Ensayo sobre prácticas manicomiales
en un hospital general
Segunda edición
Instituciópatas
Ensayo sobre prácticas manicomiales
en un hospital general
Tomás Pal
La docta Ignorancia
ÍNDICE
Portada
Portadilla Instituciópatas Ensayo sobre prácticas manicomiales en un hospital general Tomás Pal La docta Ignorancia
Legales Pal, TomasInstituciópatas : ensayos sobre prácticas manicomiales en un hospital general / Tomas Pal. - 2a ed adaptada. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : La Docta Ignorancia, 2020.Libro digital, EPUBArchivo Digital: descarga y onlineISBN 978-987-8407-21-01. Psicoanálisis. 2. Clínica Psicoanalítica. I. Título.CDD 150.195 Cuidado de la edición: Violaine Fua Púppulo y Jorge Curcio Diseño de tapa y diseño interno: Rocío Butti rociobutti@gmail.com Ilustraciones: Tornado Rodríguez @latornadorodriguez Ediciones La Docta Ignorancia, Ciudad de Buenos Aires, Argentina. ladoctaignorancia@gmail.com Hecho el depósito que establece la ley 11.723 No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio electrónico, mecánico, fotocopia y otro método, sin el permiso del editor. Primera edición en formato digital: diciembre de 2020 Versión: 1.0 Digitalización: Proyecto451
Agradecimientos
Prólogo
Introducción
Primera Parte
Segunda Parte
Tercera Parte
Cuarta Parte
La derecha lacaniana
Bibliografía
Pal, TomasInstituciópatas : ensayos sobre prácticas manicomiales en un hospital general / Tomas Pal. - 2a ed adaptada. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : La Docta Ignorancia, 2020.Libro digital, EPUBArchivo Digital: descarga y onlineISBN 978-987-8407-21-01. Psicoanálisis. 2. Clínica Psicoanalítica. I. Título.CDD 150.195 |
Cuidado de la edición: Violaine Fua Púppulo y Jorge Curcio
Diseño de tapa y diseño interno: Rocío Butti rociobutti@gmail.com
Ilustraciones: Tornado Rodríguez @latornadorodriguez
Ediciones La Docta Ignorancia, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
ladoctaignorancia@gmail.com
Hecho el depósito que establece la ley 11.723
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio electrónico, mecánico, fotocopia y otro método, sin el permiso del editor.
Primera edición en formato digital: diciembre de 2020
Versión: 1.0
Digitalización: Proyecto451
A Mariano
El único héroe válido es el héroe en grupo;
nunca el héroe individual, el héroe solo.
H.G. Oesterheld
Cualquier instancia de agradecimiento conlleva un alivio inmediato, al forzar la detención de aquella cascada de resignificaciones propia del término de una experiencia. Al menos así es como lo pienso hoy, así que no me demoro más tiempo.
En primer lugar, deseo agradecerle a mi buen amigo Alejandro Vainer. Por recibirme generosamente semana tras semana en su consultorio para conversar, reírnos e intercambiar lecturas, donde me hice de un nuevo campo de problemas, de libros y de músicos de jazz. Algunas semanas después de que un colega nos presentara en unas jornadas desdeñables en el tétrico hotel Bauen, tuve la dicha de conocer personalmente a Alejandra Barcala, quien con su entusiasmo irrefrenable me convenció de que tenía algo valioso para decir. Un mes más tarde Luciano Lutereau me dijo lo que necesitaba escuchar en el momento menos pensado. Sin ellos no habría libro.
A Alicia Stolkiner, quien aceptó prologar el libro por el texto en sí mismo, sin conocernos personalmente. Eso dice mucho sobre su honestidad intelectual.
Sin Arturo Ramilo Alvarez no habría habido historia, ni caso, ni aventura. El libro es tan suyo como mío.
Le agradezco enormemente a Sabrina Morelli, quien corrigió el escrito y me señaló problemas esenciales e ignorados, mejorándolo en gran medida. Bruno Bonoris, Federico Fresneda, Manuel Rodríguez Zubieta, Axel Bonilla y Diego Buzzi fueron indispensables durante la hechura del texto. Les agradezco sus sugerencias y sus comentarios críticos, sin los cuales el texto carecería de rigor y de matices.
Alfredo Eidelsztein es quien me enseñó un psicoanálisis vivo, fuertemente terapéutico, claro y distinto. Todavía lo hace. Trabajar a su lado es un privilegio único, el que le agradezco honrado.
Leonardo Verna fue un referente soñado durante los años en el hospital. A Andrés Rousseaux le debo una visita inolvidable al manicomio y el haberme empapado de alegría con sus anécdotas solemnes. Pablo Caravotta me transmitió una psiquiatría coherente, humana y mesurada. Silvina Dulitzky tuvo la decencia de decirme que la primera versión del texto, una mucho más abreviada, le resultaba aburrida. Su sinceridad contribuyó a que el caso deviniera en un ensayo.
Resulta imprescindible reconocer a todas las personas que hicieron del hospital un lugar más o menos habitable. Pacientes, médicxs, psicólogxs, kiosquerxs, cocinerxs, guardixs, administrativxs, secretarixs. Pero sobre todo, le agradezco a lxs enfermerxs.
A quienes con pasión y entusiasmo me recomendaron autores, libros y artículos, sumamente valiosos para la elaboración del texto. A Joaquín Franke, por mantenerme alejado del cinismo y ayudarme a soportar el mundo a través del humor. A Agustín y Alejandro Porto, por orientarme.
A mi viejo Daniel, por el apoyo constante y la paciencia extrema.
Más allá de los altercados, disidencias y conflictos que vive cualquier grupo en situaciones de alta intensidad, le agradezco a todos aquellos compañeros con los que tuve la oportunidad de trabajar durante esos cuatro años. No fue nada sencillo. Sin embargo, creo haber podido capitalizar una diferencia valiosa, incluso aún en la enemistad más franca.
Por último, mi más profundo agradecimiento para Víctor y su madre, quienes me hicieron partícipe de sus vidas y permitieron que este libro exista. Llevo sus nombres en mi corazón.
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Prólogo
Sobre géneros, sátiras
y verdades
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Cuando leí por primera vez este libro dudé si estaba capacitada para prologarlo y me di cuenta que no era una tarea sencilla. En un principio fue el desconcierto: ¿a qué género pertenecía este escrito?
Si bien el autor lo denominaba ensayo, no encajaba estrictamente en ello por tener demasiada observación en terreno. No era un trabajo de investigación formal académica –que puedo comentar cómodamente–, pero tenía una trama teórica de sostén importante, que articulaba con el relato de manera reflexiva y un fino ejercicio de la observación, que es una técnica potente de investigación.
No era una novela, pero por momentos podía considerarse una narrativa ficcional –el autor lo reconoce–, y no soy crítica literaria. Tampoco era un simple testimonio o relato de experiencia, pero tenía una notable capacidad descriptiva, y vale señalar que este importante recurso de la investigación cualitativa1 no abunda en los discursos clínico asistenciales de la salud mental, los que suelen adolecer de hipertrofia de la explicación e interpretación en desmedro de la precisión descriptiva. El autor me suponía calificada, pero yo no sabía si lo estaba. Pese a las dudas, el texto me atraía y en muchas cosas me resultaba familiar por la ironía y el humor corrosivo, que mucho se suele moderar en la vida cotidiana y aún más en las formalidades universitarias. Al fin y al cabo, como cantaría Rodrigo Bueno: «soy cordobesa», y esa forma de vincularse irónicamente es esencial de la cultura que me constituyó. A los fines de tomar la decisión, volví a la pregunta sobre el género.
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