lo cual repercute en lo económico, ya que esas personas incrementan la capacidad productiva en la nación receptora, al mismo tiempo que la restringen en la expulsora.3
Un caso emblemático de la nueva era de las migraciones son la India y México, naciones que más personas han perdido por causa de la migración. Hasta 2018, habían salido 17 millones de individuos de la India y 13 millones, de México. Desde estos dos países se ha conformado un flujo migratorio que involucra a 30 millones de personas (segob, 2018) y, en un solo año, casi 100 mil millones de dólares por concepto de remesas hacia esas economías.
La India y México son naciones que se han quedado rezagadas en el ámbito mundial; sobre todo al finalizar la Segunda Guerra Mundial, ambas naciones se insertaron en el mercado global como oferentes de mano de obra, para lo cual buscaron atraer inversiones extranjeras como fuente de financiamiento; uno de sus atractivos ha sido el bajo costo de la mano de obra para tratar de volverse competitivos (Aguilar, 2018). Sin embargo, el principal factor de atracción de esas inversiones no ha permitido que su mercado interno crezca y se han vuelto dependientes, no sólo de las inversiones, sino de los mercados externos, lo cual los hace vulnerables a políticas comerciales impuestas por otras naciones, tal como le ocurre a México con Estados Unidos y su enorme dependencia comercial y financiera con respecto a esa nación.
En el caso de la India, su dependencia se ha acrecentado debido al enorme número de habitantes con que cuenta, que ha sido un factor de atracción para las inversiones extranjeras, aunque en las últimas décadas la India ha comenzado a promover el desarrollo científico a fin de avanzar en el ámbito económico; no obstante, los niveles de pobreza y desigualdad social y económica en esa nación siguen siendo los más altos del mundo, pues la India arrastra un legado colonial impuesto por la Gran Bretaña y con el cual siguen luchando, en especial, el sistema de castas (Banerjee, 2008).
Campo teórico y metodología de estudio
El campo teórico de estudio se sustenta en la ciencia económica y en la escuela de pensamiento, clave para comprender los nuevos procesos del mundo globalizado es la teoría del crecimiento desigual o divergente, la cual señala que el atraso o pobreza en ciertas regiones o naciones es resultado de las fuerzas del mercado que generan desequilibrios debido a que los factores productivos, trabajo y capital, tienden a movilizarse hacia las zonas más dinámicas, provocando crecimiento económico desigual (Gutiérrez, 2006).
La teoría divergente señala que no todas las naciones se encuentran en la misma situación de bonanza económica, por lo que algunas concentran mayores niveles de crecimiento económico, acumulación de capital y bienestar para la población (Merchand, 2007). Estas naciones generalmente atraerán mayores montos de inversión, así como más cantidad y calidad del factor trabajo, y serán más dinámicas en el comercio internacional, lo cual dará como resultado que mantendrán sus tasas de desarrollo por encima del resto, mientras que aquellas áreas que se encontraban atrasadas aumentarán su rezago respecto a las primeras.
Bajo ese contexto, gran cantidad de naciones resultan perdedoras, pues la mayoría de ellas incrementarán sus carencias en el mediano y el largo plazos y eso provocará la salida de factores productivos en favor de las naciones desarrolladas, que se contabilizan como fuga de capitales y migración. Por ello, las naciones desarrolladas requieren, y a la vez provocan, el subdesarrollo o atraso de las naciones pobres; es decir, históricamente, las regiones menos favorecidas han estado sometidas a un proceso de saqueo de sus mejores recursos físicos y humanos (Salguero, 2006), por lo que difícilmente pueden superar la pobreza y el atraso que padecen.
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