Cuando le preguntaban a Picquart sobre su proceder —por qué sus esfuerzos para desvelar la verdad que exoneró a Dreyfus, poniendo en riesgo su carrera y su libertad— su respuesta era sencilla y siempre la misma: “Porque era mi deber”.
El caso Dreyfus polarizó a la nación y asombró al mundo. No obstante, para mí, su aspecto más intrigante es el héroe improbable, el coronel Picquart. Al igual que sus colegas, Picquart tenía razones para creer en la culpabilidad de Dreyfus. No confiaba en los judíos y le desagradaba Dreyfus como individuo. Además, sabía que si revelaba la inocencia de Dreyfus, el precio sería muy alto: un escándalo desproporcionado para el ejército y un revés en su propia carrera por haber causado el escándalo. Pero a diferencia de sus colegas, esos motivos no distorsionaron su capacidad de distinguir entre la verdad y la mentira, lo posible y lo imposible.
El proceso en el que Picquart cayó en la cuenta de la inocencia de Dreyfus es un ejemplo asombroso de lo que los científicos cognitivos denominan razonamiento motivado por la precisión . A diferencia del razonamiento motivado direccional que evalúa las ideas preguntando: “¿Puedo creerlo?” o “¿Debo creerlo?”, el razonamiento motivado por la precisión evalúa las ideas preguntando: “¿Es cierto?”.
Cuando Picquart buscó evidencia adicional contra Dreyfus, esperando encontrarla, no descubrió nada convincente. Cuando analizó la caligrafía de Esterhazy, reconoció el parecido con el oficio que supuestamente había escrito Dreyfus. Cuando le ofrecieron un pretexto conveniente para explicar la nueva evidencia (“Seguramente entrenaron al espía para imitar la caligrafía de Dreyfus”), no lo aceptó pues le pareció poco plausible. Y cuando estudió el archivo de evidencia contra Dreyfus, que siempre había asumido como condenatorio, se dio cuenta de que no lo era para nada.
Si el razonamiento motivado direccional es equivalente a ser un soldado que combate la evidencia amenazante, el razonamiento motivado por la precisión es equivalente a un explorador que dibuja un mapa de un paisaje estratégico. ¿Qué hay pasando esa colina? ¿Aquél es un puente que cruza el río o mis ojos me engañan? ¿Cuáles son todos los peligros, atajos y las oportunidades? ¿Sobre qué aspectos necesito más información? ¿Qué tan confiable es mi información?
El explorador no es indiferente, puede aprender que el camino es seguro, que su contraparte es débil o que hay un puente ubicado convenientemente en donde necesita cruzar el río. Pero ante todo, quiere aprender lo que le espera, no engañarse dibujando un puente en su mapa si en la vida real no lo hay. Tener mentalidad centinela implica querer que tu “mapa” —la percepción propia y el mundo— sea lo más preciso posible.
Desde luego, todos los mapas son simplificaciones imperfectas de la realidad, como bien lo sabe un explorador. Buscar un mapa preciso implica ser consciente de los límites de tu conocimiento, identificar las regiones del mapa particularmente incompletas o quizás erróneas. Siempre estar dispuesto a cambiar de opinión frente a nueva información. A partir de la mentalidad centinela, tus creencias no se ven “amenazadas”. Si descubres que te equivocaste, genial, mejoraste tu mapa y es un beneficio.
LA MENTALIDAD ES DECISIVA PARA EL JUICIO
La vida consiste en tomar decisiones subjetivas, y cuanto más evites distorsionar tu percepción de la realidad, mejores serán.
La mentalidad centinela evita que te engañes sobre cuestiones difíciles que acostumbramos a racionalizar, como: ¿Debo de hacerme estudios para averiguar si tengo esa enfermedad? ¿Es hora de renunciar o sería darme por vencido demasiado pronto? ¿Acaso esta relación mejorará? ¿Qué tan probable es que mi pareja cambie de opinión sobre tener hijos?
En el ámbito laboral, estas preguntas difíciles podrían incluir: ¿De verdad tengo que despedir a ese empleado? ¿Cuánto necesito prepararme para la presentación de mañana? ¿Es mejor para mi empresa que recaude fondos? ¿De verdad necesito seguir mejorando este producto antes de sacarlo al mercado o estoy buscando motivos para no dar el siguiente paso?
La mentalidad centinela nos motiva a cuestionar nuestras conjeturas y poner a prueba nuestros planes. Sin importar si estás proponiendo una presentación para un producto o una maniobra militar, plantearte “¿cuáles son las probabilidades de que esto no salga bien?” te permite reforzar tu plan con anticipación y hacerle frente a todas esas contrariedades. Si eres médico, implica contemplar diagnósticos alternativos antes de confirmar tu primera propuesta. Un médico clínico se preguntaba —si, por ejemplo, sospechaba que un paciente tenía neumonía—, “¿Si no es neumonía, qué más podría ser?”. 9
Incluso los empleos que a simple vista no dependen de tener una mentalidad centinela suelen hacerlo, si los analizas de cerca. La mayoría relaciona la abogacía con defender o pelear por una de las partes, lo cual suena a mentalidad de soldado. Pero cuando un abogado elige sus casos y se prepara para ir a juicio, debe ser capaz de hacerse una idea precisa de las fortalezas y debilidades de su caso. Si sobreestimas a tu parte te espera un despertar duro en el tribunal. Por eso los abogados con amplia experiencia suelen asegurar que las aptitudes más importantes que tuvieron que aprender en el transcurso de su carrera profesional son la objetividad y el escepticismo propio. Como ha afirmado un prominente abogado: “Cuando eres joven, tienes tantas ganas de ayudar a tu cliente que te convences de que no hay incertidumbres, incomodidades ni obviedades que estás ignorando…”. 10
Al relacionarnos con otras personas creamos narrativas independientes que parecen hechos objetivos. Lo que para una persona es: “Mi pareja me está ignorando fríamente”, para otra es: “Estoy siendo respetuoso y dándole espacio”. La “autenticidad” de una persona puede ser una “falta de respeto” para otra. Tener la disposición de contemplar otras interpretaciones —o simplemente creer que puede haber otras interpretaciones razonables además de la propia— exige una mentalidad centinela.
Si eres la clase de persona que acepta la verdad, incluso si es dolorosa, animas a las personas a ser honestas contigo. Puedes decir que quieres que tu pareja te comunique cualquier problema en su relación o que quieres que tus empleados te compartan sus problemas en la empresa, pero si cuando escuchas la verdad respondes a la defensiva o eres agresivo, es probable que no la vuelvas a escuchar. Nadie quiere ser el mensajero que acaba mal.
MENTALIDAD DE SOLDADO |
MENTALIDAD CENTINELA |
Razonar es un combate defensivo. |
Razonar es como dibujar un mapa. |
Decidir qué creer planteando: “¿Puedo creerlo?” o “¿Debo creerlo?”, según los motivos. |
Decidir qué creer planteando: “¿Es verdad?”. |
Descubrir que te equivocaste implica una derrota. |
Descubrir que te equivocaste implica revisar tu mapa. |
Buscar evidencia para fortalecer y defender tus creencias. |
Buscar evidencia para que tu mapa sea más preciso. |
Conceptos relacionados: razonamiento motivado direccional, racionalizar, negación, autoengaño, ilusión. |
Conceptos relacionados: razonamiento motivado por la precisión, buscar la verdad, descubrimiento, objetividad, honestidad intelectual. |
El centinela y el soldado son arquetipos. En realidad, nadie es un centinela impecable, así como nadie es un soldado puro. Fluctuamos entre mentalidades en un solo día y de un contexto a otro.
Un inversionista puede ser centinela en el trabajo, poniendo a prueba sus suposiciones y descubriendo que se equivocaron con respecto al mercado… y después volver a casa y ser un soldado en su vida personal, reticente a reconocer los problemas en su matrimonio o a contemplar la posibilidad de que podría equivocarse. Una emprendedora podría adoptar la mentalidad centinela mientras habla con una amiga sobre su empresa, pensando en voz alta si su plan es un error… y después ser un soldado al otro día en la oficina, defendiendo su plan, por instinto, cuando su socio la critica.
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