—Tenemos que hablar. No es nada malo pero creo que Casio tiene algo… –Marcelo la miró a Marina con ojos de pekinés–. Sí, no me mires así, antes de ayer mientras mirábamos el noticiero y estaban por dar el pronóstico del tiempo, ella se adelantó y dijo que hoy iba a estar soleado y que mañana iba a llover, y la chica del clima usó las mismas palabras. –Marcelo miró a un costado y le dijo:
—Bueno, hoy pasó algo parecido. –Él le contó la situación que había vivido en la heladería, por ende tuvo que contarle lo sucedido hace 4 años atrás, la noche en que había nacido Casio. La luz titiló y ambos se quedaron a oscuras, de inmediato Marcelo se acercó a la ventana para ver si eran ellos los que no tenían luz o era el barrio completo, Marina se dirigió al cuarto de Casio y antes de entrar, observó que una luz muy brillante se colaba por debajo de la puerta, lo primero que se le vino a la mente era que se estaba prendiendo fuego el cuarto de su hija, pero no había humo, sin pensarlo y con un gritó de “¡NO!”, abrió la puerta… no podía acreditar lo que veía, su habitación aún poseía electricidad y mucha, tanto que en un punto a Marina le costaba mantener los ojos abiertos.
—Marcelo, al escuchar el grito, de inmediato arribó al cuarto de Casio y sorpresa, las luces estaban prendidas. Era el único lugar de la casa donde había luz, ambos se miraron y se acercaron a Casio, ella se encontraba en su cama rodeada de sus peluches y toda tapada, tenía miedo, su cara lo decía todo, su padre se sentó en la cama y le preguntó.
—Amor, ¿vos hiciste que se vaya la luz? –Ella tímidamente le dijo:
—Sí. Hay una “señoda” sentada en el “rompero” comiendo pan y como me dio miedo llamé a todas las luces. –Marina aterrada miró el ropero y no veía nada, Marcelo con cara de preocupación la alzó a upa, una vez fuera, las luces de la habitación se habían apagado como una vela, pero las del pasillo se habían encendido. Casio era como una linterna humana, de alguna manera había aprendido a controlar los flujos de energía y podía hacer que la luz solo la siga a ella, manejaba muy bien a los elementales del fuego, las chicas se quedaron juntas mientras que Marcelo, había ido a la planta baja a reestablecer la electricidad, pero para su sorpresa el tablero estaba okey… Casio en voz baja dijo la palabra lux (lucs), luz en latín, y aunque su pronunciación era bastante rudimentaria, la palabra surtió efecto De los veladores y las luces de techo comenzaron a desplazase pequeñas esferas lumínicas por toda la habitación de sus padres, parecía una galaxia. Cada esfera de luz estaba Regresando a su posición
—¡Chicas, volvió la luz! –Marina con una mezcla de sentimientos encontrados abrazó fuerte a Casio y dijo:
—¡Sí! Y cómo… –De alguna manera dejó escapar algunas lágrimas, quizá de emoción, quizá de miedo.
Esa noche la única que pudo dormir fue la pequeña Casio, sus padres no pudieron pegar un ojo. Era evidente que Casiopea tenía un don y sus habilidades conforme iba pasando el tiempo se iban incrementando, generalmente sucede lo contrario, a medida que crecemos el efecto va desapareciendo…
El cumpleaños de Casi había llegado, todos estaban reunidos en su casa, abuelos, tíos y algunos amiguitos del jardín.
Había globos violetas y azules por todos lados, guirnaldas plateadas y doradas colgaban de los techos, la mesa estaba repleta de cosas ricas, había para elegir, snacks, sándwiches de lomito, queso, y demás gustos. Casio y sus amigos estaban todos disfrazados de superhéroes, princesas y hasta piratas, una animadora propuso una decena de juegos para animar las cinco horas que había durado el cumpleaños, esa tarde la casa se había llenado de risas y felicidad. De todos los que estaban allí, solo los abuelos podían sentir la potente energía que emanaba Casiopea, ellos sabían bien que su nieta era especial, los cuatro se apartaron y salieron al patio para poder conversar con más tranquilidad.
Eleonora fue la primera en hablar, con un tono serio se refirió a la situación actual de la Argentina.
—Todo está tranquilo, por el momento, nosotros podemos hacernos cargo… –Lito miró a Eleonora y con su mano le hizo un gesto para que hable más bajo y le dijo:
—Sí, pero esto se tiene que terminar acá, no hay necesidad por ahora que siga incrementando su poder. –Maricarmen asintió.
—Hace tiempo que ellos vienen soportando estos fenómenos, debéis comprender que ni de coña la niña debe despertar por completo ahora.
—Eso seguro, afectaría por completo su psiquis –dijo Paco. Eleonora miraba por el ventanal aquella escena repleta de felicidad, los niños bailaban y cantaban, Casio llevaba un sombrero de bruja y una varita mágica que sacudía sin parar.
—Mirad a la pequeña hechicera. –Los cuatro se echaron a reír, Paco discretamente apuntó su mano contra el ventanal y con los dedos mirando al piso susurró en griego: stamatíste ti stigmí. Automáticamente el tiempo se detuvo, los gritos y risas descontroladas cesaron, el cumpleaños había quedado en pausa, todo se había vuelto más rígido, salvo por una chistosa voz que se hizo presente.
—¿Acaso no me van a invitar? –Cristal Anestiades se había hecho presente, era la mejor amiga de los cuatro y madrina de Marina.
—Casiopea necesita descansar y sus padres también, cuando el momento lo amerite ella va a despertar. –Paco la miró y le dijo:
—Tienes razón, las cosas están tranquilas de momento, el comité reforzó los puntos más sensibles. –Maricarmen los miró y les contó las malas nuevas.
—En Barcelona hace tres días han desaparecido tres niños. Todos con las mismas cualidades que posee Casio, pedimos ayuda al centro de Zugarramurdi pero no tuvimos respuesta, ni desde el organismo presidencial supieron qué decir.
Los cinco se lamentaron, sabían que, aunque las cosas iban bien en la Argentina, no podían dormirse en los laureles, estaban viviendo épocas de cambio y algunas cosas se podían salir de control en un abrir y cerrar de ojos. La desaparición de esos tres niños era un grave llamado de atención… Por otro lado Cristal volvía a redireccionar el tema de la reunión.
—Tenemos que empezar a trabajar en la caja, el libro ya está listo. –Eleonora entusiasmada le comentó que habían hecho un hallazgo fenomenal, habían encontrado una caja muy particular, que había sido construida por el astrólogo, alquimista y astrónomo Claudio Ptolomeo, descubridor de la constelación de Casiopea–. La caja tiene el poder de guardar experiencias y magia, mucha magia, es un oráculo, un reservorio de energía de proporciones siderales, es uno de los artefactos mágicos más buscados, encontramos la caja del almagesto… Maricarmen miró a Cristal y asintió.
—Así es, la condición para hacer uso de la caja tiene un precio, debemos entregar nuestras vidas, ahora ellas están marcadas por nuestras estrellas del destino, sabemos que nos queda poco tiempo Una vez que abordemos ese avión pasaremos a ser parte de esa constelación.
—Sí –dijo Paco.
—Lito está en lo cierto, vosotros sabéis que una vez que el ciclo se cumpla, guiaremos a Casio desde lo más alto, brillando con la energía de mil soles, sé que nuestra partida va a doler. –Eleonora abrazó a Maricarmen–. Es nuestra misión, esta noche debemos borrarles la memoria y adormecer la magia que reside en Casio… –Cristal se puso a llorar, sacó un pañuelo de su bolsillo y se sonó la nariz…
—Son los mejores abuelos del mundo, les prometo que voy a hacer lo posible por aliviar el dolor de su partida en toda la familia.
Lito la miró, tomó de las manos a Cristal y le agradeció. Un ruido alertó a los cinco, Cristal miró de reojo un charco de agua en las baldosas negras que formaba un espejo y en él se reflejó la imagen de un Tenebris Talpa escondido entre unas macetas, aquel era un camaleón oscuro, con la habilidad de transformarse en cualquier cosa y desde tiempos inmemoriales fue utilizado como espía, es muy difícil de dominar, solo magos de alto rango son capaces de doblegar su instinto Sus afilados ojos apuntaban hacia ellos y era una señal de peligro, alguien había escuchado todo. Eleonora cerró sus ojos y simuló una fuerte pisada, el impacto de su pie contra el piso generó una vibración que viajó como una ola modificando toda la estructura de la casa hasta llegar al ser que yacía posado en lo alto de la medianera, antes de que pudiera escapar, este se vio arrastrado por la onda expansiva inversa que ese golpe generó y se desintegró.
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