Una figuración, un suceso,
que dejó a ambos exhaustos,
sin mucho que decirse,
salvo lo que sus ojos decían,
salvo lo que la vocal recogida de sus sexos decía,
salvo lo que el amor sin amor decía.
Contra lo imaginado,
no sintió culpa o vergüenza alguna,
así a los ojos de Dios (que está en todas
partes) hubiera faltado.
Así a los abotagados ojos de Dios
(gran crustáceo surcando las aguas
de mares hechos de aburrición y fastidio)
hubiera velado su vida.
Pero tenía veinte años,
y era hora de aliviar el alma (y el cuerpo)
de cuanta porquería se había echado encima,
hora de respirar nuevos aires,
aquellos que tan memorable día le traían.
Había hecho suya a una mujer,
a la más carnal y deleitosa de las hetairas,
a la pequeña ramera que sería siempre su ramera
cada que del amor terreno se tratara,
y esto cambiaba su vida.
No era la muerte un pensamiento
que le preocupara
demasiado
era joven
y aún restaba el pabilo
de los años mozos
su fácil inconsciencia
la vida había que vivirla
hasta el borde
volverla una historia
con muchas historias propias
y dentro
de ellas la esencial
cómo claudicamos siempre ante la tentación de Afrodita
cómo nos ciegan hasta vencernos sus resplandores maritales
una ilusión ¡ay!
que la impaciente marcha del tiempo
con su color de luna caída
convierte luego en una broma
en un engaño
de repente llega la época
en que como a moscas
te toca ver caer a padres amigos
conocidos
tu pequeño mundo
y ya nada es lo mismo
dolor tristeza ensimismamiento
lo único real es la muerte
dicho de otro modo
es la muerte esta dama enlutada
que no deja ver su rostro
y ahora ocupa tus pensamientos
la que de pronto torna irreal todo
un día soñé con mi padre
caminábamos por el borde de un lago
donde nos habíamos citado
para hablar de algunos asuntos
todavía pendientes después de su muerte
vestido de sport sin sombrero
tenía mi misma edad
lo que me incomodaba
pues me parecía que hurtaba lo que no era suyo
además un destello de incredulidad
asomaba en sus ojos
como si dudara de mi existencia
y el muerto fuera yo y no él
lo que hacía aún más inverosímil nuestra conversación
“fue una tristeza que te me anticiparas” me dijo
“¿es un chiste?” respondí descompuesto
… “ya hace tres años de lo tuyo
aquél horrible accidente de trabajo
¿lo has olvidado?” continúe
entonces
me miró compasivo
desde una inesperada lejanía
que ahora se lo llevaba a la fuerza
mientras murmuraba por lo bajo
que lo mío
le había partido el alma
pues no hay dolor más grande
que la muerte de un hijo
y que aunque siguiéramos discutiéndolo
–recalcó– no dejaba de ser una alegría
volverme a ver
así fuera en sueños
y ya no oí más
porque una densa niebla lo envolvió
llevándoselo a los encogidos
verdores de otros paisajes
El viaje es la vida
así no se salga del lugar natal
basta mirar el mapa intrincado
que fabrican los días
para darse cuenta
cuán nómadas hemos sido
cómo la aventura
que nos aleja de casa
por rutas que son también
una odisea
(pensamientos hechos e instantes
que son una posibilidad
entre otras muchas otras
de tejer un destino
y de darle al mundo una forma)
un día nos reclama volver
Sucesos en los que
atraídos por magas descomedidas
(la tentación es mucha)
es probable que se termine haciendo compañía
en algún momento
a los cerdos en el corral
O en que –a las puertas de la vejez
que es el peor de los exilios–
por gracia de un día pleno de divinidades
compasivas
un mar de náufragos te arroje a playas
donde núbiles muchachas
sueñan con varones llegados de lejos
adivinando entonces
en los ojos de esa joven
que no te pierde la mirada
en su belleza capaz de perturbar tus horas
de ahora y las que te quedan
una disposición una entrega
que no sin vanidad aceptas
al menos de momento
al menos mientras la sorpresa de avistar
de nuevo al amor entre tus asuntos
pasa
si esto es posible
que el amor pase que no pasa
un don un albur que de nuevo se te ofrece
por privilegio de la vida
y que te sume sin embargo
en el más oscuro doloroso frío desasosiego
pues no es de viejos ir correteando tras Afrodita
por predios que no sean los de la medida y el buen juicio
lo que añadirá a tus cobardías
el inexperto consuelo de otra cobardía más
que es como se sabe un mar
del cual
nadie se salva.
Ella fue amada
en lugares donde el amor
no prende fácil
como el borde de un risco
con el mar abajo
rabioso
trayendo ruina
Ella fue amada
en un baño público a la hora
en que la ciudad empalidece
y el vivir se cubre
de vampiros
Ella fue amada
en un jardín diezmado
por los deshechos de cientos de agujas hipodérmicas
por la mancha aceitosa de un buque tanque volcado
Ella fue amada
en un vagón desprendido de un tren carbonífero
que escapaba a la vengativa cercanía del cielo
ella fue amada
sobre las flores carcomidas por la lluvia
de una fosa común
ella fue amada
en suburbios de niebla enfermiza
donde sus pezones saltaron como botones de primavera
que la misma primavera no esperaba
ella fue amada
por un galán en llamas
(el último de los sobrevivientes)
bajo el más crudo temporal
en lugares donde el viento alcanzaba
los 140 km/hora
ELLA FUE SIEMPRE AMADA
Lo sientes
un calorcillo
como si de repente
se encendiera un papel en tus manos
y la llama te envolviera enseguida
atrapándote
Alguien a quien el amor iluminó
como las velas alumbran el pedestal de un santo
Es un decir
pero bastó que ELLA apareciera un día
para que los censores
convirtieran químicamente
la cercanía
en materia inflamable
en un papel que se levanta en el aire
al arder
No había manera de llamarla
una desconocida
como si ya estuviera previsto
en las oscuras inhumanas leyes
que mueven el oleaje del universo
todo en mí decía conocerla
¿Unos juguetes entonces de la naturaleza?
La mujer soñada y el príncipe azul
(verde o amarillo)
el elemento químico
la cadena biológica
funcionando para que las cosas sean
como son
Igual sucede con los caracoles y los pulpos
si a eso vamos
Aquel día ardí como una ciudad
al paso de un bombardero
(Ardía la verdad cada que mi olfato aguzado
descubría el cúmulo de opciones
con que la naturaleza se regala
y juega al amor –ese es su negocio–
así un día
las limitemos a una sola
¡La elegida!)
¡Ay! el olor que nos atrae
entre esa feroz jungla de olores
que es la existencia
¿cómo llamarlo una perdición?
Sucede igual con las arañas y las serpientes
sólo que ellas no se detienen en compromisos
ni ceremonias y olvidan pronto
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