La segunda etapa del recorrido comenzó cuando el grupo de estudiantes reunidos en torno al ejercicio de lectura y debate decidió diseñar sus proyectos de grado en relación con los problemas suscitados. Se plantearon, entonces, el objetivo de investigar cómo se había formulado la idea de especificidad latinoamericana a lo largo del siglo XX. De esta manera, surgieron trabajos de grado que reflexionaron sobre la obra de José Carlos Mariátegui, Fernando Ortiz y Orlando Fals Borda. Esta etapa se vio avivada por la sustentación de los primeros trabajos de grado y su posterior difusión, pues pronto se sumaron al grupo nuevos estudiantes con inquietudes similares, interesados en ampliar los casos de estudio hacia otros horizontes cronológicos, geográficos y temáticos. Si se tuviese que resumir grosso modo el tipo de orientación característica de todos estos trabajos, se podría decir que en todos ellos hay un interés por entender las producciones intelectuales como problemas del desarrollo social del conocimiento. Se trataba comprender por qué los individuos entendían las relaciones sociales que ellos mismos formaban de la manera en que lo hacían, preocupación que también se puede rastrear a lo largo del libro.
En esas circunstancias, se sumó al debate el profesor Jaime Eduardo Jaramillo a principios del año 2011. Su introducción en la dinámica del grupo fue de suma importancia, porque su cercanía significó para muchos la posibilidad discutir con alguien cuya amplia trayectoria intelectual estaba consagrada, entre otras cosas, al estudio del surgimiento de la sociología colombiana. Junto con él se inició una nueva etapa del semillero y se formularon discusiones sobre los nuevos proyectos de grado y sobre las metodologías utilizadas en la investigación social de las ideas. En el centro del debate se encontraba la pregunta sobre las distintas formas de unir los textos con sus contextos. La idea era examinar una serie métodos sobre la relación entre desarrollo del pensamiento social y el desarrollo de las estructuras sociales. Era relevante, en esta última parte, responder a las preguntas: ¿en qué sentido el desarrollo de las ideas sigue el desarrollo de las estructuras sociales? y ¿de qué formas las ideas impactan la conformación de las estructuras sociales? Toda producción de conocimiento está vinculada con unas condiciones sociohistóricas específicas, pero lo que surgía como problema a indagar en este horizonte común era la manera de determinar esa relación, la identificación de rutas para describir y comprender cualquier producción intelectual en el seno de entramados sociales delimitados espaciotemporalmente; partiendo del supuesto que el caso latinoamericano no debería ser tratado como una excepción.
Con dos años de discusiones sobre el tema y nuevas investigaciones en su historial, el grupo decidió invitar a investigadores extranjeros con el objetivo de debatir los antiguos y los nuevos trabajos, conocer los contenidos y las metodologías empleadas en otras latitudes, y, tal vez, presentar los resultados de tales discusiones en un proyecto editorial. Con este objetivo en mente, se invitó en 2014 al profesor Alejandro Blanco, de la Universidad de Quilmes (Argentina), y en 2015 al profesor Sergio Miceli, de la Universidad de São Paulo (Brasil), ambos ampliamente reconocidos en la región por sus estudios sobre las élites intelectuales argentinas y brasileñas. Después de las mencionadas discusiones, el proyecto editorial tomó cuerpo, pues se presentó la oportunidad de incluir investigaciones llevadas a cabo en instituciones universitarias de otros países y así lograr una perspectiva comparada de casos particulares.
Para cuando se puso en marcha el largo proceso de edición, la mayoría de las personas que dieron origen al recorrido ya habían obtenido su título profesional. Cada uno de ellos continuó su trayectoria investigativa en temas de interés específico, teorías diversas y métodos de investigación diferentes. Sin embargo, uno de los acuerdos era evidente. La reunión de los diversos estudios debía ubicarse en función del estudio de la forma en que los seres humanos producen herramientas cognoscitivas para orientarse en los entornos que ellos mismos han creado. Simplemente se trata de concebir el desarrollo del pensamiento social bajo parámetros que parecen irrevocables para nuestra conciencia contemporánea: el pensamiento solo puede entenderse como parte del proceso de la propia construcción del ser humano bajo las condiciones históricas que él mismo ha propiciado. Proceder así, abre la posibilidad de establecer históricamente cómo se ha llegado a ver el mundo social como, en efecto, hoy en día se hace.
La presente compilación ha sido pensada como una reconstrucción comparada de las trayectorias que ha tenido el pensamiento social latinoamericano a través del desarrollo del pensamiento de los ensayistas, el surgimiento de la sociología, la institución de la crítica literaria y la trasformación de ciertos conceptos en relación con coyunturas sociopolíticas definidas en distintos momentos del proceso social colombiano y latinoamericano. El objetivo de esta organización es que el lector pueda tener ante la vista el proceso de larga duración en el curso del cual el pensamiento social se ha transformado, junto a ciertos hitos que permiten una visión comparada de cada uno de ellos.
La primera sección se ocupa de la producción ensayística de la región latinoamericana con los casos de José Enrique Rodo, José Carlos Mariátegui y Fernando Ortiz. La segunda, está dedicada a la investigación de los orígenes de la sociología en Colombia y México, mediante el retrato de las trayectorias de Camilo Torres y Orlando Fals Borda. La tercera parte está referida a la historia de la crítica literaria y del campo literario en el siglo XX, a través de la reconstrucción de los casos de António Cándido y Ángel Rama, para el caso de la crítica literaria, y de los casos de Tomás Vargas Osorio y Pedro Gómez Valderrama, para el caso de la producción literaria. Finalmente, la cuarta parte reúne trabajos que, mediante el estudio del debate de ideas, de proyectos y empresas intelectuales en coyunturas sociopolíticas específicas del siglo XX colombiano, aportan al conocimiento del complejo proceso de cambio conceptual que implica el desarrollo del pensamiento social. A continuación, se ofrecen algunas claves para leer los textos reunidos, no con el ánimo de caracterizar sistemáticamente cada uno, sino con la intención de identificar algunos de los problemas teórico-metodológicos que se encuentran en ellos.
I
Quienes reflexionan sobre la formación de las ciencias sociales en América Latina suelen concentrar sus esfuerzos en reconstruir su proceso de profesionalización, entendiéndolo como condición social sin la cual no sería posible la aparición de la investigación teórico-empírica. Bajo tal entendido, el surgimiento de científicos sociales profesionales se relaciona frecuentemente con la recepción de técnicas metodológicas renovadas, la formulación de marcos cognoscitivos innovadores y el remplazo de un intelectual amateur por un investigador con vocación empírica. De ahí, también, que la historiografía y la sociología de las ideas tradicionales se centren en comentar las diferencias teóricas entre los “viejos” y los “nuevos” paradigmas, en elaborar alguna paráfrasis de sus principales conceptos y aplicaciones, y en dar por sentado el cambio en términos de un progreso científico evidente en la transición del metafísico al investigador. Desde esta perspectiva, las primeras generaciones de científicos sociales que se asumieron como tales en América Latina tomaron dos posturas frente a lo producido en la región hasta mediados del siglo XX: o bien tendieron a ignorarlo porque lo consideraron meras especulaciones sin ningún rigor científico, o bien lo entendieron como simples ensayos que, a lo sumo, reflejaban puntos de vista parcializados, propios de la posición política de sus autores.
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