No sé si valdría la pena hacer algo así, pero no inventado, tomado de la realidad y documentado. Por ejemplo, tenemos muchos libros sobre el narco, debemos tener como 80 dignos de ser leídos, hechos por periodistas. De todos ellos hay muy pocos en donde tú puedes leer lo que están diciendo como un hecho y obtener el lugar exacto de donde viene esa información; padecen el mismo problema de la prensa, no acreditan sus fuentes y un periodismo sin fuentes es el principio de un género de ficción, yo no tengo nada contra eso, nada más que no me digan que es periodismo.
¿Por eso tampoco has querido hacer novelas, te has querido ir mucho más al periodismo con datos duros, con fuentes específicas?
Trato de hacerlo y trato, también se vale, de dar opiniones. Lo que no se vale es decir: les voy dar una información “que nadie sabe”, pero que sí sucedió, como si fuese un hecho: “así se escapó El Chapo y éstos lo ayudaron”, y no hay una fuente. Hay historias extraordinarias en la prensa sobre el mundo del narcotráfico en México, pero es difícil encontrar historias verdaderamente documentadas. Entonces, pasar de ahí a la novela me parece una ociosidad: no hay novela que pueda vencer a la realidad con la ficción. Lo que tendríamos es que restituir la realidad.
Hay un libro que narra la plática de dos narcotraficantes en privado.
Me interesaría muchísimo que me dijeran, esta grabación me la dio el agente de la dea, fulano, y ellos la hicieron en tal fecha. Me abrirían un mundo y lo primero que yo tendría que preguntarle al reportero es: y cuál es tu relación con la dea y qué más te dan y a cambio de qué te lo dan y tú eres parte o no eres parte de la dea, entonces empezaríamos a entrar en un mundo interesante. Hoy, como ayer, hay una relación, no sólo entre los periodistas y el poder, sino algo más importante, del público, de la sociedad, de la ciudadanía frente a los periodistas y frente al poder. Como público, no tenemos intermediarios confiables. En el gigantesco espacio de la prensa mexicana hay una prensa extraordinaria en la calidad de su opinión, pero no en la profundidad y rigor de sus reportajes. Nuestra prensa no nos ayuda a estar mejor informados y a ser más inteligentes, nos enseña a sospechar, a leer entre líneas.
Vamos de nuevo a la relación prensa-poder: detractores han dicho que fuiste el intelectual de cabecera del presidente Salinas; que eres el intelectual de cabecera del presidente Peña, ¿cómo ha sido esta relación a lo largo de tantos años con los distintos presidentes?
Quienes tendrían que explicar eso son los que lo dicen, yo no sé de dónde lo sacan. Con el presidente Peña Nieto no me he reunido una sola vez, pero, escribí un libro con Jorge Castañeda que después fue, en buena medida, la base de las reformas que puso en su propio libro, y que, por cierto, son las reformas que se han hecho, es verdad. Y es verdad, también, que en el 88 publiqué un libro que se llama Después del milagro , en donde estaban esbozados muchos de los cambios y muchas de las políticas que, durante su gobierno, Salinas llevó a la práctica. Tuve una relación personal, muy larga, muy intensa con Salinas, pero si alguien me dice que Salinas hizo algo porque yo se lo dije, lo único que me va a dar es risa. Salinas iba varios pasos adelante de mí en sus decisiones y, como todo político serio, consultaba las opiniones, pero decidía por sí mismo. Yo, lo más cerca que estuve de diseñar algo interesante para que un gobierno, el gobierno de Salinas, pudiera hacer algo, es lo que escribí en Después del milagro .
En el tema de las reformas has hecho dos declaraciones importantes. Una es, precisamente, la de los candidatos independientes y, luego, en esta Ley Electoral, has hablado de la segunda vuelta.
Eso está pendiente en la política mexicana, porque tenemos una democracia que no genera mayorías absolutas en el Congreso y, por tanto, genera gobiernos débiles, una y otra vez. La segunda vuelta sería una manera de que al presidente, por lo menos, se le eligiese siempre por mayoría absoluta, eso le podría dar una legitimidad mayor.
Lo vimos en Argentina.
Naturalmente, trae un conflicto adentro, porque un presidente con la mayoría absoluta y un Congreso fragmentado es una garantía segura de choques, pero sería una manera de fortalecer un poco el sistema presidencialista. Si no nos gusta el sistema presidencialista, pues cambiémonos a un parlamentario, pero, mientras tengamos uno presidencialista, hay que tratar de que lo sea con eficacia. Tenemos un presidente, desde el año 97, que tiene minoría en el Congreso. En el Congreso lo bloquean, lo bloquean y lo bloquean, no tiene capacidad de defenderse del Congreso, ¿qué hacen los presidentes que están así, como están en Brasil, como estuvieron mucho tiempo en Perú...? Normalmente, tratan de convencer, o mejor, de comprar al Congreso, y entonces, la relación se vuelve una relación subterránea y medio corrupta, por eso la segunda vuelta puede ser una forma de fortalecer la figura presidencial.
Y los candidatos independientes se imponen como un derecho constitucional, como un derecho humano. Un sistema de partidos no tiene por qué coartar el derecho constitucional de un ciudadano a votar y ser votado por sus conciudadanos. Salvo porque se ha quedado con este privilegio una red de partidos, de instituciones políticas, que no deja pasar y que no nos está entregando buenas cuentas, ni buenos gobiernos; nos está entregando espectáculos, a veces, de corrupción intolerables y está impidiendo que a través de sus filas aparezca lo mejor y más interesante de lo que podría ser el liderato mexicano, por tanto, hay que romper también eso.
¿Cuál ha sido el día más feliz en tu vida?
El día que nació mi hija Catalina.
¿El día más triste?
El día que murió mi mamá.
¿El amor de tu vida?
Ángeles Mastretta.
¿Qué te gusta comer?
Bueno, me gusta comer… para empezar, un whisky.
¿Para divertirte?
Para divertirme… conversar, leer, y ver series con Ángeles.
Completa esta frase, Héctor Aguilar Camín es…
Un escritor chetumalense, contra todos los pronósticos.
Pepe Aguilar
Cantante
Los tatuajes del alma en el cuerpo
Todo cambia todo el tiempo. Que uno no se dé cuenta es otra cosa. Pero cuando los cambios se hacen con un propósito, a veces salen bien. Y el rodearme de gente tan capaz para este proyecto fue una gran decisión. El salirme un poquito de la zona de confort, para meterme a un lugar donde puedo crecer y aprender más.
Carlos Almada
Embajador
El embajador de las mil batallas
Tú eres de Sinaloa, creciste y estudiaste la carrera ahí, ¿cómo fueron esos años?
Fueron años muy gratos, en provincia, muy tranquila, pequeña, agrícola. Mis recuerdos más entrañables son de cuando tenía cinco años y en el pueblo de Guasave caminaba de mi casa al kínder. El pueblo entero me cuidaba, me regalaban un veinte o un dulce. Recuerdo ahora el proverbio africano que dice: “para educar a un niño se necesita toda una aldea”, fui educado por una aldea y una familia entrañable.
A Lolita, tu mamá, todo el pueblo la conocía.
Todo el pueblo conocía a mi mamá y a mi papá.
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