1 ...7 8 9 11 12 13 ...27 24N. del E.: No debe confundirse con Felipe el Hermoso de Castilla, duque de Borgoña, rey consorte de Castilla por su matrimonio con la hija de los Reyes Católicos Juana y que nació unos doscientos años más tarde que Felipe el Hermoso de Francia.
25Véanse Strayer, 1980, p. 380 y 1970.
26Véanse los numerosos ejemplos y el orden de los acontecimientos en Strayer y Taylor, 1939.
27Véase Feng, 2008, p. 89. Véase Glahn, 2016, caps. 1 y 2, a propósito del Estado Zhou, donde se destacan los elementos patrimoniales frente a los burocráticos.
28Este argumento fue planteado por Patricia Crone (2001, p. 22).
29Bernard Manin (1997) lo considera una de las principales distinciones entre la democracia representativa moderna y las formas alternativas de gobernanza democrática del pasado.
30Este argumento lo planteó Manin (ibíd., pp. 163-167). Los casos donde los candidatos hacen promesas explícitas o proponen algún tipo de contrato con los votantes no contarían como mandatos, ya que pueden influir en las expectativas y decisiones del votante, pero carecen de base jurídica.
31Véase el análisis en el capítulo ix.
32Véase Biblioteca de la Cámara de los Comunes de Reino Unido, 2013, p. 4.
33Véanse Vaughan y Vaughan, 1997; Vaughan, 2005, y el análisis en el capítulo x. Véase también Painter, 2010 para conocer la otra cara de la historia: el invento y la celebración de la blanquitud.
34Véase el enunciado clásico en Lipset, 1959.
35Véase en Boix, 2011 una afirmación reciente de este punto de vista, respaldado por evidencia econométrica.
36Véase en Acemoglu et al., 2008 una formulación completa de este punto de vista, así como resultados econométricos que apuntan en esta dirección.
37Véase Philippon, 2019.
38Este término fue acuñado por Levitsky y Way (2002).
39Para plantear este argumento, me basaré en el trabajo de Lisa Blaydes (2017).
40Véase Baldwin, 2015, así como la evidencia recopilada por Baldwin y Holzinger (2019). Magaloni, Díaz-Cayeros y Ruiz Euler (2019) proveen un análisis específico sobre esto correspondiente a Oaxaca (México), donde la prestación de servicios públicos en algunos municipios está controlada por asambleas tradicionales y, en otros, por funcionarios electos de partidos políticos. De media, las asambleas tradicionales tuvieron un mejor desempeño.
41Véase Møller, 2015, a propósito de la importancia del orden de los acontecimientos en la dirección contraria. En Europa, las instituciones del consentimiento precedieron al desarrollo del Estado. Véase también Møller, 2014, acerca de cómo esto aseguró que Europa evitara tener un Estado hegemónico.
42Véase Møller, 2015.
43Francis Fukuyama (2011) ha recalcado la importancia del orden de los acontecimientos.
ii
La democracia temprana
Un fenómeno generalizado
Cuando hoy nos referimos a la democracia temprana, pensamos en un sistema político donde todos los adultos pueden votar a intervalos regulares en elecciones libres e imparciales en las que compiten múltiples candidatos. Esto es en su mayor parte un acontecimiento del siglo xx. Sin embargo, si pensamos en la definición original de demokratia –la de que el pueblo debería gobernarse a sí mismo o tener el poder–, se nos ocurren otras formas que la democracia podría adoptar. La democracia temprana tenía varias características comunes.
El elemento más esencial de la democracia temprana era que quienes gobernaban necesitaban que sus decisiones tuvieran el consentimiento de un consejo o una asamblea. Incluso en los regímenes más autocráticos, nadie gobierna nunca realmente por sí mismo: tiene que gobernar a través de subordinados a los que puede pedir consejo antes de tomar decisiones. Sin embargo, esto es fundamentalmente distinto de la necesidad de obtener el consentimiento de un consejo o una asamblea compuestos por personas independientes del gobernante, que pueden perfectamente ser sus iguales. Esto era la democracia temprana.
Un segundo elemento presente en muchas democracias tempranas –aunque no en todas– era que los gobernantes no heredaban simplemente su posición: existía algún modo de recabar el consentimiento de los demás para poder ascender al liderazgo. Podía haber algún elemento hereditario que proporcionara cierta ventaja, como la pertenencia a un linaje específico, pero aun así era necesario ser elegido y reconocido como gobernante. Cuando tenemos presente la importancia de la herencia, también debemos recordar el papel que hoy desempeña en nuestras sociedades. Al escribir acerca de lo que para él era el sistema democrático de los nativos americanos de las Grandes Llanuras, Robert Lowie observó que “al igual que el hijo de un Rockefeller o un Morgan tiene mayores posibilidades de llegar a ser un gran empresario que un muchacho del arroyo, también el hijo de un jefe de la tribu cree era más fácilmente aclamado como un hombre valiente de lo que sería un huérfano”.1
Hasta ahora no nos hemos referido al alcance de la participación política en la democracia temprana. En Atenas, hacia finales del siglo v a. C., la participación era muy amplia e involucraba a todos los hombres adultos libres; también era frecuente y activa. Este es un caso excepcional. Aunque hubo pocas sociedades con una participación igual de amplia, hubo otros casos donde la participación era aun así considerable. Al decir esto, hemos de recordar también que en Atenas las mujeres no desempeñaban ningún papel en la política y la población libre poseía esclavos.
El objetivo principal de este capítulo es describir, más que explicar. Detallaré, empezando por la historia democrática de Atenas, las características de cinco democracias tempranas, seguidas de las de cinco autocracias tempranas. Al final del capítulo tomaré en consideración los datos de un mayor conjunto de sociedades: las 186 sociedades de la muestra transcultural estándar (SCCS, por sus siglas en inglés). Dejaré la tarea de explicar por qué algunos de los Estados tempranos fueron democráticos y otros no para los capítulos iii y iv. No obstante, a veces mencionaré características que apuntan a una posible explicación. La democracia temprana era más propensa a prosperar en entornos de pequeña escala, en casos donde los gobernantes carecían del potencial coercitivo que proporciona una burocracia estatal y cuando les resultaba difícil estar al corriente de la producción económica y los movimientos de la población.
el precedente ateniense
Los académicos suelen decir que Atenas tuvo un sistema de gobierno democrático a partir del 508 a. C. gracias a un conjunto de reformas introducidas por un aristócrata llamado Clístenes.2 La palabra demokratia no apareció hasta un tiempo después de esa fecha, ya que Clístenes se refería a la isonomía: leyes iguales para todos.3 La democracia perduró en Atenas, aunque con interrupciones, hasta que Macedonia conquistó la ciudad en el 322 a. C.
Aunque las reformas de Clístenes corresponden a un momento determinado, la democracia ateniense fue el producto de una larga evolución, en las mismas circunstancias de fondo que veremos fuera de Grecia. También es cierto que hubo muchas democracias antiguas en Grecia, además de en Atenas. Aquí me centraré solo en Atenas de entre los casos griegos por la razón práctica de que su historia es la mejor documentada.4
La primera circunstancia de fondo de la democracia ateniense fue el colapso de un orden político centralizado y autocrático anterior. En la Grecia de la Edad del Bronce, los reyes gobernaban los Estados desde sus grandes palacios, a través de burocracias, junto con una élite militar, y estos reinos eran más sofisticados que cualquier otra cosa que hubiese existido en Grecia antes de esa fecha.5 Esta civilización colapsó en algún momento en torno al 1200 a. C. El impacto en Grecia, en el contexto de la desaparición general de la civilización de la Edad en Bronce en el Mediterráneo oriental, fue particularmente acusado. Se vinieron abajo los Estados, al igual que la economía; desapareció incluso la escritura.6 Los habitantes alfabetizados de la Grecia de la Edad del Bronce empleaban un sistema de escritura que hoy conocemos como “lineal B”. Se trataba de un lenguaje cuyo uso estaba restringido a unos pocos profesionales, y probablemente en la burocracia casi de forma exclusiva.7
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