is dark cavern – in it is holy temples cherished.
Fed by pure ministers of love – let not the flame die out!”
(”¡Oh, que no muera la llama! Custodiada a través de las edades
en su oscura caverna – en sus templos sagrados custodiada.
Alimentada por puros sacerdotes de amor – ¡que no muera la llama!”)
Kybalión
“Imagina una lámpara hasta que la enciendas”
Roberto Juarroz
“De la no-realidad, llévame a la Realidad
De la oscuridad, llévame a la Luz
De la muerte, llévame a la Inmortal
Brihadaranyaka Upanishad. Tercer Brahmana.
“En Dios estaba la Luz
Y la Luz penetraba y envolvía a Dios,
Y Dios mismo era la Luz”
Evangelio de Juan
La luz identificada en casi todas las tradiciones con el espíritu, su superioridad se suele relacionar con la intensidad luminosa de ésta.
El color blanco de la luz alude a la síntesis de los siete colores del arco iris de la totalidad que representa, y en un paralelismo, las siete virtudes en el hombre. La luz es también energía cósmica, irradiación y fuerza creadora.
En la Tierra, la luz emerge por oriente y se pone por occidente, este hecho es muy probable que haya marcado el destino de los países orientales, en su labor por iluminar la mente del hombre. Psicológicamente, recibir la iluminación es adquirir la conciencia de unidad, de un centro de luz. Y esta luz siempre ha ocupado el trono de todas las grandes religiones. Veamos a continuación algunos fragmentos de escrituras sagradas como son el Bhagavad Gita (del hinduismo), el Zohar y el Génesis (del judaísmo) y el Evangelio (del cristianismo) y cómo en todos los textos se entrelaza la misma idea, una misma luz como origen de lo que hoy somos:
”En el principio…Dios dijo: Hágase la Luz”; Dios hizo vibrar Su deseo de crear, y la luz se manifestó: Él hizo nacer la vibración AUM del Santo Espíritu Inteligente, el cual devino manifestado en el plano objetivo como luz y sonido. De estas dos propiedades de AUM, en sus varias combinaciones, procede toda la creación externa. Las doce deidades luminosas mencionadas en esta estrofa reciben su luz y poder inmutables de AUM, el Espíritu Sagrado o Maha-Prakriti. Muchas de las escrituras se han referido a ellas como sustentadores eternos de la luz celestial, que es la fuente de todas las luminosidades”
The Bhagavad Gita. Capítulo X. “The infinite manifestations of the Unmanifest Spirit”. Verso 21. Pág. 782. Editado por Self-Realization Fellowship. 2005. Paramahansa Yogananda.
“Tened presente que el mundo fue creado por el Verbo unido al Espíritu Santo, tal como está escrito: Por la palabra (davar) de YHWH los cielos fueron hechos y por el soplo (ruah) de su boca, todos sus Ejércitos (Sal. 33:6). Con esto, las Sagradas Escrituras se refieren al Verbo y al Espíritu Santo; no se entiende uno sin el otro. Juntos, hacen nacer innumerables legiones de ángeles y de ejércitos celestes y todos ellos a un mismo tiempo.
Tened presente que cuando el Santo, bendito sea, quiso crear los mundos hizo surgir un rayo de luz oculta, el cual propagó inmediatamente una cantidad innumerable de luces visibles, siendo así creado el Mundo de Arriba. Las luces visibles del mundo de Arriba propagaron a su vez otros rayos de luz que el Arquitecto Celeste hizo más débiles, formándose así el Mundo de Abajo.
Siendo que el Mundo de Abajo está formado por una luz tenue que no proyecta ningún rayo de luz, necesita estar constantemente en comunicación con el Mundo de Arriba. A su vez, esta luz (del Mundo de Arriba) tiene la necesidad de unirse al mundo de aquí abajo. Pero esto no significa que proyecte sus rayos por estar unida Arriba y Abajo simultáneamente. Por esto dicen las Sagradas Escrituras: ¡Cuán numerosas son tus obras, YHWH! (Sal. 104:24), porque todo cuanto existe sobre la Tierra está formado a imagen del Mundo de Arriba. Ni el más ínfimo objeto de este bajo mundo carece de su equivalente en el Mundo de Arriba que lo rige”
El Zohar. El libro del esplendor (I, 156 a)
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.
Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz. Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad; y llamó Dios a la luz “día”, y a la oscuridad la llamó “noche”. Y atardeció y amaneció: día primero.
Dijo Dios: “Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras”. E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento, de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue.
Y llamó Dios al firmamento “cielos”.
Y atardeció y amaneció: día segundo.
Dijo Dios: “Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y déjese ver lo seco”; y así fue. Y llamó
Dios a lo seco “tierra”, y al conjunto de las aguas lo llamó “mares”; y vio Dios que estaba bien.
Dijo Dios: “Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto, de su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra”. Y así fue. La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla, por sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla dentro, por sus especies; y vio Dios que estaba bien. Y atardeció y amaneció: día tercero.
Dijo Dios: “Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche, y valgan de señales para solemnidades, días y años; y valgan de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra”. Y así fue.
Hizo Dios los dos luceros mayores; el lucero grande para el dominio del día, y el lucero pequeño para el dominio de la noche, y las estrellas; y púsolos Dios en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra, y para dominar en el día y en la noche, y para apartar la luz de la oscuridad; y vio Dios que estaba bien. Y atardeció y amaneció: día cuarto…”
Génesis 1
Orígenes del mundo y de la humanidad
Primer relato de la creación
“Del seno de la oscuridad nacerá la luz que nos permitirá ver lo que nos rodea. Y fue en ese momento cuando se aclaró el cielo y empezó a subir el Sol por el oriente”
Popol Vuh (libro sagrado Maya)
“En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre…”
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