Tienes que probar las nusstorte, con un capuchino, sabor a mazapán, toda una delicia.
—¡Qué cosa, todas exquisitas!
En el salón de ventas, había tanta cantidad de productos que no sabía qué probar, estaba fascinada.
—¿Cómo amarás tu vida profesional para dejar todo esto?
—Ha sido muy difícil para mí tomar la decisión, amo mucho la fábrica, es mi esencia. Al quedarse pensativo, sintió que lo incomodó con su pregunta, rápidamente cambió la conversación.
Al volver a la oficina Rose pregunta:
—¿Te ha gustado lo que fabricamos?
—¡Estoy encantada!, nunca pensé que pudiera haber tanta variedad en dulces, producen tantos productos tan exquisitos y con tanta carga histórica, he quedado anonadada, diría que todo es mágico un lugar idílico. Sonríe.
—Me gusta tu comentario, has entendido bien nuestro concepto, todo viene desde nuestros ancestros, se han mantenido a través de generaciones muchas recetas tradicionales.
—Nos vamos, mamá. Hablamos, Beky. Adiós, nos vemos.
—Rose, ¿qué información tienen de Cristina? Tengo miedo de que sea una casa fortunas o que lo lastime a Fredy.
—Todavía sigues enamorada de mi hijo, solo así puedo justificar lo que estás diciendo.
—Siempre imaginé que él volvería y sería su esposa. ¿Estará enamorado de ella?, para haberla invitado a su casa…
—Nos la presentó como a una amiga.
—Tengo miedo de que formalicen, ayúdeme, Rose.
—Te podría invitar una de estas noches a cenar en casa, respeto las decisiones de mi hijo, más que eso, no puedo hacer. Gracias por entenderme, sonríe.
—Sabes, al volver a casa me han llamado la atención los patios. Los Glandorpsgans y Füchtingshof, hay muchos, cuenta la historia en la Edad Media de la ciudad, la riqueza atrajo a demasiada gente, había una super población, se ordenó a sus habitantes que abrieran los patios, para que pudieran vivir los trabajadores más humildes temporalmente, hasta ubicarlos en otro lugar.
El comercio debe haber sido muy grande. La Liga pertenecía a más de 200 ciudades. Ahora comprendo por qué la emigración fue tan importante.
Lo miró, tomó suavemente su mano, sonrió, ¡me muero de deseos por saber cuál es la sorpresa, mmm, soy curiosa! Paciencia ya llegamos, al entrar a casa, saluda, está todo listo, Jean. Por supuesto, señor. Cámbiate, te espero a cenar.
Se sentía todavía molesta con el encuentro de conocer a Beky, no dejó de pensar en ello, sin embargo Fredy manejó bien la situación, mmm será mal educada o estará enamorada, eso creo.
Golpean, su puerta.
—Adelante.
—Señorita, se cambió para cenar, ¡está preciosa! Muchas gracias, Jean.
Estaba impactante con un vestido rojo, se ajustaba a su figura, un importante escote a la vez delicado y sutil.
—Vamos, la acompañaré, la espera el señor.
—¿No cenaremos con los demás? ¿Es una sorpresa?
—Disculpe, no puedo responder, dejaría de serlo..
Sonríe. ¡Ups! Continúe por el camino de velas, la llevarán.
La espera Fredy, impecable de traje, peinado al costado, lo hacía ver diferente, imponente y seductor. Mira sonriendo deslumbrada, muy bello, el salón es circular, al medio cuelga una araña de caireles, la luz era suave junto a las velas se reflejaban en los cristales de las copas, el aroma las flores, hacían un lugar muy mágico.
Está sorprendida, se acerca, lo abraza y agradece tan hermosa sorpresa.
—Es solo el principio de mis sentimientos por ti, hoy no fue un buen día para ti, el accidente con Beky, lo recompensaré.
—De qué me hablas, no lo recuerdo, solo este momento. Pensó: ¡quiero grabarlo en mi corazón! Emocionada lo besó, como nunca besó a nadie así. Él retiró la silla y se sentaron a cenar.
—Tus padres –preguntó.
—Les avisé que nos disculparan, mi padre no se siente bien, cenarán en su habitación, no sabes, ¡cómo está, me preocupa!, me angustia, no poder convencerlo de que estará mejor en el Hospital.
—Comprendo, toma su mano para tranquilizarlo.
—Degustaremos papas con crema de arenque, sopa de pescado y he pedido que preparen salmón a la crema exquisito. Bebieron vino espumante, las burbujas sacaron la parte más divertida de cada uno de ellos, trataron de olvidar su desasosiego.
Se los escuchaba conversar entretenidos.
—Eres cómico al relatar tus aventuras.
—Nunca pensé que eras tan divertida.
Conversaron de todo, rieron, como si se conocieran de toda la vida. Las velas se consumían.
—Tengo un poquito de frío, la llevó junto al fuego, tomó una frazada para cubrirla, ella lo abrazó, se besaron apasionadamente, mirándola a los ojos soltó sus cabellos apretándola junto a su cuerpo, bajó la cremallera de su vestido, retiró cada prenda sin dejar de besarla, ardieron junto al fuego de la chimenea.
Cristina, al volver a su habitación, sintió culpa, a la vez felicidad, no podía dejar de pensar en esa noche maravillosa, todavía sentía sus labios sobre su piel, su boca semidormida de tanto besarse, cerró sus ojos quedándose dormida.
CAPÍTULO 6
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