José Bengoa - La comunidad sublevada

Здесь есть возможность читать онлайн «José Bengoa - La comunidad sublevada» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La comunidad sublevada: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La comunidad sublevada»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Hay momentos en que es posible y quizá necesario reunir textos que han sido escritos recientemente, junto a otros publicados y comentados, en algunos casos, con generosa opinión por lectores y amigos. Este es el caso de estos ensayos y crónicas. En la primera parte, «La comunidad abusada», reuní varios ensayos, especialmente uno sobre el «abuso», que inicia y ordena el conjunto del libro; otro sobre la «memoria», seguido de recuerdos personales y espero que colectivos, y un tercero sobre el «racismo contemporáneo» que corroe nuestras sociedades. La segunda parte, «La comunidad sublevada», son crónicas de la protesta y la sublevación del sur. Casi todas son inéditas. No hay un gran orden ni concierto, pero están escritas con mucho cuidado y, espero, belleza. Se combina en los recuerdos una cierta dosis de ficción, mucha pasión, que el lector sabrá distinguir o soportar. Casi todas son metáforas para acceder a las situaciones que estamos viviendo como sociedad, a esta verdadera sublevación cultural. Un lenguaje, según dice Gregory Bateson, con el cual se puede hablar con los ángeles, asunto sin duda de la mayor importancia, sobre todo en mi caso.
José Bengoa

La comunidad sublevada — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La comunidad sublevada», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

El comportamiento político de estos barrios se ha visto con extrema y preocupante claridad en las elecciones del nuevo proceso constitucional. En el primer caso fueron las tres comunas que en Chile se pronunciaron por el Rechazo a cambiar la Constitución. Luego votaron por “su gente” y finalmente ejercieron su “derecho a veto” en una elección suplementaria (segunda vuelta), en que mostraron una gran disciplina político-electoral desconocida hasta hoy. Son los herederos de la vieja hacienda.

La hacienda rural fue además el prototipo de esta relación edulcorada por el clientelismo y la religión de relaciones interclasistas aceptadas a la fuerza. La precarización del inquilino, su miseria material era suplantada por el favor patronal, el servilismo en las relaciones y el traspaso de responsabilidades al personal de vigilancia. La oligarquía en el Estado seguirá los mismos patrones de conducta, delegando la represión a los capataces.

En Chile además el domino oligárquico se nutrió de la “sangre derramada de la élite criolla”, siendo los “Héroes de la Concepción” el caso simbólico central, en que murieron en ese pueblito del altiplano un grupo de jóvenes y adolescentes hijos de la clase alta santiaguina. Esa imagen que en un momento tuvo una convocatoria general al conjunto de la población, que fue un llamado a construir una patria para todos, decayó de tal suerte que en una noche de trasnoche un grupo de jóvenes fascistas subió al cerro San Cristóbal y en un acto de antorchas y banderas nazis subdesarrolladas dieron su vida por el dictador Pinochet en el lugar conocido hasta hoy como Chacarillas. Hoy día esas acciones patrioteras no tienen sentido ni significado positivo, y, por el contrario, han perdido toda fuerza y quedado solamente como un cuento kitsch .

El Estado chileno se fundó en la estructura de la hacienda comandada por un señor/patrón y con la subordinación de las mujeres, en particular de las mujeres de los sectores campesinos y populares. Hacerse hombre , como en la película “Julio comienza en julio”, era ir a una casa de prostitución y tener relaciones sexuales con una “china”, o simplemente agarrarla por el campo. Producto de esto último prolifera la cantidad de niños “huachos” en Chile, situación que ha sido bien contada por Gabriel Salazar y otros autores, y no es siquiera necesario profundizar en ello.

Las clases medias del siglo XX remedaron —ciertamente con excepciones— esta figura patriarcal. No hubo grandes diferencias entre la derecha, centro e izquierda que adoptaron el mismo patrón cultural.

El señorío patriarcal llegó a su exaltación con la dictadura militar: mundo de autoridades masculinas, de hablar campechano e incluso prostibulario (la televisión estatal nunca ha mostrado más abiertamente el mundo revisteril, como parte de un mundo violento, grosero y represivo que en la década de los 80…).

Las políticas en favor de las “jefas de hogar” no criticaron la matriz patriarcal.

El patriarcalismo (“hacerse hombre”) repudia todas las formas de ser de la masculinidad, de la diversidad sexual, etc., muchas veces con violencia homofóbica…

Asistimos a una despatriarcalización de la sociedad chilena (con serias consecuencias de femicidios como reacción).

Hay una crítica, a veces iracunda, a las élites que gobiernan y han gobernado el país. Y no es menor. Esas élites en términos generales son las mismas de siempre, abuelos con los mismos nombres y apellidos, padres ocupando puestos públicos y apareciendo continuamente en los medios de comunicación, e hijos y descendientes en colocaciones privilegiadas. Se juega a las “sillas musicales” en que se cambian de la vida política a la económica con muy poco esfuerzo y en forma natural. Y ese síndrome de élites privilegiadas permeó absolutamente a buena parte de la Concertación de Partidos por la Democracia, que durante treinta años ha gobernado el país. No es demasiado difícil percibir que una persona que tenía el puesto de controlador de los sectores eléctricos por ejemplo en un gobierno, a su término, pasa a ser directivo de una empresa eléctrica. Lo mismo se da en casi todos los sectores.

Pero quizá lo que provoca más ira es la injusticia de la justicia. En los años pasados se descubrieron numerosos casos de “colusión” entre empresas, por ejemplo farmacéuticas que acordaban precios muy subidos a los remedios o —un caso grosero por lo que significa— empresas que producen el papel confort (como se llama en Chile al papel higiénico, es decir el papel con que las gente se limpia las partes innombrables). Se coludieron de la manera más ridícula, siendo descubiertos en bar de mala muerte, con celulares antiguos para no ser detectados, etc. Uno de los “ladrones del confort” pasó luego a ser el presidente de la sociedad que es dueña del club de fútbol más popular del país, Colo-Colo. Uno de los pillados en el abuso de los remedios, la colusión de las farmacias, fue premiado como directivo de la empresa de cobre estatal, Codelco. Y así se puede ver en decenas y cientos de casos, que son ampliamente conocidos por la gente joven especialmente a través de las redes, ya que los medios masivos abiertos por lo general no hablan de estas cosas. No nos cabe mucha duda de que se trata de un abuso manifiesto.

Esas personas por lo general poseen apellidos históricos en el país, de gran ascendencia hacendal. Son los descendientes de los “Señores y Rajadiablos” y se siguen comportando como ellos, incluso cuando los sorprenden en sus diabluras. Uno que otro cae en las manos de los aparatos de justicia y sus congéneres solidarizan con lágrimas en los ojos.66

Finalmente es necesario señalar que el comportamiento espacial histórico de la clase hacendal ha sido la autosegregación. Las “casas de hacienda” se fueron transformando en la zona central del país en verdaderos castillos amurallados. El Huique por ejemplo, la gran hacienda de los Presidentes de Chile, de los Errázuriz, Echeniques, etc. Tiene una entrada de altas rejas terminadas en puntas de lanzas (“las que les arrebataron a los indios”, según la imagen notable de José Donoso) y altas murallas de “adobe sentado” de fuertes dimensiones. Los patios interiores forman un enorme espacio cercado por tapiales y sobre todo segregados totalmente del resto de la hacienda. A ese espacio solamente podían ingresar los campesinos promovidos: el mayordomo que tenía su casa en el interior de ese espacio; los jardineros que entraban con el permiso del administrador obviamente, las mujeres de la cocina, en fin, el personal doméstico. ¿Cuál era el temor de los hacendados? Se ha especulado mucho sobre ello. Los bandidos, se decía. Los campesinos alzados, se podría pensar. Más bien había una mala conciencia de que la relación de dicha familiar en la hacienda (“formamos una gran familia, mis niños”, decía la señora del propietario) no era tan real. Parece que la dominación era frágil.

Esa idea culposa de la élite hacendal la ha conducido a dos fenómenos concomitantes. La endogamia es el primero y la segregación territorial es lo segundo. Allí han tratado de recuperar la estética hacendal: pastos, rejas, casas con tejas coloniales cuando se puede, mucho árbol; es decir, un ambiente urbano/rural en lo posible. La endogamia ha sido estudiada y es de evidencia para la mayor parte de los observadores, y la segregación se ha expresado de manera abierta en la última elección plebiscitaria en que se preguntaba si se quería o no cambiar la Constitución de Pinochet. Las comunas de Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea fueron las únicas del país (con excepción de una de la alta cordillera altiplánica) en que ganó la opción “rechazo”, en una expresión grosera de la segregación, de la lejanía de esas élites con el resto del país. Pero allí viven los retoños de las viejas élites hacendales, más quienes se han acercado a ellas y se han contaminado con sus costumbres.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La comunidad sublevada»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La comunidad sublevada» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La comunidad sublevada»

Обсуждение, отзывы о книге «La comunidad sublevada» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x