1. La clasificación del suelo . En términos generales, el suelo sobre el que se desarrolla la AP está clasificado como «suelo rústico» en la planificación urbanística y territorial, y en algunos casos se concreta como «suelo de protección ambiental». La agricultura urbana, por el contrario, se localiza en los intersticios o espacios vacantes a la espera de ser construidos, o incluso sobre áreas urbanizadas y hasta construidas, que pueden ser espacios de titularidad pública o privada ubicados en el interior de la ciudad, como terrazas de edificios residenciales, fachadas y cubiertas, calles, parques urbanos y márgenes y antiguos sotos deforestados de los ríos, etc. Otra diferencia es que el suelo en el que se desarrolla actualmente la AP ha sido históricamente utilizado por la agricultura tradicional para producir alimentos, como ocurre en las vegas, campiñas y llanuras fértiles contiguas a la ciudad, lo que no ocurre en general en los suelos en los que se práctica la agricultura urbana.
2. Regulación y duración de los contratos de arrendamiento . Las explotaciones agrícolas periurbanas utilizan tierras en propiedad o mediante contratos de arrendamiento de fincas tanto privadas como públicas. En general, hay normas específicas que regulan los contratos de arrendamiento del suelo rústico, que según su duración pueden favorecer en mayor o menor medida la realización de inversiones para la mejora de las explotaciones.
3. Estatus legal . La AP, en general, es de carácter profesional y está orientada a producir alimentos. Las explotaciones tienen que cumplir determinadas obligaciones legales (laborales, de seguridad social, prevención de riesgos laborales, sanitarias, ambientales, etcétera) y a su vez cuentan una serie de derechos adquiridos. También pueden recibir subsidios europeos, nacionales y regionales para mejorar su competitividad, por ejemplo, para facilitar la compra de maquinaria, modernizar el sistema de riego, ayudas directas a la producción, etc. Por el contrario, la AU suele estar asociada a fórmulas informales, como el voluntariado o el activismo, y su motivación no suele ser la económica.
TABLA 1 Diferencias entre agricultura urbana y periurbana
Características de la agricultura urbana |
Características de la agricultura periurbana |
Diversidad de perfiles, generalmente no profesionales. |
Agentes profesionales, generalmente a jornada completa. |
Alta densidad urbana. |
Baja densidad urbana. |
Diferentes actividades, generalmente de ocio y de autoconsumo. |
Actividad económica orientada a la comercialización en el mercado. |
Superficies para cultivo reducidas. |
Superficies grandes para el cultivo. |
Bajo/medio conocimiento en producción agraria. |
Alto conocimiento en producción agraria. |
Ubicada entre zonas urbanizadas. |
Amenazada por la presión urbana. |
Servicios y equipamientos más cercanos (centros médicos, colegios, etc.). |
Menos equipamientos (centros médicos, colegios, etc.). |
Pocos recursos naturales. |
Muchos recursos naturales. |
Paisaje predominantemente urbano. |
Paisaje agrario. |
Intensidad baja en los cultivos. |
Cultivos intensivos, valor añadido. |
Manejos manuales. |
Manejos con mayor uso de tecnologías (riego, maquinaria, etc.). |
Fuente : elaborado a partir de Drescher (2001).
3.2 De los criterios demográficos a la conceptuación del espacio agrario periurbano de acuerdo con parámetros de sostenibilidad
Las diferencias entre lo «rural» y lo «urbano» parecían claras hasta bien entrado el siglo XX; sin embargo, en el proceso de afianzamiento de la sociedad postindustrial y su plasmación en el espacio, las diferencias y contrastes resultan cada vez más difusos y difíciles de establecer (Sancho y Reinosa, 2012). La revisión bibliográfica realizada por Yacamán (2018 b ) pone de manifiesto que las principales clasificaciones europeas y nacionales que diferencian entre lo «rural» y lo «urbano» (OECD, 2002; ESPON, 2005; LDSMR, 2007, entre otras) no facilitan la interpretación del periurbano porque, en general, obvian las particularidades de dicho espacio. Entre otras cosas, desatienden los fenómenos de expansión urbana o de periurbanización, que, en última instancia, generan un continuo urbano-rural; tampoco consideran la mezcla de usos específicamente agrarios con otros que expulsa la ciudad sobre su rústico circundante, todo lo cual cuestiona la pertinencia de las distinciones entro lo rural y lo urbano en las áreas de contacto entre el campo y la ciudad, simplificando una realidad compleja y muy dinámica. La naturaleza artificial de tal dicotomía implica en la práctica una dificultad para abordar políticamente el tratamiento de espacios con actividad económica agraria, pero localizados en áreas de intensa influencia urbana (Halfacree, 2004; Champion y Hugo, 2004; Santangelo, 2018).
Se sintetizan a continuación distintas aproximaciones que establecen la distinción entre lo «urbano» y lo «rural». Por un lado, están las basadas en variables cuantitativas, entre las que destacan las demográficas (tamaño demográfico, densidad de población, etc.). Se dispone de tres grandes clasificaciones realizadas por diferentes organismos internacionales y utilizadas para orientar las políticas en materia de desarrollo agrario y rural. Caracterizan el nivel de ruralidad de los territorios en función de la densidad de población. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 1994) define los municipios rurales por tener menos de 150 hab/km 2. Por su parte, la nueva clasificación realizada por la Agencia de Estadística de la Unión Europea (Eurostat, 2011) distingue entre territorios urbanos ( densely populated ), áreas urbanas intermedias ( intermediate ) y rurales ( thinly populated ), mejorando la metodología de la OCDE. Esta nueva propuesta realiza su análisis sobre una cuadrícula espacial y no se atiene a límites administrativos como hace la OCDE. La Ley para el Desarrollo Sostenible del Medio Rural (LDSMR) define las zonas rurales a partir de variables demográficas, con el objetivo de formular las acciones de desarrollo rural con un enfoque territorial integrado, distinguiendo las denominadas «zonas rurales periurbanas», aquellas de población en aumento, con predominio del empleo en el sector terciario, niveles medios o altos de renta y situadas en el entorno de las áreas urbanas o áreas densamente pobladas.
FIGURA 1.3 Definiciones de la AP según diferentes organismos públicos
DEFINICIONES SEGÚN LA RURALIDAD
Ley de Desarrollo Sostenible Medio Rural (2007)
Densidad < 100 hab./km 2
– Medio rural: espacio geográfico formado por la agregación de municipios o entidades locales menores con población <30.000 habitantes y densidad <100 habitantes por km 2.
– Municipio rural de pequeño tamaño: población <5.000 habitantes.
OCDE (2002)
Densidad < 100 hab./km 2
Clasificación de los municipios:
– Municipios urbanos son aquellos que tienen más de 150 hab./km 2
– Municipios rurales son aquellos que tienen menos de 150 hab./km 2
EUROSTAT (2010)
– Áreas urbanas de alta densidad ( densely populated, cities or large urban area ): celdas de 1 km 2contiguas, con una densidad mínima de 1.500 habitantes por km 2, y un mínimo de población de 50.000 habitantes.
– Áreas urbanas pequeñas o con densidad intermedia ( intermediate urban clusters ): áreas con celdas contiguas con una densidad mínima de 300 habitantes por km 2, y un máximo de población de 5.000 habitantes.
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