Caída y ascenso de la democracia
TURNER NOEMA
Caída y ascenso de la democracia
Una historia del mundo desde la Antigüedad hasta hoy
David Stasavage
Traducción de verónica puertollano
A mis padres,
Barbara y Gerry
Título:
Caída y ascenso de la democracia. Una historia del mundo desde la Antigüedad hasta hoy © David Stasavage, 2021
Edición original:
The Decline and Rise of Democracy: A Global History from Antiquity to Today, Princeton University Press, 2020
De esta edición:
© Turner Publicaciones SL, 2021
Diego de León, 30
28006 Madrid
www.turnerlibros.com
Primera edición: octubre de 2021
De la traducción:
© Verónica Puertollano, 2021
Diseño de la colección:
Enric Satué
Ilustración de cubierta:
Cueva de las Manos, Patagonia, Provincia de Santa Cruz, Argentina
© Javier Etcheverry/Alamy Foto de stock
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ISBN: 978-84-18428-60-9
eISBN: 978-84-18895-78-4
DL: M-25667-2021
Impreso en España
La editorial agradece todos los comentarios y observaciones:
turner@turnerlibros.com
ÍNDICE
Prefacio
Primera parte. La democracia temprana
i Los orígenes del gobierno democrático
ii La democracia temprana
iii Los Estados débiles heredaron la democracia
iv Cuando la tecnología socavó la democracia
segunda parte. La divergencia
v El desarrollo de la representación en Europa
vi China
vii Cómo desapareció la democracia en el mundo islámico
viii Democracia y desarrollo económico en el largo plazo
Tercera parte. La democracia moderna
ix Por qué Inglaterra fue diferente
x Democracia (y esclavitud) en América
xi La expansión de la democracia moderna
xii El experimento democrático en desarrollo
Agradecimientos
Bibliografía
Prefacio
¿De dónde viene la democracia, cómo se sostiene y cuál es su futuro? Estas preguntas cobran prominencia especial en nuestra actual época de ansiedad democrática. Hace mucho tiempo que se habla de Estados Unidos como experimento democrático exitoso y lección para los demás, aunque antes se pensaba que las repúblicas debían ser pequeñas para sobrevivir, la experiencia estadounidense parecía demostrar otra cosa. En las últimas décadas, a medida que la práctica de elegir a los gobernantes mediante comicios libres se extendió por todo el mundo, la democracia adquirió un aura de inevitabilidad, como si fuera la ola del futuro, al menos para quienes quisieran escuchar. Hoy algunas personas temen que todas estas conclusiones fueran demasiado optimistas: la democracia en sí misma puede ser menos duradera de lo que se pensaba, e incluso cuando sobrevive, puede ser cooptada por los pocos a expensas de los muchos.
Para entender dónde estamos hoy –y hacia dónde nos dirigimos– debemos ampliar nuestra mirada y revisar profundamente la historia de la democracia, y eso es lo que propondré que hagamos en este libro. Llevo veinte años investigando y escribiendo sobre este tema, trabajando sobre todo en la larga evolución de las instituciones representativas de Europa. En los últimos años empecé a pensar de forma más explícita en comparar las regiones del mundo. ¿Por qué Europa ha seguido una trayectoria política esencialmente distinta a la de China u Oriente Próximo?, me pregunté. Aunque muchos académicos han escrito sobre la divergencia económica que hizo que Europa se convirtiera en la primera región en industrializarse, pocos han tratado de explicar la gran divergencia política. Este será un objetivo importante de este libro y, para lograrlo, no solo habremos de tener en cuenta la propia democracia, sino también la lógica de la autocracia, la forma de gobierno contraria.
Si consideramos una amplia variedad de sociedades humanas, resultará que los acontecimientos ocurridos en lugares “apartados” y en épocas remotas pueden a veces decirnos cosas sorprendentes sobre nuestras instituciones políticas de hoy. La democracia prosperó a menudo en los lugares más inesperados. Como parte de esto, aprenderemos que la historia de la democracia no solo ha sido la de grandes pensadores que escribieron grandes libros; también ha sido construida por gente común que trabajó pragmáticamente para gobernarse a sí misma de manera colectiva.
Por último, al repasar en este libro la evolución de nuestras democracias contemporáneas, nos haremos una mejor idea de cuáles son sus fortalezas y debilidades potenciales. Las instituciones específicas que utilizamos para gobernarnos hoy en día son, en gran medida, el resultado del largo desarrollo de unas prácticas angloestadounidenses, fruto a su vez de las circunstancias, al igual que cualquier evolución natural. La democracia que tenemos hoy es solo una de las formas posibles de organizar las cosas y, al acabar, plantearé que una vez que seamos conscientes de ello estaremos en mejores condiciones para reflexionar sobre cómo podría evolucionar en el futuro.
Primera parte
LA DEMOCRACIA TEMPRANA
i
Los orígenes del gobierno democrático
Se nos enseña que los europeos inventaron la democracia. Nos enteramos de que la inventaron los griegos, que nos dieron la propia palabra, y también de que en Grecia la democracia desapareció al cabo del mismo tiempo que lleva existiendo la república de Estados Unidos. Después, la democracia resurgió de forma gradual en Europa durante una larga evolución iniciada con acontecimientos como la redacción de la Carta Magna y el nacimiento de las ciudades-república italianas. Este proceso culminó con el establecimiento de sistemas políticos basados en las elecciones competitivas y el sufragio universal. La práctica de la democracia se extendió finalmente a otros continentes.
Un problema de este relato es que, cuando los europeos empezaron a conquistar pueblos en otros continentes, a veces se encontraron con que los lugareños tenían instituciones políticas más democráticas que las de sus países de origen. En América del Norte, cuando los misioneros jesuitas franceses entraron en el territorio del pueblo al que llamaron “hurón”, descubrieron un sistema político basado en consejos centrales y locales con una amplia participación, también de las mujeres. En 1636, un misionero afirmó que el consejo central de los hurones era como “los Estados Generales” de la región.1 En su país de origen, Francia, también había unos Estados Generales, pero llevaban más de veinte años sin reunirse y no volverían a hacerlo hasta 1789. En Mesoamérica, los conquistadores españoles se encontraron con sociedades que se gobernaban mediante sistemas políticos jerárquicos, aunque no todas. En 1519, cuando Hernán Cortés entró en el territorio de Tlaxcala, observó que, hasta donde él podía juzgar, la forma de gobierno era “casi como las señorías de Venecia y Génova, o Pisa, porque allí no hay señor general de todos”.2 En su país de origen, España, solo había un gobernante supremo, el rey Carlos I.
Los ejemplos de los hurones y Tlaxcala no eran casos aislados. A lo largo de la historia de la humanidad, muchas sociedades de varios continentes han desarrollado de forma independiente sistemas políticos donde los gobernantes se han visto obligados a recabar el consentimiento de los gobernados. Si consideramos que esa búsqueda del consentimiento es un ingrediente básico de la democracia, entonces podemos decir que la democracia surge de forma natural entre los seres humanos, aunque no sea ni mucho menos inevitable. Por tanto, la pregunta es cuándo y por qué sobreviven y prosperan las costumbres democráticas, y por qué lo hicieron incluso en lugares donde no se había leído a Aristóteles.
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