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Créditos Colección dirigida por Luis López González © SAN PABLO 2021 (Protasio Gómez, 11-15. 28027 Madrid) Tel. 917 425 113 - Fax 917 425 723 E-mail: secretaria.edit@sanpablo.es - www.sanpablo.es © Francesc Torralba Roselló 2021 Distribución: SAN PABLO. División Comercial Resina, 1. 28021 Madrid Tel. 917 987 375 - Fax 915 052 050 E-mail: ventas@sanpablo.es ISBN: 9788428560573 Depósito legal: M. 5.368-2021 Impreso en Artes Gráficas Gar.Vi. 28970 Humanes (Madrid) Printed in Spain. Impreso en España Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio sin permiso previo y por escrito del editor, salvo excepción prevista por la ley. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la Ley de propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal). Si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos – www.conlicencia.com ).
Prólogo
Excursión etimológica
La humildad no es el complejo de inferioridad
La humildad no es sumisión
Humildad e imperfección
Humildad y pusilanimidad
Las fronteras de uno mismo
Experiencia y narración
Otear el horizonte
La cultura de la gratitud
Reírse de uno mismo: el humor
Alegato contra la humildad
Modestia y humildad
La búsqueda de la sabiduría
Parientes del humus: la compasión
La audacia de preguntar
Fundamento del perdón
Lo transitorio y la humildad óntica
Desasimiento y liberación
Soltar: la serenidad
El descentramiento del yo
Andar en la verdad
Barruntar el Misterio
Epílogo
Bibliografía
Biografía del autor
Notas
Colección dirigida por Luis López González
© SAN PABLO 2021 (Protasio Gómez, 11-15. 28027 Madrid)
Tel. 917 425 113 - Fax 917 425 723
E-mail: secretaria.edit@sanpablo.es - www.sanpablo.es
© Francesc Torralba Roselló 2021
Distribución: SAN PABLO. División Comercial
Resina, 1. 28021 Madrid
Tel. 917 987 375 - Fax 915 052 050
E-mail: ventas@sanpablo.es
ISBN: 9788428560573
Depósito legal: M. 5.368-2021
Impreso en Artes Gráficas Gar.Vi. 28970 Humanes (Madrid)
Printed in Spain. Impreso en España
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio sin permiso previo y por escrito del editor, salvo excepción prevista por la ley. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la Ley de propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal). Si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos – www.conlicencia.com).
Toda crisis es una cura de humildad. Duele, pero, a su vez, libera. Por un lado, duele porque a nadie le complace reconocer su impotencia, su fragilidad y su incapacidad; pero, por otro, libera del mito de la autosuficiencia. Cuando irrumpe la crisis, caen las falsas imágenes, los constructos idealizados, las visiones hiperbólicas de uno mismo y uno se percata de quién es y de qué está realmente hecho.
Las crisis, sean de carácter colectivo o personal, sean sustantivas o accidentales, espirituales o materiales, ponen de manifiesto la fragilidad humana. Cuando uno padece una crisis siente que se ha metido en un atolladero del que no sabe cómo salir.
Experimenta vértigo, miedo, ansiedad, angustia, tristeza e impotencia, pero, a su vez, la misma situación le obliga a activar lo que los filósofos medievales llamaban las potencias del alma . Debe agudizar su ingenio, activar la imaginación, la cooperación con los demás, refrescar la memoria de otras situaciones críticas vividas anteriormente y, sobre todo, la voluntad de superación.
En este sentido, toda crisis, también la que estamos padeciendo colectivamente, puede desembocar en una revelación, en un momento de lucidez, en el principio de una historia diferente. Existe, también, la posibilidad de que ocurra lo contrario, de que sea ninguneada, de mirar a otro lado para no tener que cambiar nada, para no alterar ni un ápice el propio estilo de vida.
Las crisis nos ubican en un territorio desconocido, nos obligan a emigrar de la rutina, siempre cómoda, para tantear un ámbito completamente nuevo. Ello nos permite tomar conciencia de las propias fuerzas y activar los recursos latentes en nuestro propio ser.
Nuestro objetivo, en este libro, no consiste en analizar los distintos modos de reaccionar a una crisis, sino en explorar, filosóficamente, la virtud de la humildad, porque partimos del suppositum de que toda crisis constituye una extraordinaria ocasión para descubrir esta cualidad humana básica y para cultivarla.
Cuando los planes que habíamos esbozado no prosperan, cuando las expectativas se frustran y debemos rehacer el camino para explorar alternativas, nos damos cuenta, de un modo diáfano, de que no tenemos el futuro bajo control, de que la realidad nos supera, de que estamos embarcados en un mundo que está más allá de nuestra voluntad. Llana y claramente nos damos cuenta de que el mundo que habitamos no nos pertenece y el futuro mucho menos.
Emerge, entonces, el sentimiento de pequeñez. Experimentamos lo que el místico trapense, Thomas Merton (1915-1968), denomina nuestra irrelevancia cósmica , nuestra insignificancia en la historia del cosmos. Sentimos que no somos nada o que somos muy poco. Ello puede conducirnos a una profunda crisis de autoestima, incluso a una forma de autodesprecio o de autoodio, pero también a descubrir una cualidad profundamente humana, la humildad.
La humildad no es una virtud cardinal. No forma parte de las cuatro excelencias del carácter que ya avistó Aristóteles (384 a.C.-322 a.C.), en la Ética a Nicómaco . De hecho, en el tratado de las virtudes aristotélico ni siquiera se contempla la humildad. Tampoco en los tratados medievales es considerada como virtud cardinal.
No ocupa el lugar de privilegio que tienen la justicia, la fortaleza, la templanza o la prudencia. Tampoco está dentro de la trinidad de las virtudes denominadas teologales, la fe, la esperanza y la caridad y, sin embargo, juega un rol decisivo en las tradiciones monásticas medievales, especialmente en la Regla de san Benito de Nursia (480-547), en la devotio moderna y en las corrientes espirituales de los siglos XIX y XX.
Hay que reconocer que la humildad tampoco constituye un valor preeminente de la modernidad y, mucho menos, de la llamada postmodernidad .
No se cuenta entre los valores axiales de la Revolución francesa (1789): la libertad, la igualdad o la fraternidad. Más bien se sitúa en la esfera del Medievo y se comprende como un valor que presupone, necesariamente, el reconocimiento de un Ser superior, frente al cual, se pone de manifiesto la insignificancia de la condición humana. No forma parte de los valores propios de la denominada modernidad filosófica, valores como la emancipación, la crítica, la audacia, la racionalidad práctica o la autonomía de la voluntad frente a la heteronomía. Con facilidad es considerada como una virtud premoderna, arcaica, impropia de nuestro tiempo.
Sin embargo, como trataremos de mostrar, la humildad es una virtud perenne, una cualidad básica del ser humano que trasciende culturas, tradiciones espirituales y períodos históricos. No pertenece, en exclusiva, a ningún cuerpo moral, tampoco a ninguna tradición espiritual. Aun así, es imprescindible reconocer su poso judeocristiano, puesto que la gran mayoría de aproximaciones occidentales a la naturaleza de esta virtud se nutren de la tradición bíblica.
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