PATRIMONIOS MIGRANTES
Ricard Huerta, Romà de la Calle (eds.)
Amparo Alonso-Sanz, Lilian Amaral, Roser Calaf, Romà de la Calle, Adriana Careaga, Marcelo Falcón, Olaia Fontal, Alejandro Giménez, Manuel Hernández Belver, Rosa María Hervás, Ricard Huerta, Francisca Navarro, Germán Navarro, Chiara Panciroli, Ricard Ramon, Elena Tiburcio, Apolline Torregrosa, Joan Vallés
UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
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© De los textos: los autores, 2013
© De esta edición: Universitat de València, 2013
Coordinación editorial: Maite Simón
Maquetación: Inmaculada Mesa
Corrección: Pau Viciano
ISBN: 978-84-370-9146-4
Edición digital
(Disponible edición en papel)
Índice
INNOVANDO EN EDUCACIÓN PATRIMONIAL: LA CREACIÓN DEL CONCEPTO DE PATRIMONIOS MIGRANTES
Ricard Huerta
TRANSVISUALIDAD Y LENGUAJES MIGRANTES EN LAS POÉTICAS ARTÍSTICAS DE LA GLOBALIZACIÓN
Romà de la Calle
TRÁNSITOS EN EL PAISAJE Y DESPLAZAMIENTO DE BIENES CULTURALES HACIA EL MUSEO
Roser Calaf Masachs
LAS RUTAS DE LA SEDA COMO ITINERARIOS CULTURALES. EXPOSICIONES Y MUSEOLOGÍA
Germán Navarro Espinach
EDUCACIÓN PATRIMONIAL COMO ESTRATEGIA PARA LA FORMACIÓN CIUDADANA Y LA MEMORIA COMPARTIDA HISPANO-MARROQUÍ
Rosa María Hervás Avilés, Elena Tiburcio Sánchez y Francisca Navarro Hervás
LA EDUCACIÓN PARA EL PATRIMONIO A TRAVÉS DE LAS FORTIFICACIONES DE MONTEVIDEO
Alejandro Giménez y Adriana Careaga
LA OBRA DE ARTE COMO EXPERIENCIA EDUCATIVA EN EL MODE MUSEO TALLER DE LA EDUCACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE BOLONIA
Chiara Panciroli
PATRIMONIOS MIGRANTES: GEOPOLÍTICA E IDENTIDADES EN TRÁNSITO
Lilian Amaral
MIGRACIONES METODOLÓGICAS EN EDUCACIÓN ARTÍSTICA
Amparo Alonso-Sanz
VISIONES DE IDA EN PORCELANA. LLADRÓ Y LAS NUEVAS FORMAS DE APROXIMACIÓN AL PATRIMONIO
Ricard Ramon Camps
PATRIMONIOS INSTINTIVOS
Apolline Torregrosa Laborie y Roberto Marcelo Falcón Vignoli
ESCUELA-MUSEOS. DE LA NECESARIA DIFERENCIA ENTRE MEDIACIÓN CULTURAL Y ENSEÑANZAS ARTÍSTICAS
René Rickenmann
MUCHO MÁS QUE... AMPLIANDO HORIZONTES PARA LA EDUCACIÓN PATRIMONIAL
Olaia Fontal
Joan Vallés
CREATIVIDAD Y EDUCACIÓN ARTÍSTICA CON PERSONAS CON DEMENCIA TEMPRANA Y ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
Manuel Hernández Belver
PERFIL DE LOS AUTORES
INFORMACIÓN ADICIONAL
INNOVANDO EN EDUCACIÓN PATRIMONIAL: LA CREACIÓN DEL CONCEPTO DE PATRIMONIOS MIGRANTES
Ricard Huerta
Universitat de València
Observamos que el concepto de patrimonio evoluciona sobre la base de los sucesivos esquemas sociales que se van consolidando. El significado de patrimonio se adapta a las diferentes realidades, teniendo en cuenta los cambios de orden cultural, económico y político que cada momento histórico genera. En ese sentido, las constantes modificaciones que se perciben en el tratamiento de los bienes patrimoniales están invadidas por presencias y ausencias que van marcando sus características y sus funciones. Aspectos clave del patrimonio serían la identidad, la posesión, lo aprendido, lo heredado o lo preciado y, por tanto, lo protegido y atendido. Pero también aquello que fluye y que puede pertenecernos en un momento determinado se asume como bien patrimonial, sin por ello dejar constancia de ningún tipo de querencia o pertenencia, siendo únicamente el disfrute de lo vivido la parte adquirida libremente. Tanto lo virtual como lo perecedero, si es compartido, también se intuye como patrimonio.
Un fenómeno de corte global como es Internet, de proporciones sobredimensionadas, ha alterado y moldeado cualquier apreciación patrimonial que pudiese haber sido descrita hace tres décadas, lo cual determina un nuevo modelo de recepción y difusión del patrimonio. Es cierto que como instancia social el patrimonio estará siempre pendiente de las decisiones de tipo legal o de los procedimientos notariales y judiciales, especialmente cuando nos referimos al patrimonio material y a su conservación por parte de las instancias del poder. La propia coherencia de la idea de patrimonio está enmarcada en el uso que desde las instituciones, o desde nuestras necesidades personales, se le dé a lo que entendemos por bien patrimonial. Sobre la base de los constantes cambios que se vienen sucediendo al respecto en las últimas décadas, consideramos muy oportuno replantear las posibilidades del hecho patrimonial, e incluso abordar sus repercusiones en lo que denominamos educación patrimonial. No hay educación sin patrimonio, ni tampoco patrimonio sin educación.
El patrimonio puede ser de orden material o inmaterial (ICOM, 2007). Los aprendizajes, las vivencias, los saberes, las lecturas, y tantas otras manifestaciones que nos implican desde lo personal no constituyen experiencias que puedan ser catalogadas con facilidad, pero sí que podemos darles la importancia que merecen. Quiero presentar un ejemplo de patrimonio intangible que me es muy cercano, y que evoluciona al mismo tiempo que mi propia trayectoria vital. Utilizo este caso desde una perspectiva particular, aunque podríamos extrapolarlo con similares características a cualquier otro individuo, ya que se trata de un patrimonio que toda persona posee: su lengua materna. Mi lengua materna, la que se hablaba y se habla en la familia y la casa donde nací, la lengua vehicular de la gente con la que viví mi infancia y adolescencia, y la de muchas más personas a quienes he conocido a lo largo de mi vida, no es la misma lengua con la que aprendí a leer y escribir en la escuela. Durante el franquismo, y desde mucho antes, mi lengua estaba prohibida o descartada en el uso oficial, ya que el idioma de la escuela y de las instituciones era el castellano. En la escuela aprendíamos el español, mientras en casa y con los amigos hablábamos nuestra lengua materna. Los dos ámbitos (el doméstico y el oficial) estaban separados por una identidad lingüística diferenciada. Por el hecho de haber crecido familiarizándome con dos idiomas se puede decir que soy bilingüe. Mi competencia lingüística es de cariz natural, ya que crecí aprendiendo ambos idiomas en realidades diferentes. Posteriormente he estudiado y utilizado otros idiomas (francés, italiano, inglés), otras lenguas que he aprendido y voy usando en función de las sucesivas necesidades de orden educativo, laboral o personal. Evidentemente todas esas lenguas forman parte de mi patrimonio, y puedo disponer de ellas en varios registros, en función de las posibles necesidades. Por tanto, mi patrimonio lingüístico ha cambiado, ha evolucionado y se ha transformado a lo largo de las décadas. Se trata de una riqueza que valoro por su variedad. Dicho patrimonio adquirido ha tenido mucho que ver con mi interés por los lenguajes, y esto me hace muy afortunado como usuario, ya que también la curiosidad y el deseo de aprender son un patrimonio que valoro como algo realmente preciado. Si María Zambrano afirmaba «mi lengua es mi patria», como exiliada en México, lugar donde jamás se sintió expatriada, sino que formaba parte de un territorio lingüístico que consideraba suyo, recientemente Juan Marsé remataba la cuestión con otra deriva: «la patria del escritor es el lenguaje». El tiempo y las circunstancias construyen nuevas sendas e interpretaciones del patrimonio lingüístico y cultural.
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