Pero esta visión acerca de la φύσις no fue compartida por todos los autores del CH. Por ejemplo, el autor de Sobre la medicina antigua aborda el problema de la φύσις desde una perspectiva diferente, puesto que critica a los médicos que se dejan influir por algunos filósofos presocráticos en su concepción del ser humano (c. 20). Hadot (2015: 42) observa aquí que el término φύσις comienza a tener en el siglo V a. C. un uso más amplio, lo que significa que no designa únicamente la forma de algo sino, sobre todo, el proceso de formación o el resultado de cómo llegó a ser. Es por ese motivo que el término φύσις no alude en Sobre la medicina antigua al conjunto del universo, sino más bien al proceso natural o funcionamiento de las cosas, es decir, a la relación entre las causas y los efectos de estas. De manera que si en esta obra se critica al filósofo Empédocles porque intenta describir qué es el hombre (τί ἐστιν ἄνθρωπος) a partir de la naturaleza, esto no quiere decir –precisa Hadot (2015: 43)– “a propósito de la naturaleza en general”, sino “a propósito de la constitución en general”, es decir, ‘constitución‛ (φύσις) debe tener aquí una acepción activa y pasiva porque designa dos aspectos o momentos. Por una parte, se refiere a la transformación mediante la cual las cosas nacen, crecen y mueren. Por otra parte, indica la naturaleza intrínseca de algo en virtud de ese proceso dinámico. De manera que estudiar la φύσις significa sobre todo observar la génesis de una cosa particular, sus causas y procesos que le permiten llegar a ser y perecer. Según lo que nos dice Aristóteles en la Política 1252a 24, este debe ser el método de investigación de la φύσις, y se niega a considerarla como algo meramente material; por eso, advierte que la mejor manera para observar estas cosas –se refiere a los fenómenos de la política–, al igual que en otros ámbitos, consiste en ver las cosas nacer en su desarrollo natural y desde el principio.
En el siglo V a. C. el término φύσις comenzó a usarse referido especialmente a la naturaleza humana y, en plural, a la naturaleza de los seres humanos individuales.28 Es por eso que el autor de Epidemias I, 3, se interesa por distinguir entre la naturaleza que es común a todos (κοινῆς φύσιος ἁπάντων) y la peculiar (ἰδίης) de cada uno. Esta investigación sobre la naturaleza humana se va a desarrollar de una manera especial en la medicina hipocrática. A diferencia de algunas concepciones filosóficas sobre la naturaleza del hombre de esa época que lo estudiaron desde una perspectiva ‘espiritual‛,29 los médicos hipocráticos iniciaron por primera vez en la historia del pensamiento occidental un estudio sistemático del hombre en términos físicos, de las diferencias que existen entre las distintas razas,30 de la estructura y función de los órganos,31 y también de los elementos o humores que componen su naturaleza.32
Ahora bien, y a pesar de las numerosas imprecisiones científicas o fantásticas descripciones acerca de la constitución del hombre en el CH,33 la hazaña del arte médico hipocrático no solo estimuló la comprensión de ciertos problemas de la medicina en amplios círculos, sino que concentrándose en un aspecto de la existencia humana como el cuerpo,34 obtuvo valiosos conocimientos filosóficos para una nueva imagen de la naturaleza del hombre.35 El médico hipocrático, luego de practicar el correspondiente examen corporal dirigido por la percepción sensorial,36 presume que existe algo que está más allá de los cambios fenoménicos y lo juzga, en algunos casos, por medio de la inteligencia.37 De lo contrario no habría concebido una naturaleza humana que está compuesta por elementos que existen siempre en el cuerpo del hombre.38
La idea de que el hombre posee una naturaleza se confirma por el uso de φύσις en el CH, y también porque a este sustantivo le corresponden ciertas estructuras sintácticas determinadas. Una de ellas evidencia que se construye con un complemento de genitivo, lo que indica que es la naturaleza ‘del hombre‛ la que se quiere observar.39 Además, como φύσις designa el acto de φύομαι, lo que en realidad expresa es el proceso de desarrollo natural o crecimiento que poseen todas las cosas, como el embrión humano.40
3. El problema de las hipótesis especulativas en filosofía
Uno de los puntos que tensionó la relación entre la filosofía y la medicina fue la disputa que surgió a partir de dos importantes interrogantes: 1) ¿De qué elementos está constituido el ser humano?; 2) ¿La naturaleza del hombre debe ser aprehendida mediante principios teóricos o empíricos? Buena parte de la crítica de la medicina a la filosofía intentó responder a estas dos cuestiones.
A un período fundacional en el CH le sigue otro de autoafirmación que muchas veces es más teórico, reflexivo y crítico del saber filosófico.41 Dos escritos que dan cuenta de esta actitud son Nat.Hom. y Sobre la medicina antigua. En ambos tratados se observa una crítica a ciertos postulados de la filosofía, pero también se destaca la autonomía de la medicina.42 Esta reacción no significó un desconocimiento de la filosofía; más bien todo lo contrario.43 Aunque los dos tratados manifiestan un evidente ataque a los postulados de la filosofía presocrática, al mismo tiempo recurren a ciertas teorías de los filósofos de la naturaleza para explicar de qué está compuesto el ser humano. La vigorosa censura a los filósofos que explican la φύσις del hombre mediante hipótesis (ὑποθέσεις) que no son comprobables empíricamente es significativa al comienzo de Nat.Hom., y tiene un claro paralelo con la invectiva que desarrolla el autor de Sobre la medicina antigua. En esta obra se critica de manera enérgica a los médicos y sobre todo a los filósofos (ἰητροὶ καὶ σοφισταί). En particular se desautoriza el saber filosófico, ya que se preocupa de conocer la naturaleza humana cosmogónicamente a partir de su comienzo (ἐξ ἀρχῆς), de cómo se engendró (ὅπως ἐγένετο πρῶτον) y de cómo se estructuró (ὅπως ξυνεπάγη). Luego se indica que lo escrito por un filósofo o médico sobre la naturaleza (περὶ φύσιος) concierne menos al arte de la medicina que al de la pintura (c. 20). Toda esta crítica muestra que la filosofía constituye un saber inútil y etéreo que no sirve para el conocimiento de la naturaleza humana, puesto que no hay forma de comprobar semejantes hipótesis filosóficas mediante la experiencia médica.44 El autor de Nat.Hom., al igual que el de Sobre la medicina antigua, también se opone a un tipo de teoría de la φύσις del hombre que no es válida para la medicina con la exclusiva finalidad de proponer otra que sí permita fundar un verdadero arte médico.
Ahora bien, y aunque es probable que la concepción de la naturaleza del hombre en Sobre la medicina antigua sea empírica, tanto en su origen como en su formulación, tampoco es exagerado decir que el razonamiento del autor acerca de la naturaleza del hombre comenzó con una preconcepción especulativa. Para entender la razón de esto es preciso establecer una relación entre este tratado con el comienzo de Nat.Hom. El autor de Sobre la medicina antigua podría criticar la hipótesis de que el hombre está compuesto de aire, tierra, fuego o agua, o de cualquier otra combinación de estos elementos de la filosofía natural, de la misma manera que lo hace el de Nat.Hom.45 Ya en el inicio de Nat.Hom. se objeta a los filósofos de la naturaleza que plantean que el hombre está compuesto de aire, tierra, fuego, agua, o de cualquier otro elemento que no sea un constituyente visible en el ser humano (c. 1). También se critica a los médicos que postulan que el hombre es sangre, bilis o flema, y que esta sustancia cambia de apariencia y propiedad bajo la influencia del calor y del frío para transformarse, alternativamente, en dulce, amarga, blanca o negra (c. 2). A continuación, el autor reivindica la idea de la multiplicidad de los humores contra la doctrina que plantea su unidad sustancial y sostiene que el hombre está compuesto por flema, sangre, bilis amarilla y bilis negra (c. 4). Sin embargo, aquí se observa cierta inconsistencia en la teoría del autor de Nat.Hom.,46 dado que desconoce, en parte, la doctrina de las cualidades, pero al mismo tiempo establece un vínculo entre las cualidades elementales (frío-cálido; húmedo-seco), en la que cada una domina según el ciclo de las cuatro estaciones, con los cuatro humores fundamentales (c. 7).47
Читать дальше