a. Co’ox Mayab y Caminos Sagrados 229
b. La Red de Comunidades Turísticas de Honduras 231
3. Redes colaborativas y reivindicación identitaria 232
a. Turistificación y pluralidad de identidades garífunas y mayas 232
b. El turismo comunitario como reivindicación identitaria 238
Reflexiones finales 240
Referencias bibliográficas 241
Capítulo 9
Representaciones literarias en el Caribe continental. Interrogando la insularidad en la península de Yucatán 245
Margaret Shrimpton Masson
Introducción: Trazando las rutas del área Caribe 245
1. Repensar el Caribe. Metodologías para acercarse al interior de la isla 247
Un corpus híbrido, una selección ecléctica 254
2. Una mirada al interior de la isla 257
CANCÚN: entre selva y mar, los límites porosos del espacio 260
Las islas fluctuantes en el traspaís: los escritores comunitarios 265
Consideraciones finales 273
Referencias bibliográficas 274
Capítulo 10
Vientos de guerra. Estados Unidos y Alemania en el escenario geopolítico del Caribe insular (1898-1919) 278
Wilson Enrique Genao
Estados Unidos y el Caribe insular: de la guerra hispano-estadounidense a la Primera Guerra Mundial 279
Intereses geopolíticos de Alemania en el Caribe insular 285
La Primera Guerra Mundial y la política exterior de Estados Unidos en el Caribe insular 289
Estados Unidos y el tema alemán en el Caribe insular durante la Primera Guerra Mundial 291
A modo de conclusión 300
Referencias bibliográficas 301
Capítulo 11
Murder in the tropics. La participación de México frente al conflicto fronterizo dominico-haitiano de 1937 306
Laura Muñoz
Primeras noticias 308
La iniciativa para ofrecer buenos oficios 314
Las reuniones en la casa MacVeagh 318
La Comisión Permanente 328
Consideraciones finales 331
Referencias bibliográficas 334
Capítulo 12
Geopoética de una naturaleza devastada en el Caribe francófono 340
Margarita Aurora Vargas Canales
Introducción 340
¿Una geopoética para la devastación? 342
Guayana Francesa: de archipiélagos a continente 350
¿La geopoética de la devastación permite un diálogo con otras artes/disciplinas? 357
Conclusiones 357
Referencias bibliográficas 358
Capítulo 13
Identidades colectivas: experiencia mítica y acto narrativo en The Ventriloquist’s Tale (1997) 361
Susana Carolina Barradas Rosado
“One who works in the dark” 365
“The Master of Fish” 376
Referencias bibliográficas 382
Capítulo 14
“En el fondo del caño hay un negrito”: la plena del aislamiento 386
Adriana María García Mendiola
Los elementos plenarios en “En el fondo del caño hay un negrito” 387
La isla en el caño 391
Los alimentos diluidos 396
Conclusiones 399
Referencias bibliográficas 400
Capítulo 15
Caliban chicanizado 402
Tomás Ramos Rodríguez
Caliban chicanizado 409
Richard Rodriguez, el arielista 414
La chicana 419
El mexterminator 422
Caliban más allá de la frontera 426
El español, Modernidad 433
Addenda 440
Referencias bibliográficas 441
Sobre los Autores 446
Prólogo
Mapeo de unos —y otros— Caribes
Enrique Camacho Navarro
Universidad Nacional Autónoma de México
Al recorrer estas páginas, ahora a la vista de sus nuevos lectores, de manera irremediable vinieron a mi mente pensamientos sobre un muy antiguo, pero hermosísimo y sugestivo mapa (Figura 1). Me refiero a un ejemplar que ofrece una imagen singular que, en los albores del siglo XVIII, se tuvo de la región que hoy ocupa el Circuncaribe. Identificado con el título de “West Indies & Mexico or New Spain”, es obra del geógrafo inglés Hermann Moll (1654-1732), a quien también se le atribuye la posibilidad de una nacionalidad holandesa o hasta alemana. Se trata de un plano cartográfico, apenas uno de los varios mapas conjuntados por el mismo autor en el Atlas Minor: or a set of sixty-two new and correct maps of all the parts of the world1. En él, reconocido con el número 55 (que se aprecia en la parte superior derecha), se demarca la división que a su creador le interesaba dar a conocer. Lejos de ser un reflejo de la realidad, es una imagen de lo que se interpretaba geográficamente alrededor de ese territorio. Como una posibilidad interpretativa, se puede decir que la creación de Moll ofrece la composición de un área en la cual se hace evidente una competencia por las rutas comerciales que recorrían aquellos contornos. Los afanes que la circunscripción habría generado en las potencias imperiales europeas se marcarían a través de colores. Sin dar una indicación textual precisa o alguna información explicativa predeterminada, el mapa delimita con marcas de diferentes matices la presencia de aquellas naciones que tenían intereses ya instalados en toda la región contenida en el trazado geográfico.
Figura 1. Mapa de las West Indies & Mexico or New Spain, Hermann Moll, c. 1729
La mayor parte de la superficie se distingue con un fuerte color rosado, que corresponde a las posesiones del viejo Imperio español. Allí se encontrarían las zonas de la Florida, las islas de Cuba, La Española (hoy República Dominicana) y Puerto Rico. Además, delinea toda la Nueva España (que, curiosamente, ya desde esos tiempos fue nombrada en el mapa como “México”), pasando por la península de Yucatán, luego por Centroamérica, y hasta llegar a la zona de “Tierra Firme”, hoy Venezuela, en la parte norte de la América del Sur. En un color amarillo se señala la parte costera de Carolina y Virginia, correspondiente a las entonces colonias británicas y que hoy son Estados sureños en la parte este de la Unión Americana; además de algunos pequeños puntos que conforman las Islas Bahamas y, un poco más distante, la isla de Jamaica, marcada también con el mismo tinte. La tonalidad azul se usó para el territorio que en aquel tiempo se mantenía bajo dominio francés; es decir, el correspondiente a La Luisiana y a la otra parte de La Española: Haití. En el litoral venezolano, casi imperceptible, se aprecia el color verde jade que señala las posesiones que hasta el día de hoy viven un vínculo histórico-político con los Países Bajos —como Curação, Aruba, Bonaire y Surinam—, pero también marcada con ese matiz se puede apreciar a la Isla Margarita y a Trinidad y Tobago.
Aunque las líneas coloridas se encargan de manera especial de señalar los bordes continentales y antillanos, algunas de ellas se aventuran al interior continental, dejan las costas y se adentran por medio de ríos que limitan el empuje de las fuerzas imperiales, o bien crean fronteras artificiales, las cuales no correspondían a accidentes geográficos ni a determinaciones étnicas o culturales. La ilustración cartográfica iría ligada, no hay otra explicación, a los alcances del variopinto expansionismo económico imperial y al subsecuente potencial bélico que se había logrado implantar en algunas partes de todo ese territorio, extensión todavía virgen en muchos de sus espacios y que, por esa misma condición, era motivo de disputas.
Si se observa con cuidado la iconografía dentro del mapa, incluyendo una atención a los iconotextos, los caminos seguidos por aquellas líneas de colores hacia el interior entonces recorrían cauces hidráulicos, como también continuaban por marcas punteadas que no determinaban sus posibles destinos. No se podrían aseverar las razones profundas que Moll pensaba sobre lo que habría más allá de lo representado en la cartografía, pero una cosa sí es segura: la gran cantidad de lugares, poblados, ciudades y referencias geográficas que se identifican con sus nombres en las partes del interior de islas y regiones continentales, así como la de los ríos que penetran más allá de las zonas costeras, señalan la vinculación entre esos espacios coloreados y todo el mundo que se ubicaría tierra adentro.
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